
ElEconomista celebró su segundo gran debate electoral económico, esta vez, con seis partidos tras sumarse Más País al PSOE, PP, Ciudadanos, Podemos y Vox.
El aumento del número de ponentes no impidió que surgieran coincidencias en un tema electoralmente tan sensible como las pensiones. Todos coinciden en buscar cambios en el sistema para conseguir un objetivo tan difícil como hacer sostenible la permanencia de la indexación al IPC. Sin embargo, es en el terreno fiscal, donde sigue manifestándose con toda claridad la tradicional brecha entre derecha y izquierda. De hecho, en este último bloque, el PSOE contribuye a afianzar la diferencia al volver a abrir la puerta a dos polémicas medidas que contenidas en los fracasados Presupuestos de 2019. Se trata de la subida de la tributación del diésel y, sobre, todo, del aumento de la presión fiscal sobre rentas altas. Los socialistas, Podemos y Más País insisten en acorralar a estos contribuyentes por todas las vías. En consecuencia, no basta con que coincidan en hacer cambios en Patrimonio para que las grandes fortunas tributen más.
El debate de 'elEconomista' muestra que sigue vigente la idea de que castigar a las rentas altas reporta beneficios
Además, existe el riesgo de que se aplique una versión endurecida del proyecto de elevar los marginales más altos del IRPF, ya que ahora regiría a partir de ingresos de 60.000 euros anuales. Se demuestra así la vigencia de la anacrónica idea que defiende que el castigo a los llamados ricos es beneficioso para la economía, alegando que financiará inversiones del Estado que crearán empleo. Muy al contrario, deben ser las empresas el gran motor del mercado laboral y con tipos confiscatorios que desincentiven el acceso a puestos directivos, o que incluso impulsan la deslocalización de estos contribuyentes, el sector privado perderá esa capacidad.