Las bolsas enfilan el último trimestre de un año en el que han afrontado todos los escenarios y están a punto de volver a la casilla de salida. Tras un aciago inicio de ejercio, las alzas se impusieron desde finales de enero hasta el verano pasado, cuando volvieron las incertidumbres.
En esta recta final, sería ingenuo esperar una mejoría ya que siguen plenamente vigentes las incertidumbres internacionales que marcaron el final de 2018: el miedo a una recesión global, la guerra comercial y el Brexit. Tampoco tiene sentido volcarse en los valores refugio, viendo los ínfimos intereses que arroja la renta fija y su peligro de abruptas correcciones. La opción más sensata, por tanto, no es embarcarse en una búsqueda casi imposible de altas rentabilidades, sino en proteger lo ya ganado.