
Se insiste mediáticamente en la creciente desigualdad de rentas que la crisis iniciada en 2008 ha traído consigo en toda Europa. En efecto, eso es verdad.
Si damos por buenos los datos de ingresos antes de impuestos y aceptamos como índice adecuado el de Gini, la desigualdad de rentas subió con la crisis en casi toda Europa, pero en el país en que más creció fue España. A partir de 2013 la desigualdad se ha mantenido muy alta (por encima de Francia o Italia pero menor que en Alemania o en el Reino Unido), pero es que antes de la crisis la economía española era la que generaba menos desigualdad de entre las cinco grandes economías europeas y la crisis ha hecho que en España esta desigualdad aumentara 5 puntos en el índice de Gini. Y en el caso español llama la atención el alto ritmo al que creció esta desigualdad desde 2008 a 2013. El principal culpable es la pérdida de ingresos ocasionada por el gran mal de la economía española: el desempleo.
Los modelos predictivos sobre el cambio climático dejan mucho que desear
Otra de las atenciones mediáticas viene siendo desde hace ya algún tiempo el cambio climático, denominado en los últimos tiempos con exageración apocalíptica "emergencia climática". Y uno se pregunta: ¿Es para tanto? La respuesta es dudosa.
Para empezar, conviene saber que los modelos predictivos dejan mucho que desear, pero las emisiones hacia la atmósfera de los gases de efecto invernadero (GEI) han hecho aumentar la temperatura en ella está sobradamente acreditado por la ciencia. Estos GEI provienen en su mayoría del uso de los combustibles fósiles y hasta el momento la sustitución de esos combustibles ha sido muy pequeña y muy parcial, pues en países en desarrollo tan grandes como China o India esas emisiones no han hecho más que aumentar. Por otra parte, las empresas y los países productores de carbón y de petróleo hacen todo lo que está en su mano - a menudo con malas artes- para que la sustitución energética no se produzca, y en los países asiáticos tampoco están dispuestos a esa sustitución.
El objetivo marcado en el Acuerdo de París en 2015 era que nunca llegara a sobrepasarse la temperatura global en 1,5 grados respecto a la temperatura de la época preindustrial; pues bien, comparando la temperatura del periodo 1951-1980 con la observada en 2019 el crecimiento resulta evidente: por encima de tres cuartos de grado.
Hay otra estadística que los medios hurtan al público y son los suicidios (sobre los cuales he escrito varias veces en estas páginas). El suicidio viene siendo la primera causa externa de muerte y así lo fue también en 2018 (últimos datos disponibles). Se trata de un fenómeno predominantemente masculino (en 2008 el 77% de los suicidas fueron varones), pero este porcentaje está descendiendo porque el número de suicidas varones ha caído desde 2014, mientras los suicidios de mujeres han crecido desde ese mismo año. Si se desagrega por edades, entre los suicidas hombres, entre 2008 y 2018 el número ha decrecido en todos los casos, excepto en el número de suicidas en edades comprendidas entre los 45 y los 64 años. Entre las mujeres, el cambio durante ese periodo ha sido, por el contrario, de crecimiento en casi todos los grupos de edad, así como en el total de suicidios.