
El año pasado estuvo lejos de ser un buen ejercicio para la banca española. Sus ganancias ascendieron en 2019 a 13.875 millones, un 18% menos que en 2018. Existen diferentes razones para este descenso según la entidad que se considere. Así, entidades muy internacionalizadas como Santander y BBVA se han visto lastradas por los problemas de algunas de sus filiales en el exterior.
Lo que sí es un denominador común que afecta a todos los bancos es la anemia de su negocio en España Este retrocedió en el cuarto trimestre un 23,5% y resulta ilusorio esperar que mejore en 2020. La persistencia de los tipos en mínimos, la desaceleración del PIB y la pertinaz escasez de la demanda solvente de crédito anticipan otro ejercicio complicado para la banca.
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