Opinión

Oportunidades ante el Brexit

Europa tiene ante sí un año clave por muchas más razones que el Brexit

¿Importa tanto si se resuelve ahora la fórmula Brexit? En el espíritu "contra reloj" para establecer las pautas de desvinculación del Reino Unido de la Unión Europea, es fácil sumergirse en los detalles que impiden o permitirían un acuerdo formal en lo poco que queda del 2020 y perder de vista la dinámica más amplia y de largo alcance en la que esta tesitura se encuadra.

En el 2016 en sendos lados del Atlántico se abrieron dos importantes frentes de incertidumbre con implicaciones mucho más amplias que sus ámbitos geográficos directos. A un lado, el referéndum que lanzó el proceso "Brexit" dejaba una gran incógnita sobre la fórmula de escisión. Al otro, la victoria de Donal Trump en el "electoral college" (mientras perdía la totalidad del voto) traía el interrogante sobre si las peculiaridades del personaje se diluirían o se acentuarían con su llegada a la Casa Blanca.

Ya (casi) sabemos cómo se han resuelto: no hay un acuerdo formal sobre la situación post-Brexit; y el desatino egocéntrico de Trump ha ido a más, llegando a un punto álgido en estas semanas en las que se enfrenta a la llegada de la presidencia de Joe Biden. Las nuevas incógnitas para el 2021 pueden parecer menos rompedoras, pero al despejarse podrían tener consecuencias globales mayores de las que surgieron en el 2016 y marcar el rumbo global de esta década.

Un acuerdo apresurado y con muchas salvedades puede resultar casi tan incierto como una falta de acuerdo

En cuanto al Brexit parece que lo que veremos será un aria sin partitura, pero el tema seguirá vibrante. Por un lado, medidas unilaterales (o discretamente concertadas) de contingencia llenarán transitoriamente los huecos que quedan a falta de un acuerdo formal completo, dado que la realidad no puede basarse solamente en ausencias u omisiones. Por el otro lado, la multitud de huecos a llenar y de variaciones sobre formas de desvinculación indica que se ha sustituido lo que parecía ser una incertidumbre "al por mayor" con gran número de incertidumbres "al por menor".

Lo curioso es que más allá de la situación inmediata puede que dé igual tener ahora mismo un acuerdo o no. Un acuerdo apresurado y con muchas salvedades puede resultar casi tan incierto como una falta de acuerdo. El acceso recíproco (aunque asimétrico en la cuantía) a distintos segmentos de mercado planteará una serie elástica de incógnitas que afectará a cadenas de suministro y a otros muchos flujos de bienes, servicios y datos. Además de limitaciones de acceso a mercados, los servicios financieros y la compleja trama de regulaciones, acuerdos y normativas y prácticas quedarán particularmente vulnerables a la incertidumbre. Según se vayan manifestando problemas inesperados (o minusvalorados) habrá cada vez más medidas transitorias que prolongarán este periodo.

Al otro lado del Atlántico, la incertidumbre más inmediata y en candelero tiene que ver con el control del Senado en Estados Unidos y las implicaciones que dos elecciones en víspera de Reyes en el estado de Georgia tengan sobre la capacidad de maniobra del presidente Biden. Pero también en ese caso la resolución puede tener mucho menos impacto en la trayectoria política de lo que parece. Un Senado en el cual la mayoría—sin importar qué partido la tenga—depende de los votos de un par de senadores de talante independiente no representa ninguna resolución duradera.

Sin olvidarnos de los efectos duraderos de la pandemia del 2020—que van desde la aceleración de la adopción de tecnologías digitales y la acumulación de deuda hasta la exacerbación de desigualdades y expectativas sociales—las incógnitas con las que va a comenzar el 2021 hay que plantearlas en el contexto global en el que se encuadran tanto Brexit como la Casa Blanca.

Hay muchas más dinámicas importantes, pero si aquí y ahora solo podemos tratar una, ésta tiene que ver con el impacto de un mundo post-Brexit y post-Trump en las dinámicas geopolíticas y geoeconómicas. La preocupación con las incertidumbres del momento en ambos lados del Atlántico no debe distraernos de la incógnita global fundamental que tiene que ver con la capacidad de cooperación (sobre todo en momentos de crisis), la importancia de recrear un entorno de confianza intergubernamental y la puesta en valor de los organismos multilaterales.

Una oportunidad, que en el contexto del Brexit y Biden se le ofrece a Europa y que ahora oculta las incógnitas más inmediatas, es la de pasar página de un periodo de mínimos que concluye con un 2020 donde el G7 estuvo presidido (ya que no liderado) por Estados Unidos y el G20 por Arabia Saudita. En el 2021 el G7 estará presidido por el Reino Unido y el G20 (con mucho que mejorar y reformar) por Italia. La forma en cómo se utilicen estas dos oportunidades—también para revitalizar la relación transatlántica—tendrá implicaciones para el resto de la década. No las desaprovechemos.

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