
Trump, desde su resort Mar-a-Lago, ha reaparecido tras Año Nuevo, aumentando las tensiones con Irán al haber ordenado el ataque que ha matado al general Soleimani de la Guardia Revolucionaria Iraní. Los precios del petróleo, dadas las posibles represalias y su impacto en la región -30% de las compras mundiales de crudo marino pasan por el estrecho de Ormuz-, han llegado a subir más de 4% en un día. Según Pascal De Crousaz, doctor en relaciones internacionales, director en Pictet WM (Julio 2019), EEUU trata de revertir los logros de Irán y sus aliados desde que se retiró de Irak (2011) y la guerra civil de Siria. La administración Trump también quiere privar a Irán de misiles balísticos en la región (que Irán considera un elemento disuasorio). De ahí que Trump sacara a EEUU del Plan de Acción Integral Conjunto para eliminar reservas de uranio en 2018, con condiciones estrictas e Irán perdió incentivo para cumplir los términos del acuerdo.
De momento, tanto Irán como Estados Unidos se están comportando racionalmente
Puede incluso verse tentado a considerar la nuclearización como seguro o elemento negociación. De todas formas en los incidentes del Golfo Pérsico en 2019, EEUU e Irán, se comportaron racionalmente. Un mitigador es el sistema colegial de decisiones en Irán, con instituciones y personas con considerable experiencia en relaciones internacionales, así como controles y equilibrios en el complejo político (y militar) de EEUU. Entonces los líderes nacionales europeos trataron de no tensar una relación problemática y Moscú y Pekín, aunque dieron apoyo vocal a Irán, evitaron eludir las sanciones estadounidenses.
En nuestro escenario para 2019 ya observábamos que el mercado se había mostrado mucho tiempo complaciente respecto al equilibrio oferta-demanda de petróleo, a pesar de las tensiones geopolíticas y dificultades de muchos productores (Irán, Venezuela, Siria, Libia), que habían aumentado el riesgo de una alteración repentina. De todas formas el petróleo todavía está lejos de 80 a 90 dólares/barril de nuestros peores escenarios.
Efectivamente, en 2018 y 2019 los factores geopolíticos desempeñaron un papel importante. Las negociaciones comerciales entre EEUU y China, sanciones de EEUU a Irán, decisiones de la OPEP y problemas políticos en Venezuela, Irak, Libia y Angola determinaron la dinámica de precios. En 2018 la producción iraní se colapsó en más de un millón de barriles/día después de que la administración estadounidense se retirara del acuerdo nuclear en mayo, pero volvió a niveles anteriores. Por su parte Venezuela ha estado disminuyendo producción desde principios de 2016 y la agitación política doméstica puede dañarla más. Por el contrario la industria petrolera estadounidense ha mostrado un dinamismo continuado y EEUU se ha convertido en exportador neto de petróleo por primera vez en 75 años, con exportaciones que han llegado a dos millones de barriles/día. Las nuevas instalaciones de tuberías en construcción pueden hacer que el suministro de petróleo de EEUU haya aumentado en dos millones de barriles/día en 2019 y puede hacerlo en otros 1,4 millones en 2020, aumentando la presión sobre la OPEP.
Aún existe la posibilidad de que la sobreoferta de petróleo sea la nota dominante en 2020
Así que la importancia de la industria petrolera de EEUU está aumentando y, ya en 2018, a pesar del colapso de la producción de productores OPEP, el aumento por parte de los no pertenecientes a la OPEP compensó. Incluso los enfrentamientos armados directos en el estrecho de Ormuz sólo dieron lugar a un aumento temporal de unos pocos dólares en los precios.
Posteriormente, el pasado 14 de septiembre, los ataques con drones contra instalaciones en Arabia Saudita, que los rebeldes hutíes alineados con Irán en Yemen se atribuyeron, desencadenaron el mayor recorte del mercado petrolero, 5,7 millones de barriles diarios de producción saudita, 5% del total mundial, incluyendo 4,9 millones de Abqaiq, la mayor procesadora de petróleo del mundo. Se trató de la peor interrupción imprevista, más que la causada por la pérdida de suministro de Kuwait e Irak en agosto de 1990 o la de petróleo iraní en 1979 con la Revolución Islámica, que se extendió varios meses. De hecho los futuros del Brent llegaron a subir 20% hasta 72 dólares con el ataque con drones, el mayor avance intradía. Sin embargo la capacidad de Arabia Saudí para restaurar la capacidad en menos de dos semanas fue impresionante.
También hay que tener en cuenta que el precio del Brent, una especie de termómetro del sentimiento global como las encuestas manufactureras, comercio internacional y producción industrial, ha estado reflejando cada vez más el impacto de la guerra comercial entre EEUU y China en la economía mundial. No obstante el precio del petróleo no puede considerarse indicador fiable de recesión mundial, pues sus fluctuaciones pueden estar dominadas por factores de oferta y a medio plazo los precios pueden ser más débiles por un exceso de la misma, incumplimiento de los límites de producción en la OPEP y la desaceleración económica.
Hay que tener en cuenta que aunque es probable que el crecimiento de producción de esquisto estadounidense se modere, es poco probable que se derrumbe y EEUU seguirá siendo el mayor productor, lo que reduce la importancia de la OPEP. El 6 de diciembre la OPEP prorrogó los recortes de 1,2 a 1,7 millones de barriles/día a partir del pasado 1 de enero de 2020 y Arabia Saudí se ha comprometido a recortes voluntarios adicionales de 0,4 millones, pero es probable que ello sólo proporcione apoyo limitado a los precios, en cualquier caso sujetos a revisión este marzo. Además la cohesión de la OPEP ampliada a Rusia, en particular de este último país se puede poner a prueba ante el riesgo de perder cuota de mercado ante los productores no OPEP. De hecho los principales proyectos petroleros no OPEP -en particular de Brasil, Noruega y Guyana- pueden añadir 1,4 millones barriles pordía en 2020.
De hecho el principal factor de los precios del petróleo este año puede ser el exceso de oferta, hasta el punto de que el Brent puede moverse hacia los 50 dólares por barril el segundo semestre, el valor razonable de equilibrio en un escenario de crecimiento global tenue combinado con ligera depreciación del dólar. En caso de una desaceleración económica más profunda y apreciación del dólar, podría incluso llegar a 40 dólares/barril.
De todas formas la volatilidad puede ser significativa si no se puede contar con Arabia Saudí como único país como capacidad para aumentar la producción de petróleo rápida y significativamente en caso de perturbación. De hecho hay riesgo significativo debido a tensiones geopolíticas.
Un factor adicional que podría conducir a un aumento constante de los precios del petróleo sería un cambio de política ambiental estadounidense tras las elecciones presidenciales del próximo noviembre.