
Pablo Casado es una buena persona. A diferencia de Pedro Sánchez transmite confianza a sus adversarios. Es un buen parlamentario con ideas. Tiene discurso, es un liberal consecuente y es un buen parlamentario. Pero le sobra Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz y le falta carácter. Es un perdedor nato. Como lo fueron Tierno Galván o Ruiz Jiménez, que a todos les caía bien, pero nadie les votaba.
La próxima prueba será el domingo 12 de julio cuando se celebren las elecciones vascas y gallegas. Los resultados están bastante claros. En Galicia ganará por goleada Alberto Núñez Feijoo y en Euskadi perderá Pablo Casado, también por goleada. Seguro que habrá manera de explicarlo, pero las opiniones son variables y los datos son objetivos. El líder del PP impuso la alianza con Ciudadanos, pensando en "España suma", en contra de la opinión de Alfonso Alonso que dimitió por coherencia y fue sustituido por el candidato de "aparato" Carlos Iturgáiz, que es otro perdedor.
El líder del PP se equivoca al creer que Sánchez caerá por la pandemia económica
Pablo Casado dice que no tiene prisas, que es muy joven, solo tiene 39 años y toda una vida por delante. Cree que lo peor ya lo ha pasado cuando cogió un PP totalmente destrozado, corrompido y enfrentado. Su labor ha sido integradora y poco a poco ha ido mejorando en las encuestas, aunque aún está a una distancia sideral de Pedro Sánchez alguien en quien nadie parece confiar pero a quien votan. Las paradojas de la vida. Sánchez es un ganador, aunque actúe como un tahúr del Missisippi; por el contrario, Casado es un perdedor, aunque se conduzca como Sor intrépida (1952) la protagonista del divertido film de Vicente Gil.
En su inmensa ingenuidad está convencido de que el poder le va a caer como fruta madura cuando la pandemia económica provocada por el Covid-19 acabe con el gobierno "social-comunista". Le gusta comparar al Gobierno de Pedro y Pablo con un avión averiado que solo tiene un motor: "Antes o después va a caer, lo que no sabemos es si se va a estrellar con todos nosotros dentro o si podrá hacer un aterrizaje de emergencia. Pero de lo que no hay dudas es que "caer va a caer". Lo que no contempla es que le puede caer en la cabeza y llevárselo a él también por delante.
Sánchez es un ganador, aunque actúe como un tahúr del Missisippi; por el contrario, Casado es un perdedor, aunque se conduzca como Sor intrépida
Casado debería saber que no hay nada gratis y que tanto en política como en el campo "la tierra es para quien se la trabaja". Alberto Núñez Feijoó es un ganador nato, no es tan joven como su jefe político, pero dentro de tres años tendrá 62 años que no es mala edad para ser presidente de Gobierno. Para las próximas elecciones generales aún queda mucho tiempo. Es un partido que habrá que jugar, y solo un insensato puede creer que el tsunami que se divisa en el horizonte va a quitar a uno y poner al otro haga lo que haga.