Opinión

La revuelta latente de los desheredados

Algunos barones y ex altos cargos socialistas empiezan a alertar ya de que la protesta del campo es sólo la punta del iceberg del hartazgo de la España interior

Mientras el presidente del Gobierno rendía pleitesía a un presidente autonómico títere, golpista e inhabilitado y repartía promesas de millones y más autogobierno en Cataluña, su ministra de Hacienda castigaba a Murcia impidiendo que el gobierno regional recibiera fondos del Banco Europeo de Inversiones (BEI) para reparar los desastres de la DANA y, en un acto de deslealtad institucional, negaba al conjunto de las comunidades autónomas la devolución de los 2.500 millones que les debe el Estado por el IVA de 2017. Decisiones ambas que colocan a España a las puertas del volver al vergonzoso club del procedimiento de déficit excesivo.

Un gobierno que se llena la boca hablando del cambio climático y la despoblación pero que, en sus obras y gestión, que es lo que realmente cuenta, sólo se ocupa y se preocupa de pagar los favores a los nacionalistas e independentistas de Cataluña y el País Vasco, de los que depende su continuidad en La Moncloa, aumentando la desigualdad entre las diferentes comunidades españolas, incluidas algunas en las que gobiernan sus barones. Una política de entrega y sumisión a los partidos cuyos líderes están condenados o fugados por delitos de lesa gravedad, mientras que olvida y humilla a los territorios leales y cumplidores del resto del Estado y cuyos ciudadanos empiezan a estar cansados y a organizarse en partidos o asociaciones de "taifas" localistas, al estilo de ese Teruel Existe oportunista, resucitando así un cantonalismo insolidario y gravemente pernicioso para la estabilidad política, los derechos y libertades y la prosperidad económica de España.

El Gobierno solo se preocupa de pagar los favores a los nacionalistas e independentistas

Algunos barones y ex altos cargos socialistas empiezan a alertar ya de que la protesta del campo es sólo la punta del iceberg del hartazgo de la España interior. Una bomba de espoleta retardad que amenaza directamente a La Moncloa, donde "ni les importa, ni se enteran".

Son casi nueve millones de españoles que viven en Castilla La Mancha, Castilla y León, Extremadura, La Rioja, Murcia y Aragón, que asisten entre perplejos e indignados a esta entrega de recursos y prebendas a los independentistas mientras se debaten entre el silencio resignado o seguir el ejemplo de sus vecinos del campo, conscientes de que este Gobierno que ni teme ni respeta a una oposición minimizada ni a las críticas fundadas de los medios de comunicación independientes, neutralizados por las televisiones sumisas que domina, si tiene pánico a la calle como demuestra la rápida reacción, al menos de palabra, a la revuelta de los agricultores.

Ciudadanos y territorios que, como muestran las encuestas, son ahora el semillero de votos de Vox que es ya la primera fuerza en Murcia y, a tenor de los últimos sondeos, supera ya al Partido Popular en Castilla-La Mancha y la Rioja y se acerca aceleradamente al sorpasso en Castilla y León y Extremadura, ante la falta de estrategia del PP de Casado y ante la pasividad cómplice de los gobiernos autonómicos de Lambán, Fernández Vara o García Page a quienes son ya muchos de sus conciudadanos que les esperan en las próximas urnas autonómicas en las que su actitud de consentidores necesarios les puede dejar en la misma situación que al "Cornudo y Apaleado" del Decamerón.

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