Opinión

Ni progresista ni programa de Gobierno

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez

Dice el refranero popular que no hay peor ciego que el que no quiere ver y, sobre todo, cuando esa ceguera voluntaria es fruto de la ignorancia, el engaño o la ambición. Y todas estas motivaciones parecen adivinarse detrás de esas 370 medidas anunciadas por el presidente en funciones. Una batería de medidas inconexas que bajo el pomposo nombre de programa de gobierno progresista ni son de gobierno sino electoralistas, y de progresistas tienen poco, especialmente en el terreno de la economía donde las propuestas avanzadas son gasolina en el fuego de la recesión.

Las propuestas económicas avanzadas en el programa de gobierno de Pedro Sánchez son como echar gasolina al fuego de la recesión

Porque los indicadores muestran una economía que se ralentiza y crece sólo el 0,5 por ciento en el segundo semestre; un déficit público que se dispara hasta el 2,7 por ciento en el primer semestre, el peor dato desde el rescate bancario; un sector exterior que vuelve a números rojos; una caída de las ventas de automóvil del 30 por ciento en agosto; ventas estancadas en el comercio minorista; una pérdida de competitividad de 1,4 puntos hasta mayo, la contracción en la actividad de la industria manufacturera, y el frenazo del turismo. Y si miramos al mercado laboral, los resultados de agosto son para echarse a temblar, con un aumento del paro en 54.371 personas, el peor dato desde 2010, y un descenso de 212.984 trabajados en la afiliación a la Seguridad, algo que no se conocía en la última década. Son datos contratables que Sánchez y su gobierno, siguiendo el ejemplo del tándem Solbes-Zapatero, ignoran o quieren ignorar, aderezados con nubes en el exterior como la amenaza del Brexit duro, la desaceleración de las grandes economías europeas y la guerra comercial entre EE UU y China.

Un contexto en el que, como han apuntado ya desde el Círculo de Empresarios, "no parece serio" que se propongan fuertes incrementos del gasto público con medidas que los analistas estiman en mas de 25.000 millones de euros, el 2 por ciento del PIB, sin explicar cómo se van a financiar porque el aumento de los ingresos con subidas de impuestos a grandes fortunas, Sociedades, tasas Google o Tobin y fiscalidad verde, no sólo no dan para tanto como se promete sino que van a generar menos actividad, subidas de precios y pérdida de puestos de trabajar, además de incrementos en el déficit público y en una deuda que raya ya el 100 por cien del PIB.

Las subidas fiscales con las que amenaza no cubren el aumento del gasto y van a generar menos actividad, aumento de precios y más paro.

Eso, ni es social ni es progresista. Un vocablo este último que Sánchez reiteró hasta la saciedad en su mitin de Chamartín, y que viene de progreso, es decir riqueza, bienestar, empleo, mejora de los servicios públicos y aumento del nivel de vida de los ciudadanos. Justo lo contrario que apuntan las medidas del sanchismo que no tienen en cuenta la realidad de la economía y de las empresas y que aventuran empobrecimiento, desempleo, deterioro de los servicios y recesión. Como dice también el refranero popular, dime de qué presumes y te diré de qué careces.

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