
En el PP "nos crecen los enanos, pero el problema es que somos nosotros quienes les alimentamos para que crezcan". Con estas palabras, tan definitorias como rotundas, explicaba un exdirigente popular la trayectoria de un partido que parece condenado a ver como cuando más apurados están Sánchez y sus socios de gobierno, acorralados por las investigaciones judiciales y el desgaste de su pésima gestión de la economía y la pandemia, siempre aparece un nuevo escándalo de corrupción o de confrontación, que les coloca en el ojo del huracán público y mediático, mientras difumina los escándalos y la incompetencia del inquilino de la Moncloa y sus mariachis.
Así ocurrió con el fulminante cese de Cayetana Álvarez de Toledo y ocurre ahora también con la resurrección del caso Kitchen por el supuesto espionaje al extesorero Luis Bárcenas con fondos del Ministerio del Interior. Asunto que voces autorizadas del PP reconocen ya como "un acumulado de delitos con horizonte de cárcel para varios de los investigados y que constituye un daño irreparable para Pablo Casado".
En el PP admiten ya que la deriva del caso Kitchen apunta a "un horizonte de cárcel" para varios de los investigados y constituye "un daño irreparable para Casado"
Es evidente, como expone el propio líder de los populares, que en aquellas fechas él era sólo diputado por Ávila y casi con absoluta seguridad ni conocía ni sospechaba los posibles manejos de Interior. Pero, a su pesar y admitiendo su inocencia en este caso como en Gürtel, hay hechos que le mantienen unido a ambos procesos, como es su nombramiento como vicesecretario de Comunicación y portavoz del partido por Rajoy en el año 2015, año en que todavía se fechan las investigaciones sobre Kitchen y que meses antes había sido designado portavoz para los generales y autonómicas.
A ello se añade que, más de dos años después de su elección como presidente del PP ha sido incapaz de cumplir sus objetivos de regeneración, al menos a ojos de la opinión pública y la publicada, que no ha sabido coser los jirones abiertos en aquél congreso extraordinario, que barones y pesos pesados del partido admiten la "debilidad" del liderazgo de Casado y cuestionan la competencia del equipo de dirección de Génova con su secretario general a la cabeza, para llevar las riendas de la formación y la estrategia de comunicación que sigue siendo tan ineficaz como poco convincente.
Caída en la intención de voto del PP, hasta el 20,3% y sólo 86 diputados, dos menos que los actuales, frente al 27% del PSOE
El mismo equipo de dirección que no percibe, o no quiere percibir, que lo que se esconde tras estas operaciones de acoso y derribo del PP es el objetivo de Sánchez, con la colaboración inestimable de la Fiscalía del Estado, para destruir al Partido Popular y encumbrar a Vox, a sabiendas de que la derecha extrema nunca podrá ser alternativa y así perpetuarse en el poder.
De momento, los resultados del último Electopanel, del 13 de septiembre, reflejan ya los primeros efectos del "caso Kitchen", con una fuerte caída del PP, hasta sólo 86 diputados y una intención de voto de sólo el 20,3 por ciento, frente al 27 por ciento del PSOE y el 16,6 por ciento de Vox que sigue acerándose a los populares. Datos a los que las citadas voces del PP añaden el "ultrasilencio de Aznar", que consideran "un certificado".
Y frente a esta operación de acoso y derribo Casado, como el avestruz, responde escondiendo la cabeza, cuando la situación exige contundencia y contraatacar con las mismas armas y la "guerra sucia" que utiliza un enemigo que tiene muchas vergüenzas que ocultar. Ahí está el silencio cómplice con el robo del dinero de los parados en Andalucía, el mayor caso de corrupción de los juzgados en España, o la presencia en el Ejecutivo de ministros que ocupaban consejerías en aquella Junta gobernada por los condenados Chaves y Griñán. El mismo Sánchez que, en un ejercicio de extrema hipocresía mantiene a un vicepresidente investigado por delitos más graves que los que él esgrimió contra Rajoy en la censura que le aupó al Gobierno, además de convertirse en colaborador de sus actividades al impedir que se investiguen en la Cámara de Diputados.