Opinión

La investidura del miedo

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias

Cuando entramos en la recta final del plazo legal para la convocatoria de elecciones y los políticos, analistas e instituciones, preparan ya la repetición de los comicios -incluida TVE que ha sacado ya a concurso el decorado para la jornada electoral confirmando su sumisión al sanchismo gobernante- una inquietud empieza a angustiar a en Moncloa y el PSOE donde cada vez son más los que sospechan que Pablo Iglesias estaría sopesando la posibilidad de anunciar in extremis una rendición total y apoyar la investidura de Sánchez sin coalición ni condiciones.

Una jugada que colocaría al candidato y presidente en funciones ante la espada de perder la batalla de la opinión pública y la pared de "presidir un Gobierno sin capacidad de gobernar", en palabras de un destacado dirigente socialista.

En Moncloa y en Ferraz sospechan que Iglesias estaría sopesando la posibilidad de anunciar in extremis una rendición total y apoyar la investidura de Sánchez sin coalición ni condiciones.

Cualquiera de las opciones es "un dardo envenenado". Si Sánchez rechaza el apoyo incondicional a la investidura aparecería ante la opinión pública y el electorado como el único responsable de la repetición electoral con la posible pérdida de votos y adhesiones. Y si acepta ese apoyo, que llevaría implícito el de los independentistas catalanes y de Bildu, el Ejecutivo resultante se vería sometido a una oposición implacable desde la derecha y por la izquierda que le imposibilitaría sacar adelante esas 370 medidas anunciadas que son más una oferta electoral que un programa de gobierno.

Así, mientras las Unidas Podemos deshojan la margarita, lo qué si tienen claro en el resto de los partidos, y especialmente en el PSOE, es que ese apoyo de Iglesias y los suyos a la investidura sin acuerdo echaría a los morados al monte de una dura oposición y sólo serviría para aplazar unos meses la convocatoria electoral, porque ese hipotético gobierno en solitario del PSOE ni podría aprobar los presupuestos ni estaría capacitado para sacar ley alguna de relevancia y contenido.

Es decir, un Ejecutivo maniatado y abocado a un desgaste inexorable y a convocar elecciones a menos de un año vista con una situación económica nacional e internacional que se anuncia mucho peor que la actual con consiguiente riesgo de desgaste del Gabinete y su partido, experiencia que ya llevó al desastre a Zapatero.

Una investidura sin acuerdo echaría a los morados al monte de una dura oposición y sólo serviría para aplazar unos meses la convocatoria electoral y con un escenario económico peor que el actual.

Y mientras esa sombra planea sobre las filas socialistas, en Podemos también aumentan las dudas sobre el paso a dar y la división entre quienes se mantienen en el gobierno de coalición y quienes sugieren apoyar la investidura gratuitamente para posicionarse luego como oposición, siguiendo la estrategia adelantada en la Comunidad de Madrid por VOX. Eso sí, lo que confirman en la formación morada es que, sea cual sea la decisión, todos estarán a una con el líder que es quien al final resuelve, dispone y ejecuta.

Un Pablo Iglesias que, admiten sus más próximos, se encuentra entre la disyuntiva de mantenerse en que si no hay gobierno de coalición "no hay nada que hacer" y asumir el coste de impedir por tercera vez un gobierno de izquierdas en España o humillarse una vez más para apoyar la investidura asumiendo una nueva y lacerante humillación, renunciado además a sus principios y al mandato de sus bases.

No olvidemos que el propio Iglesias sometió a consulta entre sus militantes y simpatizantes la decisión sobre la investidura y que estos refrendaron por inmensa mayoría la posición del líder y su cúpula de "o gobierno de coalición o nada", aún a riesgo de ir a unas nuevas elecciones en las que las encuestas no les son especialmente favorables. Algo con lo que presiona Sánchez, que no ignoran los morados pero que, también en muchos casos, estiman que los electores sabrán apreciar la "honestidad y la coherencia" frente a la humillación y el entreguismo.

Y a todo esto la sentencia de los ERE en Andalucía y las condenas que se presumen a ex altos dirigentes socialistas amenazan con aumentar aún mas la incertidumbre. Desde ámbitos jurídicos próximos a la sentencia se insiste en que "no hay fecha", pero coinciden en apuntar "a mediados de otoño" como el momento más probable en que se emitirá el fallo.

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