
Lo que son las modas: ya nadie habla de los BRIC. Y eso que no hace tanto tiempo que hacían furor entre los vendedores de fondos. Y también en las rentabilidades de las carteras. Ya lo decía Keynes: en los mercados, las modas son importantes. Las modas generan flujos financieros hacia los activos, sectores o países de moda y eso se traduce en subidas de los índices. Pero las modas, como los mercados, son cíclicas.
Y vaya si lo son. Ahora se han pasado de moda los BRIC. Y los emergentes. Ahora está de moda la revolución digital, una moda que, por cierto, tiene tanta justificación como que la que impulsó a los BRIC. Porque hay que aclarar que aunque lo de "moda" suene frívolo, detrás de las modas en los mercados siempre hay una base económica real. Otra cosa es que haya inversores que lleguen tarde.
Tenía fundamento económico agrupar en un fondo (BRIC) al gran comprador de materias primas y economía en crecimiento por excelencia – China -, con uno de los proveedores más importantes de materias primas – Rusia - y meter en el mismo paquete a otra economía de gran potencial de crecimiento y muy competitiva en costes (India). Y para completar el paquete, la principal economía latinoamericana: Brasil. Una historia de crecimiento económico que podríamos llamar "físico" o "analógico" en contraposición a tecnológico o digital.
La digitalización aumenta la demanda de servicios y reduce la de materias primas
Pero en un mundo de bajo crecimiento como el actual – ergo menor demanda de materias primas y manufacturas - y en plena transformación digital – más demanda de servicios -, no resulta ya tan atractivo el crecimiento "clásico". Esto esta produciendo lo que los anglosajones denominan un "decoupling" – separación - en los destinos bursátiles de las economías emergentes. Porque mientras unas participan en la nueva revolución industrial, otras se han quedado en industriales y manufactureras. Los jeques que han vendido sus acciones de Aramco y han comprado acciones de los FANG saben a que me refiero con lo del "decoupling".
Hace años que insisto en que uno de los criterios prioritarios a la hora de realizar una distribución de activos por zonas geográficas es su posicionamiento de cara a la revolución digital. No hace falta irse a los mercados emergentes para ver la importancia de esta diferenciación. Tenemos un ejemplo muy cerca en España, cuyo nulo posicionamiento digital recuerda a nuestro retraso en la revolución industrial. Obviamente los gobiernos y la propia sociedad española parecen más interesados en otras cosas. Por el contrario, muchos países emergentes de Asia están buscándose un hueco, aunque sólo sea como proveedores de componentes y no como creadores de algoritmos. Pero ahí están.
El 'corralito' a los ETF reduce las opciones de inversión de los españoles en empresas emergentes
China es el ejemplo más claro de cómo se está produciendo el "decoupling" en las economías emergentes. Es impresionante a qué velocidad se están trasladando sus sistemas de pago al mundo digital. Y como cada vez se parecen menos las salidas a bolsa en China a la de los países emergentes de Latinoamérica. Ya son habituales salidas a cotización de empresas digitales, que van desde especialistas en reconocimiento facial e inteligencia artificial a minoristas como Alibabá.
Esto plantea un problema para los inversores españoles que los inversores internacionales ya tienen resuelto, puesto que una de las ventajas de los ETF – fondos de inversión cotizados – es que permiten invertir no ya en países emergentes concretos, sino en sectores concretos. Aquí, gracias al "corralito" que nos han montado para evitar el auge de la gestión indexada - que ya se está produciendo en las economías avanzadas - no tenemos las mismas opciones que un inversor minorista norteamericano o europeo. La mayoría de los fondos emergentes que podemos adquirir empiezan a estar totalmente descorrelacionados, porque invierten tanto en negocios que han "pasado de moda" como en negocios que se ponen de moda. En el peor de los casos, solo en negocios pasados de moda (en términos bursátiles, ojo).
A la espera de que España deje de ser diferente y haya más oferta de ETF y fondos índice, si vamos a invertir en mercados emergentes vamos a tener que analizar con atención la cartera de los fondos, no vaya a ser que queramos invertir en desarrollo digital en China y acabemos invirtiendo en minas de cobre, en caña de azúcar o en telefonía fija.