
Viendo estos días la atención puesta en los bancos centrales, especialmente en la Fed y en el BCE, se me venía a la cabeza el trabajo de un premio Nobel de Economía, Angus Deaton. Este economista, junto con su esposa Anne Case, publicó un trabajo sobre las tasas de mortalidad y morbilidad en la población norteamericana. En ese magnífico trabajo, recomiendo su lectura, el matrimonio resaltaba cómo debido a los problemas de drogadicción, concretamente opioides, cito textualmente: "Las personas que actualmente viven en la mediana edad pueden ser una generación perdida cuyo futuro es menos brillante que el de los que las precedieron". Señala el estudio como foco de la epidemia que todo comenzó a finales de la década de los noventa por el aumento de prescripciones médicas, generalizando el uso de los opiáceos entre la población especialmente blanca, no hispana.
Puede resultar chocante el párrafo anterior en esta tribuna, sin embargo déjenme explicarme. Precisamente fue a finales de la década de los noventa -¡qué casualidad!- cuando la Fed comenzó a recetar medidas de política monetaria de forma masiva, me atrevería a decir abusiva. Las medidas tomadas en su momento fueron cada vez más ampliadas, no se cuestionó su uso, cada vez más y más imaginativas. Cada una de esas iniciativas creo una burbuja que estalló y para mitigar el dolor se añadieron nuevas dosis de opio. Pero esa plaga se extendió más allá, aquí en Europa nuestro Banco Central, ante la impasividad de nuestros políticos, tomando medidas que en algunos casos como es el de Grecia han transformado a sus habitantes en una generación perdida con un futuro mucho menos brillante que el de los que los precedieron.
Por cierto, déjenme un inciso para decirles que hay que tener presente que fue Christine Lagarde, al frente del FMI, una de las principales figuras en expedir recetas a los griegos. Llegamos ahora nuevamente a un nuevo brote de problemas económicos y los pacientes solo miran el recetario de los bancos centrales, todos pendientes del fármaco que alivie el dolor, que les libre del sufrimiento. Sin embargo algunos nos preguntamos si este total abuso de medidas de política monetaria no se convertirá en una plaga como la descrita por el matrimonio Deaton-Case.
La política monetaria crea burbujas y busca atajarlas dopando la economía
Ahora mismo el principal problema para el crecimiento económico es la guerra comercial, de divisas y aranceles entre Estados Unidos y China. Ahí están los datos de caída del comercio mundial. Una guerra que deja afectados importantes como es Alemania y su probable situación actual de recesión. Siendo este el principal problema, entonces ¿qué puede hacer la política monetaria al respecto? Cualquiera que coja un libro sobre política monetaria sabe que es una receta dirigida a la demanda interna de un país y a la evolución de precios del mismo. ¿Dónde o cómo puede por tanto actuar sobre las balanzas comerciales? ¿Cómo puede ser el bálsamo que solucione un problema político como es el desencadenado por la Administración Trump frente al gigante asiático? Seamos muy claros: "Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible", frase que decía el mítico Rafael Guerra, pues su autoría hay que asignársela al diplomático francés Charles Maurice de Talleyrand.
Nada pueden Draghi o Powell frente a la guerra comercial, la desigualdad o el cambio climático
Qué puede hacer una política monetaria ante los problemas que genera el fortísimo envejecimiento de la población europea y los desajustes que este hecho causa. ¡Nada! Se puede ver clarísimamente en Japón, pues todo parece indicar, cada vez más, que Europa se esta japonizando.
