Cuenta la fábula atribuida a Esopo que un escorpión le pidió a una rana que le ayudara a cruzar el río, prometiendo no hacerle ningún daño puesto que si lo hacía ambos morirían ahogados. La rana accedió subiéndole a su espalda, pero a mitad del trayecto el escorpión picó a la rana. Y cuando esta le preguntó incrédula por qué había hecho algo así, el escorpión respondió que no tenía elección, "es mi naturaleza".
Sirva esto para explicar el porqué de Pedro Sánchez. El engaño y la traición están en su naturaleza. Por eso el vergonzoso pacto con Bildu para derogar la reforma laboral. Lo que ocurre es que en esta ocasión el escorpión se ha superado a sí mismo y ha traicionado, con una sola picadura, a los empresarios, a los sindicatos, a la mitad de su Gobierno, al socialismo, a las víctimas del terrorismo, al PNV y a la inconsciente puerilidad de Ciudadanos.
El anuncio de derogar la reforma laboral amenaza la confianza de los mercados
Como era de esperar los empresarios ya le han respondido volando los puentes de diálogo con el Gobierno y advirtiendo que, en palabras de un destacado dirigente de la CEOE, sólo la merma de certidumbres que supone el mero anuncio del acuerdo con los herederos de ETA "amenaza la confianza de los mercados, las inversiones extranjeras, las ayudas de Europa y abre la puerta a que los empresarios empiecen a cambiar los Erte por despidos. Un aguijonazo de Sánchez a la reforma laboral que deja herida de muerte a una economía ya infectada por gestión del Covid.
Pero es que esta es su naturaleza. Durante estos últimos días los medios de comunicación han repetido hasta la saciedad aquella entrevista en la que el entonces secretario general del PSOE y hoy presidente del Gobierno enfatizaba en la televisión navarra que "con Bildu no vamos a pactar, lo digo cinco o veinte veces". Pues ahí está su pacto de gobierno en la Comunidad Foral y el ignominioso y desleal acuerdo del pasado acuerdo del pasado miércoles en el Congreso, en el que se incluye también un segundo punto por el que se exime a los ayuntamientos y diputaciones del País Vasco de cumplir la regla de gasto para poder así disponer de más recursos económicos. Una flagrante violación de la igualdad de todos los españoles que consagra la Constitución que el ex presidente del Tribunal Constitucional, Ramón Rodríguez Arribas, calificaba de "trapicheo poco edificante, que se paga con el dinero de todos los españoles o con competencias del Estado". Calificación esta que extendía, durante su participación en el foro de The Experience Club, a la arbitraria decisión sobre las comunidades que pueden pasar, o no, de fase en el desconfinamiento, al tiempo que denunciaba el "abuso claro" que está haciendo el gobierno de las facultades del Estado de Alarma.
Y en este nuevo acto de la farsa, ¿qué decir del papel de Ciudadanos? Si te engañan una vez puedes pecar de ingenuidad, pero cuando vuelves a fiarte del burlador estás jugando a "tonto útil" y a ser cómplice de la deriva autoritaria y del recorte de libertades y derechos, para acabar siendo un partido sin votantes o esa "escobilla del váter" como definía Juan Carlos Girauta a su ya expartido, tras la fuga de Marcos de Quinto, que ni es la primera ni será la última.
Es el precio de ayudar a un escorpión, que hoy se acuesta con Iglesias cuando dijo que no podría dormir tranquilo con él en el Gobierno y que como me confesaba en los pasillos del Congreso un ex presidente autonómico y ex diputado socialista tras las primarias que le llevaron por segunda vez a Sánchez a la secretaria general del PSOE "no tiene proyecto, no tiene programa, sólo tiene ambición. Es capaz de vender a su padre, vender al PSOE y vender a España con tal de conseguir sus objetivos". Amén.