
Cuántas economías tiene que arruinar Christine Lagarde antes de que nos demos cuenta de la realidad? La mujer que legó a Francia un déficit presupuestario ruinoso y que presidió las políticas que infligieron la peor recesión jamás registrada en Grecia, ahora parece estar lista para acumular las peores pérdidas en la historia del Fondo Monetario Internacional. El rescate de Argentina se suponía que iba a ser el mayor logro de su carrera, pero en su lugar el país se ha sumido en el caos, y es casi seguro que tendrá que dejar de pagar los miles de millones que el Fondo le ha prestado.
En realidad, Catastrophe Christine como probablemente debería ser conocida, se desliza elegantemente de un desastre financiero a otro. Eso no es una coincidencia cuando hablamos de una abogada, sin ningún conocimiento de economía, que se aferra a teorías ya superadas que continuamente se traducen en políticas fallidas. En sí mismo, eso podría no importar mucho: las pérdidas en Argentina serán dolorosas, pero el Fondo sobrevivirá. Pero Lagarde se dispone ahora a dirigir el Banco Central Europeo. En un momento en el que Alemania se encamina a una recesión y en el que Italia amenaza con una crisis financiera, la ineptitud de Lagarde podría acabar finalmente con la moneda única.
El rescate del FMI, que se suponía que iba a ser un éxito, ha sumido al país austral en el caos
Si usted dirigiera el FMI, el dossier sobre Argentina debería venir con el equivalente financiero de las advertencias que ponen en las cajetillas de cigarrillos: "Puede dañar su salud", o al menos su billetera. El país ha pasado por más rescates de los que la mayoría de nosotros podemos recordar (son nueve hasta ahora, en caso de que quieran una cifra precisa). Eso, sin embargo, no impidió que Lagarde presidiera otra más. En el transcurso de 2018, ella preparó un paquete de préstamos de 57.000 millones de dólares para el país, el mayor rescate en la historia del Fondo. Incluía, como era de esperar, algunos toques típicos de Lagarde, como los objetivos de diversidad de género e inclusión. Pero sobre todo vino con muchas demandas de austeridad y recortes presupuestarios. ¿Cómo se está desarrollando?: no muy bien siendo optimistas.
El mes pasado el peso argentino ha colapsado, la inflación se ha disparado por encima del 50 por ciento, los tipos de interés están por encima del 60 por ciento, los inversores extranjeros han huido, la economía se ha detenido, y el país parece estar listo para el mayor impago en la historia del Fondo. Es difícil ver cómo Lagarde puede salir ilesa de esto. Sus huellas dactilares están en todo el paquete que se acordó hace tan solo un año, a pesar del gran nerviosismo sobre los préstamos y las condiciones a las que estaban sujetos en el momento en que se entregó el dinero. "La aplicación firme del plan estabilizará la economía, ayudará a reducir la inflación, mejorará la confianza y sentará las bases para un crecimiento inclusivo sostenible", dijo con confianza en julio del año pasado cuando se puso en marcha el rescate. Sería difícil estar más equivocada.
No es el primer desastre que Lagarde ha protagonizado. Como ministra de Finanzas de Francia acumuló enormes deudas y desaprovechó la oportunidad de la reforma, sentando las bases para la derrota de su mentor Nicolás Sarkozy en las elecciones presidenciales de 2012. En el FMI, se puso de acuerdo con el BCE sobre un vergonzoso castigo para Grecia que priorizaba mantener el euro intacto por encima de la supervivencia de la economía griega. ¿El resultado?: una caída de casi 30 puntos del PIB, peor incluso que la Gran Depresión, que tardará al menos un par de generaciones más en recuperarse. Dondequiera que va Lagarde, deja un rastro de economías arruinadas a su paso.
Draghi ha sido un brillante banquero que mantuvo al euro en solitario durante ocho años
Eso no es una coincidencia. A Lagarde se le dan muy bien las relaciones públicas y acaparar protagonismo en el Foro de Da-vos con tópicos sobre el cambio climático y la inclusión. Ella cambia de mentor a mentor con una facilidad consumada. Es además brillante en engañar gentilmente a la gente para que acepten una solución ya prefijada a un problema. Sin embargo, el problema es este. Ella no sabe nada de economía, y no muestra ningún interés en salir de la ignorancia. Las ideas con las que convence a todo el mundo es invariablemente el equivocado. Cualquiera podría haber visto que Grecia se dirigía al desastre. Asimismo, pocas personas podían creer seriamente que Argentina sobreviviría a la política de austeridad impuesta por el FMI. Pero Lagarde se aferra con ansia a todos los tópicos, incluso cuando se dirige claramente hacia el desastre.
Queda por ver lo que sucede en Argentina. El FMI probablemente encontrará alguna forma de reestructurar sus préstamos, e incluso 10.000 0 20.000 millones de dólares de pérdidas no serán críticas una vez compartidas entre sus 189 miembros (aunque será fascinante ver cómo reacciona Estados Unidos bajo el presidente Trump, comprometido a aportar el 17 por ciento de ese dinero, ante el último desastre del Fondo). El problema es que es probable que Lagarde sea aún peor en el Banco Central Europeo cuando asuma el cargo a principios de noviembre. Puede que su predecesor italiano, Mario Draghi, haya tenido sus defectos, pero no cabe duda de que ha sido un brillante banquero central que ha mantenido vivo el euro en solitario durante los últimos ocho años de su mandato. Forzó las reglas que lo limitaban, venció a los mercados de bonos y se supo poner de su lado a los gobiernos europeos para mantener a flote una moneda disfuncional por su propia naturaleza. Es innovador y decidido, y a menudo sabía sorprender, y funcionó.
Por el contrario, como ha demostrado una vez más la debacle argentina, Lagarde es una catástrofe en sí misma que tropieza de un desastre a otro. Solo le importan los compromisos políticos, no muestra ningún signo de creatividad económica o financiera, y está completamente ciega a los desastres, incluso cuando la miran directamente a la cara. La eurozona se enfrenta a toda una serie de nuevos retos: con Alemania entrando en recesión tendrá que encontrar nuevas formas de reflotar su economía y rescatar a sus bancos, si quiere poner algún remedio a las grietas que resurgen en la Unión Monetaria. ¿Qué posibilidades hay de que Lagarde sea capaz de lidiar con eso?: cero. Sin embargo, nadie que haya seguido su carrera puede decir que no fue advertido.