Economía

La UE afronta dividida la votación de sus aranceles sobre los coches chinos

  • España y Alemania piden reconsiderar la medida por el impacto en el sector
  • Francia e Italia son favorables a mantener esta tasa adicional
  • El voto, no vinculante, podría retrasarse al día 30
El canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
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La relación comercial entre China y la UE afronta una semana clave para dilucidar si, finalmente, el bloque comunitario mantendrá los aranceles a las importaciones de baterías de vehículos eléctricos de Pekín. Está previsto que, el próximo miércoles, los Estados miembro voten si mantener estas tarifas a las importaciones del gigante asiático o si, por el contrario, se levantan. Un tira y afloja que contará con la oposición de Alemania y España.

Los Gobiernos de la UE están llamados a una votación para decidir si la propuesta de Bruselas de aplicar tarifas de hasta el 36% a las importaciones de vehículos eléctricos de Pekín entra en vigor a partir de noviembre. En esta votación se requiere de una mayoría de bloqueo de 15 Estados miembro y el 65% de la población de la UE para tumbar la medida. El procedimiento se llevará a cabo mediante voto secreto y el resultado no es vinculante.

La fecha, no obstante, podría variar. Y es que fuentes comunitarias han indicado que la votación podría verse retrasada unos días, hasta el 30 de septiembre. Las tarifas definitivas entrarían en vigor el 30 de octubre para un periodo de 5 años, de no lograrse una mayoría cualificada que rechace la medida.

Los equilibrios en el entramado comunitario son delicados y el peso de Alemania en la toma de decisiones de la UE es innegable. Su clara oposición a la aplicación de aranceles adicionales a los coches eléctricos chinos se suma a la de otros Estados miembro como España o Suecia.

Berlín se encuentra contra las cuerdas pues su industria automovilística es especialmente sensible a las relaciones comerciales con el gigante asiático, donde cuenta con una gran parte de la producción. Tanto es así que las grandes firmas de motor alemanas ya han empezado a resentirse de la propuesta arancelaria de Bruselas.

España ha decidido jugar sus cartas también. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez se alineaba con el canciller alemán, Olaf Scholz, e instaba a la UE a "reconsiderar" los aranceles, en un reciente viaje al gigante asiático. Su intención era la de persuadir al Ejecutivo de Xi Jinping para no aplicar prácticas recíprocas sobre el sector porcino comunitario, un ámbito en el que España se vería especialmente afectada.

Sin embargo, las declaraciones de Sánchez no han tenido un gran recibimiento en la capital comunitaria y han suscitado cierto malestar. Desde Bruselas le recordaban que la responsabilidad de la política comercial corresponde a la UE, no a los Estados miembro.

El primer y segundo mayores fabricantes de automóviles del bloque, Alemania y España, respectivamente, podrían contar con el respaldo de otros Estados miembro, como Suecia y Finlandia. Y es que tanto Berlín como Madrid son especialmente sensibles, además, a las inversiones del gigante asiático. De seguir la votación la tendencia del pasado julio, dos pesos pesados de la UE, Francia e Italia estarían a favor de aplicación de aranceles.

Pese al diálogo establecido con Pekín, parece que las negociaciones con Bruselas no avanzan muy favorablemente. La última reunión tuvo lugar la pasada semana cuando el ministro de Comercio chino, Wang Wentao, y el vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, se vieron las caras en Bruselas sin un resultado satisfactorio para ambas partes.

El letón refirmó que, pese a las críticas de Pekín, la investigación a los vehículos eléctricos chinos se enmarca en las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y manifestó su preocupación por las investigaciones de China al cerdo, lácteos y brandy europeos.

La Comisión Europea ha llevado a cabo una investigación sobre las importaciones de baterías de vehículos eléctricos chinos a la UE al considerar que estaban dotadas de subsidios del Ejecutivo de Pekín que suponen una violación de las reglas de competencia y proporcionan a sus empresas de la capacidad de vender sus productos a precios más bajos, incurriendo en prácticas de dumping.

La tasa adicional

La última revisión de Bruselas rebaja así al 36,3% el tipo máximo que se aplicaría a las empresas chinas que no han colaborado con la investigación, desde el 37,6% que fijaba en julio y que, a su vez, suponía una rebaja desde el 38,1% que planteaba inicialmente. Ocurre a la inversa con las empresas que han colaborado en el proceso. La Comisión Europea incrementó la tasa al 21,3% para estas empresas, desde el 20,8% de julio y por encima, también, del 21% del inicio. Tales cifras se sumaría al arancel del 10% que ya se aplica a las importaciones de vehículos eléctricos de China, aunque esta tasa adicional quedaría reducida al 9% en el caso de Tesla.

El diálogo entre las autoridades chinas y europeas continúa. El recibimiento de Pekín de los aranceles no fue precisamente positivo. Si Bruselas acusa a China de aplicar subvenciones "injustas" y de conferir ventaja competitiva a sus empresas, el gigante asiático tildó los aranceles de Europa de "proteccionistas" y "caza de brujas". Pekín ha puesto en marcha investigaciones contra la carne de cerdo y los productos lácteos importados de la UE aduciendo los mismos motivos.

La Comisión Europea anunció, además, otras investigaciones como al sector de proveedores eólicos o productos sanitarios de China. A raíz de ello, Pekín contraatacó con sospechas acerca de si Europa estaba vendiendo coñac de alta calidad a precios más bajos. Una investigación que finalmente descartó aplicar tarifas adicionales.

Sin embargo, China tiene otros dos sectores sensibles en el punto de mira. Ha abierto una investigación contra la carne de cerdo importada de la UE y contra los productos lácteos, en ambos casos por estar dotados de subsidios y prácticas de dumping.

La negociación entre ambas potencias trata de buscar fórmulas compatibles con las reglas de la Organización Mundial del Comercio. Unas reglas que la Comisión Europea considera que Pekín se ha saltado. Sin embargo, China presentó un recurso ante este organismo argumentando que los aranceles provisionales de la UE "no tienen base legal".

Un llamamiento global

Más países han incrementado sus aranceles a los coches eléctricos chinos. EEUU y Canadá han optado por aranceles del 100%. Turquía aplica una tarifa adicional del 40%, India aplica una tasa del 70% a las importaciones de los vehículos con un precio inferior a 40.000 millones de dólares y del 100% a los que superen esa cuantía y Brasil elevó al 18% la tasa en julio para incrementarla, de nuevo, al 35% en 2026. Washinton también ha elevado los aranceles a las importaciones de paneles solares chinos, del 25% al 50% y triplicado las tasas del acero y aluminio, al 25% desde el 7,5%.

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