
La crisis del virus de Wuhan continúa abierta, pero las bolsas se aferran a un cierto optimismo, como evidencia el Ibex tras su tercera jornada seguida de subidas. Sin duda, hay aspectos que ofrecen algunas seguridades a la renta variable. El mercado cuenta con nuevos referentes, en concreto el suelo que ofrecen los mínimos de Wall Street del pasado viernes.
Además, la intervención sorpresa de la Fed esta semana ha permitido mantener a prudente distancia ese soporte. A ello se suma el incremento de las expectativas de rentabilidad en bolsa en EEUU y la UE, desde el 5,8% al 6,4%. Gana así un atractivo especialmente valioso a la hora de buscar alternativas a la deuda. Ahora que resurgen los miedos a un burbuja en la renta fija. Con todo, los mismos analistas que destacan los atractivos de la bolsa conminan a comprar de una forma prudente, y sin perder de vista los impredecibles riesgos latentes. A corto plazo el mercado puede reaccionar mal a los más que posibles recortes de las expectativas de beneficios para 2020, por parte de las empresas. Es cierto que la Fed ha insuflado confianza, y de hecho el banco central de EEUU planea volver a bajar los tipos este mes. Con todo, llama la atención la circunstancia de que los bancos centrales no estén actuando de una forma coordinada. Es más, resulta discutible la capacidad de la política monetaria de paliar una crisis de este tipo. Por último, aún de mayor importancia es el hecho de que los contagios amenazan con seguir al alza fuera de China. De hecho el Gobierno maneja en España medidas de último recurso como eximir a las empresas afectadas de pagar cotizaciones, si se declara la alerta sanitaria. Todas las incertidumbres creadas por el virus siguen en pie.