Acaso, ¿la caída de tipos de interés y una mayor facilidad para endeudarse van a espolear la demanda de vehículos y que así Alemania vuelva a recuperar sus exportaciones? ¿Las facilidades de endeudamiento para familias y empresas van a demandar más coches de nuestras fábricas? ¿Alguien de verdad puede creer que vayan a paliar y solucionar la caída de ventas y exportaciones de nuestro mercado automovilístico o de fabricación de componentes? ¿No será que el problema reside en los nuevos esquemas de vehículo compartido que han llegado para quedarse, donde además con una política de palo en lugar de zanahoria se criminaliza al diésel? Anfac, la patronal de fabricantes españoles, nos destaca la caída de la producción de diésel: "El 32 por ciento de los vehículos era de este combustible frente a un 40 del año anterior." Desde Anfac saben que no sirve mirar al BCE, la Fed o cualquier otro banco central pues como ellos mismos señalan: "Existe una gran confusión al respecto de qué coche comprar, lo que retrasa la decisión de compra del consumidor"
Las nuevas recetas que se esperan son de sobra conocidas: caída de tipos de interés por parte de la Fed y el BCE. Probablemente el BCE además nos diga que está estudiando posibles ampliaciones del programa de compra de activos financieros, incluso de renta variable. Creo además que para aliviar los efectos colaterales que está dejando el abuso del opio, cuidará con unos tipos de interés por tramos al dinero depositado por los bancos comerciales en sus arcas, al estilo de lo que Japón hizo en su momento con sus entidades de crédito. Esa medida puede tan solo aliviar pero no curar la enfermedad de la banca, dicha enfermedad es que no hay ninguna muestra de actividad que aumente las líneas de crédito, ni por supuesto mejore el nivel crediticio general de sus clientes. Si sus clientes no saben qué coche comprarse, cómo van a pedir crédito para su compra.
Esas nuevas medidas van a aumentar los problemas de morbilidad, como en el país de Trump causó los opioides. Con esas nuevas medidas el mercado de bonos, con rendimientos en muchos sectores del mismo en negativo, verán todavía más caídas. ¿Alguien piensa que no existe una burbuja en renta fija cuando se compran bonos con vencimiento a treinta años? ¿Qué inversor con carácter finalista compra bonos con rendimientos negativos por muy emitidos por Alemania que estén? Se compran para especular con ellos, para tenerlos en la cartera y en el momento que su precio suba un poco venderlos y pasar la patata caliente a otro.
Las nuevas medidas traerán la financiarización que algunos economistas vemos de nuestras economías. La financiarización no es más que la compra de empresas por parte de un fondo de inversión y capital riesgo para despiezarla, dividirla e ir vendiendo los trozos parte por parte. Cada vez que una empresa familiar es adquirida por los financieros se está perdiendo la esencia de lo que es y significa la empresa. Los fondos solo buscan rentabilidad a corto plazo, cuando las familias tenían o tienen la propiedad su horizonte temporal es el del largo plazo, el crecimiento sostenido, no el pelotazo rápido.
La solución a los problemas de estancamiento que amenazan en acabar en una recesión global, no se combaten con medidas monetarias. Guerras comerciales, desafíos tecnológicos, sostenibilidad del planeta, la brecha de desigualdad abierta por la explosión de burbuja en burbuja hasta el estallido de la del crédito, los populismos y demagogia de los políticos, la falta de rumbo de una Unión Europea que no tiene dirección ni liderazgo, ¿qué puede hacer la política monetaria en estas lides? ¡Nada!
¿Terminaremos en una situación semejante a la que Angus Deaton con su esposa nos describen sobre la plaga de opioides que asola a EEUU? El avance chino es imparable y va a redefinir el eje mundial donde EEUU compartirá liderazgo, no lo ostentará en solitario como ahora. Europa necesita de una confección y un liderazgo que en este momento no tiene. Hay que hacer frente al gravísimo problema de la contaminación pero cuidando los puestos de trabajo existentes, es decir invirtiendo y cooperando -zanahorias, señora ministra-. El envejecimiento de la población y los desafíos y cambios que provocan no se arreglan con populismos, es un tema muy complejo donde no vale dispensar opio para olvidarlo. Por supuesto hay que desactivar esa más que posible burbuja enorme de tipos de interés negativo. Sería muy bueno que los economistas tuvieran más en su cabeza la visión temporal de largo plazo y no la de corto, demasiado economista y cultura financiera.