
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, muestra en elEconomista su confianza en la gestión de la crisis independentista, sobre todo en lo que a su evolución judicial se refiere. Sin duda, ha habido traspiés, como el rechazo de la extradición de Clara Ponsatí por parte de Reino Unido o las declaraciones del presidente Sánchez que afectan a la independencia de la Fiscalía.
Sin embargo, Grande-Marlaska asegura que el objetivo más importante, que los políticos fugados acaben juzgados en España, se cumplirá "más pronto que tarde". Ahora bien, la consecución de ese éxito no impediría que sigan abiertos otros frentes en los que la deriva secesionista tiene potencial para causar graves daños. Es el caso de la economía. La ministra de Industria, Reyes Maroto, lo expuso en el más reciente Ágora de elEconomista, al explicar que la crisis catalana tiene "un impacto claro" en el conjunto de España. Sin duda, como Maroto argumentó, no cabe decir que el PIB español esté en una situación de especial vulnerabilidad. Sin duda, la UE ha sometido sus pronósticos sobre nuestro país a una importante rebaja (cuatro décimas), pero aún se espera un avance cercano al 2 por ciento.
Como la ministra Maroto resalta, en el 'Ágora' de 'elEconomista', la deriva catalanista amenaza a toda la economía
Ahora bien, resurge la posibilidad de que el independentismo quiera hacer otra demostración de agresividad en las calles catalanas, con especial intensidad en la jornada de reflexión o que incluso dificulte el derecho a votar el domingo, ante la pasividad del Govern.
Las imágenes de violencia impactan directamente en dos motores del PIB como son el turismo y el comercio, por lo que existe una amenaza real de que la actual desaceleración económica se agrave. Para evitarlo el Ejecutivo central debe mostrarse firme, como las declaraciones de Grande-Marlaska permiten prever.