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El reto de gestionar un gigante del automóvil: Filosa se enfrenta a las múltiples crisis de Stellantis

John Elkann, presidente de Stellantis y Antonio Filosa, director de Operaciones de Stellantis en América | Stellantis
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En 2015, Antonio Filosa era gerente de la planta brasileña de Fiat en el municipio de Betim en el estado de Minas Gerais, llevaba 10 años trabajando para la marca italiana y había acumulado ya vasta experiencia en el mundo de la automoción trabajando en Iveco en España y en Estados Unidos. "Siempre busqué la oportunidad de trabajar con otros para aprender sobre los procesos estratégicos", narraba el directivo italiano en un vídeo en el que lo entrevistaban sobre su carrera y su historia.

Un decenio después, Filosa debe hacer frente a procesos más complicados, como lograr que el segundo grupo automovilístico europeo retome el vuelo tras ver su beneficio neto recortarse un 70% el año pasado, hasta los 5.520 millones de euros, así como mejorar la relación entre Stellantis y el Gobierno de su país natal tras las tensiones surgidas con su predecesor y palear los efectos de los aranceles de Donald Trump.

Filosa, que ha sido nombrado consejero delegado de Stellantis este miércoles, estaba al frente de las operaciones del grupo en América, y era una de las opciones más sonadas para reemplazar a Carlos Tavares, que dejó la compañía el pasado diciembre, tras meses de desacuerdos con la Junta Directiva por el rumbo que había tomado el grupo multinacional que integra 14 marcas entre las que están Fiat, Peugeot, Citroën Jeep, Alfa Romeo, Ram o Chrysler, entre otras.

En los últimos meses, mientras el presidente de la compañía, John Elkann se hacía cargo de forma interina de la compañía, Filosa hizo frente a desafíos que Stellantis tenían en regiones clave, como en Norteamérica, donde logró reducir el incremento de stock de los concesionarios el año pasado. También avanzó en como mejorar la relación con estos y los sindicatos, al tiempo que trató de encontrar encaje a marcas históricas como Chrysler.

En su carrera, Filosa ha sido un puente entre las dos orillas del Atlántico para las marcas que conformaban primero Fiat Chrysler Automobiles (FCA) ytras la fusión con el grupo PSA (Peugeot-Citroën), en 2021, Stellantis, por lo que consiguió expandir la penetración en el continente americano de firmas reconocidas como Fiat, Peugeot, Ram o Jeep.

De hecho, en su etapa como CEO de Jeep, el directivo dio una vuelta a la marca estadounidense y consiguió impulsar la firma a nuevas regiones como Europa, con nuevos modelos como el Avenger o el llevar la marca al que se ha vuelto su principal mercado, Brasil. En este país también inauguró una de las plantas automotrices más grande de Sudamérica en Pernambuco.

Un perfil conciliador y eficiente

Ese perfil conciliador es el que necesita ahora el grupo, que tiene que mejorar sus relaciones con concesionarios, al igual que con sindicatos y gobiernos, como el de la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, ya que en el país transalpino, el grupo había estado reduciendo su producción en plantas históricas con Mirafiori (Turín) para llevarlas a países con un coste de mano de obra más barato. Al menos en este ámbito, el camino ya lo ha marcado el director de Operaciones para Europa Ampliada de Stellantis, Jean-Philippe Imparato, que en diciembre del año pasado se reunió en Roma con el gobierno italiano para anunciar una inversión de 2.000 millones de euros y asegurar "que todas las plantas del grupo en el país permanecerán activas hasta 2026".

Este viraje en la dirección que Tavares estaba llevando al grupo internacional también se ha visto reflejada en la reincorporación a inicios de este año de Stellantis en la asociación de fabricantes europeos de automóviles (ACEA), y donde volverá a compartir la voz común de la patronal frente a las políticas de la Unión Europea.

La experiencia de Filosa en Estados Unidos le servirá también para afrontar la turbulencia generada por los aranceles a las importaciones de vehículos y componentes del 25% impuesta por la administración Trump. De hecho, Stellantis, que cuenta con plantas en Norteamérica, al norte y sur de la frontera estadounidense, ha sido uno de los grupos que más lobby ha hecho por intentar rebajar la tarifa impuesta por el mandatario. El grupo multinacional sería uno de los más afectados por esta política comercial, al ser igual que Volkswagen, un fabricante de marcas de gran volumen donde existe menos flexibilidad en los precios, según apuntan calificadoras como Scope Ratings.

Con todo, el directivo de 51 años asume el reto de gestionar un gigante automovilístico que enfrenta crisis por varios frentes, que el año pasado recortó su cifra de negocio un 17% anual, hasta los 156.878 millones de euros y cuyas entregas se recortaron en un 13%, hasta las 5,5 millones de unidades. Sin embargo, según el presidente del grupo, John Elkann, está bien preparado el nuevo CEO: "El profundo conocimiento de Antonio de nuestra compañía, incluida su gente a la que considera nuestra principal fortaleza, y de nuestra industria, lo equipa perfectamente".

En aquel vídeo de 2015, Filosa recordó su primer acercamiento al mundo automotriz: "Mi padre me enseñó que un vehículo con dos ruedas era una Ducati, y con cuatro ruedas, un Alfa Romeo".

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