
Cataluña no ha estado presente en la toma de decisiones para la reconstrucción. Así lo ha decidido el presidente Quim Torra, quien ha preferido quedarse al margen de la conferencia de presidentes autonómicos presidida por el Rey en La Rioja. Ha optado por convertirse en el sátrapa que destruyó su tierra.
Es cierto que desgraciadamente el Estado de las Autonomías en general no ha estado a la altura de las circunstancias. La gestión sanitaria ha sido un desastre. Desde Cataluña a Aragón, pasando por Madrid, da igual su signo político. Tal es así que han sido el PP y Cs quienes han pedido públicamente que se recupere el mando único para controlar los rebrotes.
Para muestra un botón. Italia que mantendrá el Estado de Alarma en vigor hasta octubre tiene cinco veces menos contagios que en España y lo mismo se podría decir de Francia.
Por eso la cumbre de La Rioja ha sido una oportunidad de oro para reivindicarse ante los ciudadanos y evitar convertir el estado de las autonomías en un reino de taifas. El mismo día en que se conocía que la economía española entraba en depresión, con una caída del PIB del 18%, los presidentes autonómicos, excepto Torra, han aceptado unir sus esfuerzos para sacar al país y a sus territorios adelante.
"Por fortuna, la mayoría de CCAA ha visto que de esta crisis debemos salir todos juntos"
Pedro Sánchez, en presencia de Felipe VI les ha propuesto cogestionar los 140.000 millones provenientes de la UE para neutralizar los efectos de la pandemia. Cataluña no estaba representada allí. En palabras del dirigente del PSC, Miquel Iceta, un error histórico. Cataluña no va a salir de la pandemia, ni de la depresión sin colaborar con el gobierno central y con el resto de las comunidades autónomas. Esto es lo que de verdad se va a decidir en las próximas elecciones catalanas.
El presidente de Euskadi, Iñigo Urkullu, igual de nacionalista y de independentista que Torra, decidió cambiar de opinión en el último momento y asistir a una reunión trascendental. Para reconstruir España, Euskadi, Cataluña y el resto de territorios se requiere un enorme esfuerzo de gestión que el gobierno central no tiene. Por este motivo, los 140.000 millones tendrán que ser cogestionados con los 17 territorios autonómicos. Si Cataluña no quiere allá ellos. Pero habrá que gestionar muchas inversiones, y sobre todo, compartir una estrategia común y un relato de país. La historia toma fuerza cuando el esfuerzo es colectivo y, de ésta, o salimos todos juntos o no sale nadie.
Así lo ha entendido el jefe de la oposición Pablo Casado que ha evitado que la presidenta madrileña, Isabel Díaz-Ayuso se convirtiera en otra sátrapa. Es cierto que ha acudido de mala gana, pero ha ido. Lo contrario habría hundido no solo su carrera política, sino la del PP como partido de poder. Lo mismo se puede decir con el presidente de Andalucía, Juanma Moreno, quien había conminado al presidente Sánchez para convertir la cumbre de presidentes en el "reparto de los fondos europeos", como si se tratase de la película de Woody Allen Coge el dinero y corre (1969). Afortunadamente, para la mayoría de los presidentes autonómicos lo importante ha sido controlar la infección y evitar que España siga siendo el foco europeo de la pandemia. Este es el momento de adoptar medidas urgentes ante la previsible segunda ola de otoño-invierno.