
Recurro al título de la afamada película de Woody Allen para describir la esperpéntica situación a la que han derivado todos los partidos políticos que se coaligaron para presentar la moción de censura al Gobierno de Mariano Rajoy invocando la corrupción en el Partido Popular, y que hoy se encuentran todos condenados judicialmente o en proceso por idéntico delito, aunque ahora en una actitud de cinismo e insolencia no se aplican la misma receta, no dimite nadie, y se limitan a negar la mayor o, en el mejor de los casos en pedir un perdón en el que ni creen ni nos lo creemos.
Empezando por ese partido socialista, que fue el más beneficiado de aquella censura y hoy en el Gobierno y al que la Audiencia Sevilla ha condenado por fraude de 680 millones de euros con el dinero de los parados, imponiendo penas de cárcel e inhabilitación a dos expresidentes de la Junta de Andalucía, ex ministros y expresidentes nacionales del PSOE, y a otros 17 altos cargos socialistas, en la que se considera la mayor condena por corrupción de la reciente historia democrática.
Algo similar ocurre con el socio principal de Sánchez, ese Podemos de Pablo Iglesias, acusado por el pago de sobresueldos, uno de los delitos que se imputaban al PP, y el despido de trabajadores sin tener cerradas las cuentas de 2019, y sobre el que siguen las sospechas de recibir financiación de dictaduras latinoamericanas como en Venezuela.
Y qué decir del PNV con tres dirigentes, incluido el que fuera número dos por Álava, Alfredo de Miguel, condenados a 27 años de cárcel por liderar una trama de sobornos generalizados cuando Urkullu ya era presidente del partido.
O de Laura Borrás, número dos de Puigdemont, a quien el Tribunal Supremo ha imputado por fraude, malversación, falsedad y prevaricación. Como ocurre igualmente en ERC donde su líder, Oriol Junqueras, y otros dirigentes están en prisión cumpliendo condena no sólo por sedición sino también por malversación de fondos públicos.
Una lista de condenas y denuncias de la que tampoco se salva UGT, el sindicato socialista, cuya ex cúpula en Andalucía se enfrenta a una petición de 26 años de cárcel y 200 millones de euros de multa por la trama de facturas falsas.
Todos los partidos que lograron echar a Rajoy están ahora procesados por corrupción
Todos estos son los que ahora se vuelven a coaligar, o están ellos, gobernar España reeditando ese gobierno Frankestein del que hablaba el añorado Alfredo Pérez Rubalcaba. Como dice sabiamente el refranero, Dios los cría y… Y luego nos extrañamos de sentencias como la del Tribunal Superior de Justicia Europeo sobre la inmunidad de Junqueras o de otros muchos reveses en esta Unión Europea, donde hoy no pintamos nada entre otras cosas porque ningún gobierno serio puede entender que el partido que aspira a gobernar el país se apoye y se coaligue con aquéllos que quieren destruirlo.