
Qué está pasando en Latinoamérica? Convulsiones en Chile, Ecuador, Brasil, Perú, también en Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Argentina o en México. Hasta en Colombia. Unas de origen socio-económico, otras políticas. Hace poco, con la excepción de Venezuela, nadie hubiera apostado por tantos estallidos populares. Mientras Trump se cierra sobre sí mismo olvidando la doctrina Monroe de "América para los americanos". Su pugna con China, centrada en temas económicos, le aleja cada vez más del liderazgo en su propio continente.
La diferencias entre esos acontecimientos hace difícil encontrar una explicación razonable para la situación. Pero puede encajar en una teoría sobre el dominio geopolítico. Trump se está retirando de Oriente Medio.
La autosuficiencia energética de EEUU, gracias al fracking, le permite abandonar la guerra en Siria donde Rusia y Turquía ocupan su lugar. En la OTAN, Trump quiere mayor protagonismo europeo, sobre todo en gasto presupuestario. Es decir también parece desear replegarse del frente Atlántico.
Rusia y sus aliados agitan la sociedad para reducir la importancia de EEUU en la región
Pero si Trump y sus estrategas creen que esas retiradas les darán tranquilidad se equivocan. En geopolítica el vacío de poder es ocupado siempre por otro actor. En este caso, Rusia y sus aliados, que no se resignan al papel de segundón al que quedaron relegados después de la caída del Muro de Berlín.
Si Rusia considera que ha conseguido cierto repliegue de EEUU en Oriente Medio y el Atlántico, buscará expulsarlo de otros escenarios. Por ejemplo, Latinoamérica. Putin tiene la mentalidad de un zar de la KGB, la poderosa inteligencia soviética. Le trae sin cuidado los efectos de los gastos militares excesivos en sus ciudadanos. Además, los rusos, herederos del belicismo zarista y soviético, son guerreros por naturaleza y una guerra, armada, sociológica o psicológica aumenta su orgullo nacional cuando creen ganar. Putin lo sabe y apela a este sentimiento. Por eso es lógico sospechar que haya dinero ruso para agitar las democracias latinoamericanas. De ahí que no resulte sorprendente las explosiones de Chile, Brasil, Perú, Ecuador y Colombia sí se piensa en la capacidad de ese dinero usado por profesionales bolivarianos de la agitación y el motín.
Por contra, cuando los bolivarianos llegan al po-der cometen errores que hacen estallar a sus propios ciudadanos con políticas que llevan a la pobreza y a la dictadura. Es el caso de Venezuela, Bolivia o Nicaragua, donde las elecciones amañadas intentan perpetuar en el poder a sus gobiernos. Son capaces de inducir algaradas en otros países y tienen que reprimir las de los suyos.
En Argentina, el populismo peronista ha retornado al poder, debido a la incapacidad de Macri de gestionar un tablero complicado, donde el FMI no hace sino enterrar dinero. El justicialismo lo ha aprovechado. Argentina está tan lejos de EEUU que Trump no se preocupa de lo que ocurra en el Cono Sur.
En cambi,o México está demasiado cerca de EEUU para que Trump se olvide. De he-cho, su estrategia ha sido trasladar la frontera antimigración al sur mexicano, donde el ejército de este país sustituye las barreras estadounidenses del Río Bravo en su norte. Lopez-Obrador, el presidente mexicano, sabrá cómo Trump le están compensando.
De manera que Latinoamérica es un campo de batalla, en el que Rusia y sus aliados de la zona están plantando cara a EEUU. ¿Quién ganará? A largo plazo es difícil que Estados Unidos se olvide de Latinoamérica. Pero a corto plazo no está haciendo nada y los largos plazos se construyen con cortos plazos sucesivos. Así que la batalla está servida. Una batalla que crece debido a las diferencias sociales de la sociedad latinoamericana. Un terreno abonado para estallidos populares, que aprovechan agitadores profesionales. En este caso bolivarianos financiados con dinero... ¿ruso?