
Nissan está abierta a compartir su red de producción global con su socio chino Dongfeng mientras reestructura su negocio, dijo el presidente ejecutivo Iván Espinosa en unas declaraciones recogidas por Automotive News.
Esta decisión llega como parte de un amplio esfuerzo de reducción de gastos y reestructuración, después de que la compañía anunciase que recortará 11.000 puestos de trabajo y cerrará siete fábricas en todo el mundo, aunque no se han confirmado todavía sus ubicaciones.
A pesar de las dificultades económicas que atraviesa, Nissan evita cerrar, planteando para ello opciones que hasta el momento podían resultar impensables, como es este acuerdo de conveniencia para ambas partes.
Nissan dispuesta a ceder sus fábricas
Durante cierto tiempo Nissan estuvo barajando un gran acuerdo con Honda, en lo que sería una alianza japonesa que pondría fin a los problemas. No obstante, Makoto Uchida, el máximo responsable de Nissan hasta la llegada de Espinosa, se enrocó en una posición que derivó en un cese de las negociaciones.
Una vez rota esa vía, el fabricante nipón mira a China. Durante los últimos meses, se han producido importantes avances en materia de colaboración con el N7, el primer Nissan eléctrico desarrollado para el mercado chino.
Las cifras avalan esta alianza, puesto que se trata del vehículo eléctrico, surgido de colaboración extranjera, que ha conseguido vender 10.000 unidades más rápido, concretamente en un tiempo de 7 meses.

Para el desarrollo del N7, la firma japonesa ha contado con la ayuda de Dongfeng, uno de los fabricantes estatales más grandes de China que se encuentra en plena expansión.
Nissan y Dongfeng avanzan hacia una alianza estratégica que podría redefinir su presencia global. Tras probar suerte en Europa con pequeñas exportadoras, Dongfeng aterrizó en España el año pasado con tres marcas: la propia Dongfeng, Voyah y MHero, y ya se habla de la posibilidad de añadir una cuarta.
Ahora, Nissan busca el respaldo tecnológico y financiero de Dongfeng y estaría dispuesta a ceder capacidad de sus fábricas para que el chino fabrique allí sus vehículos. Esta medida aliviaría la carga de aranceles que Europa y Estados Unidos imponen cada vez más a la industria china.
Para Nissan, abrir sus líneas de producción a Dongfeng supondría un salvavidas: evitaría cierres de plantas y despidos masivos que habían amenazado su competitividad frente a otras marcas. A cambio, obtendría una inyección de capital clave para asegurar su futuro.
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