
El ejercicio pasado constituyó un annus horribilis para los dividendos debido a las cancelaciones de pagos o incluso a su prohibición, como ocurrió en el sector bancario europeo.
La situación continúa siendo difícil en 2021, dado que los desembolsos se harán con cargo a 2020, un año en el que los beneficios se derrumbaron, y la rentabilidad por dividendo en índices como el Ibex ha descendido sensiblemente (del 4,2 al 2,8% en 12 meses). Sin embargo, en bolsa española aún es posible cazar valores que rentan por encima del 5% y, en el mercado europeo hay incluso la posibilidad de superar el 7%. Sin duda, el impacto de la crisis en las empresas es todavía incierto pero la posibilidad de hallar dividendos atractivos dejó de ser una misión imposible.