Nissan no logra levantar cabeza. A las pérdidas con las que cerró su año fiscal pasado (que fue de abril de 2024 a mayo de 2025), se suman las que anota el grupo japonés en este primer trimestre fiscal. La compañía perdió 115.800 millones de yenes (677,8 millones de euros) , mientras el nuevo CEO, Iván Espinosa, sigue acometiendo una reestructuración para salvar a la empresa.
No obstante, Nissan esperaba que el golpe en estos últimos tres meses fuera más duro. En la presentación de sus cuentas financieras trimestrales, el grupo explica que la reducción en sus costes fijos ayudaron a mitigar las pérdidas, con lo que cerró con pérdidas operativas por 79.100 millones de yenes (463 millones de euros), menor a los 200.000 millones (1.170 millones de euros) que tenía anotados en su previsión anterior, y frente al beneficio operativo de 1.000 millones (5,85 millones de euros) del mismo periodo del año pasado. Esta pérdida operativa también registra un impacto de los aranceles del 25% adicional a las importaciones de automóviles a Estados Unidos, impuestos desde mayo por 70.000 millones de yenes (409,52 millones de euros).
Con todo, los ingresos de Nissan cayeron un 9,7% anual, hasta los 2,7 billones de yenes (15.845,92 millones de euros) y registró un margen operativo negativo, del 2,9%, frente al 0% anotado en el mismo trimestre de su año fiscal anterior. El grupo japonés entregó 707.000 unidades a nivel global, un 10,1% menos que el año pasado. En medio de política arancelaria impuesta por el Gobierno de Estados Unidos, el dueño del Qashqai redujo sus ventas un 6,5% en ese país. La caída más importante de sus entregas, no obstante, la tuvo en China, donde comercializó 27,5% menos automóviles, mientras los competidores locales siguen acaparando el merca.
El año pasado, Nissan mantuvo conversaciones con Honda con el objetivo de formar lo que habría sido el tercer mayor fabricante de automóviles del mundo. Sin embargo, en ese momento, el CEO Makoto Uchida decidió retirarse de las negociaciones, argumentando que la fusión supondría una pérdida de autonomía para el grupo. Desde entonces, Nissan continúa explorando nuevas alianzas estratégicas que le permitan hacer frente a la creciente presión de los fabricantes chinos en el mercado asiático, al tiempo que refuerza su apuesta por las tecnologías híbridas.
Cierre de una planta histórica
Mientras tanto, el grupo sigue adelante con su proceso de reestructuración interna. El directivo mexicano, que se incorporó a la compañía hace unos meses, está llevando a cabo un plan con el que ha logrado ahorrar más de 30.000 millones de yenes (175,6 millones de euros) en los últimos tres meses.
Como parte de este proceso, ya ha cerrado cinco de las siete fábricas incluidas en su estrategia de reducción de costes presentada el año pasado. Entre las medidas adoptadas, ha detenido la producción en su planta de Argentina, ha vendido su participación en la fábrica y el negocio conjunto que mantenía en India a Renault, y ha cesado las operaciones en dos instalaciones ubicadas en Japón. Además, este mismo miércoles, Nissan ha anunciado el cierre de su histórica planta de Civac, en el estado mexicano de Morelos, en el centro del país.
Esta planta, ubicada en la ciudad de Cuernavaca (al sur de Ciudad de México) abrió sus puestas en 1966, siendo primer centro de producción del fabricante fuera de Japón. La fábrica, que ha producido a lo largo de su historia más de 6,5 millones de vehículos que se han entregado tanto en México como en otras partes del mundo, traslada sus operaciones a la factoría que tiene el grupo en Aguascalientes.
Este último paso forma parte de su programa Re:Nissan, con el que busca reducir su capacidad de producción global de 3,5 millones de unidades (excluyendo China) a 2,5 millones, manteniendo una tasa de utilización de la planta cercana al 100 %. Por lo que, la compañía ha estado considerando la consolidación de sus plantas de producción de 17 a 10.
Perspectivas de crecimiento inciertas
El entorno geopolítico, a pesar de las treguas arancelarias entre Estados Unidos y Japón siguen pesando sobre los fabricantes de automóviles nipones. Nissan, por esto, pronostica que cerrará su año fiscal 2025 (que concluye en mayo del próximo año) con unos ingresos de 12,5 billones de yenes (73.173 millones de euros) sin embargo, no publica una previsión ni de su beneficio operativo o de su flujo de caja libre automotriz.
Para su segundo trimestre fiscal, al cierre de 2025, espera una cifra de negocio de 2,8 billones de yenes, una pérdida operativa de 100.000 millones de yenes y un flujo de caja libre automotriz negativo de 350.000 millones de yenes.
"Estos resultados nos recuerdan la urgencia de nuestro plan de recuperación Re:Nissan. Durante el último trimestre, hemos dado los primeros pasos decisivos: recortar costes, redefinir nuestra estrategia de producto y mercado, y fortalecer alianzas clave", comentó Espinosa.