
La resiliencia es la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades, aprender de ellas, superarlas y conseguir un cambio o beneficio para mejorar. ¿Es la mujer más resiliente que el hombre? ¿Por qué se dice que somos buenas para los malos momentos? ¿Qué nos hace reaccionar sin derrumbarnos y esforzarnos para salir adelante?
Quizá la respuesta a todas estas preguntas sea el que hemos tenido que luchar y esperar para conseguir llegar a cada una de las metas que nos hemos propuesto: para conseguir la igualdad de oportunidades.
Es como si saliéramos a una carrera con un coche con menos gasolina y cuyo depósito tuviera alguna fuga.
Esas dificultades nos han hecho fuertes, que no duras; nos han hecho flexibles y de fácil adaptación a los cambios imprevistos; nos han hecho tener empatía valorando situaciones y actuaciones poniéndonos en el lugar de otras. Solo con voluntad y optimismo se consiguió el derecho al voto. Nos gusta ayudar y esto es lo que más nos ayuda a nosotras mismas. Somos imaginativas, creativas, proactivas, con iniciativa y resolución.
Debemos motivar a las jóvenes para que cultiven una sana y legítima ambición de prosperar
Pensamos que las cosas irán bien a pesar de los contratiempos y las frustraciones y trabajamos para conseguirlo.
Pero… ese mayor esfuerzo, ese altísimo nivel de exigencia probablemente también nos deja exhaustas, agotadas para poder reconocer nuestra valía, para tener una mejor disposición cuando negociamos nuestros ascensos o retribuciones, para hacernos visibles en todos los ámbitos y ocasiones y para ambicionar una mejor posición en la sociedad y en el mercado laboral.
En algunas ocasiones no nos compensa el seguir luchando y nos conformamos con lo conseguido sin esperar nada más, al considerar que es suficiente. Pero cada vez con más frecuencia, y sobre todo las más jóvenes, esperan que el camino sea más fácil, que se valoren nuestras capacidades y que sea normal el acceder a puestos y reconocimientos más que merecidos. En este momento en el que todo el mundo habla de la búsqueda de mujeres para acceder a los consejos de administración, de la necesidad de que mujeres lleguen a la alta dirección de las organizaciones, no deberíamos olvidar y tenenemos que enfatizar que para nosotras no tiene que ser más difícil. ¡Tiene que ser igual!
Y, probablemente y de manera eventual, se tendrán que utilizar palancas que hagan esto posible.
Por ello pedimos no solo que se capacite a las mujeres para escalar en las organizaciones e instituciones y que se motive a las jóvenes para que tengan una sana ambición legítima, sino que también lo que resulta esencial es que se ponga un foco, con luz potente, en todas estas mujeres resilientes que ya pueden ser consideradas como candidatas para cualquier puesto que les haga llegar a lo más alto de su carrera profesional.