
"El destino de la industria automovilística europea se juega este año", aseguran los líderes de Stellantis y Renault, John Elkann y Luca de Meo, respectivamente. La caída del mercado comienza a tener las primeras consecuencias en ciertas marcas del Viejo Continente.
Actualmente, Europa atraviesa una de las crisis automovilísticas más importantes de las últimas décadas, y las advertencias de los fabricantes han terminado por convertirse en una realidad, así lo han confirmado ambos directivos.
Según Elkann, la venta de vehículos de Stellantis ha caído de manera considerable en los últimos años, pasando de los 18 millones de matriculaciones en 2019 a 15 millones el pasado año.
De mantenerse este ritmo, y tal y como afirma el líder italo-estadounidense, las ventas podrían reducirse a la mitas en tan sólo una década. De hecho, Europa es el único mercado mundial que todavía no se ha recuperado del COVID-19.
La regulación, el principal problema
Elkann y De Meo avisan que desde Bruselas se está produciendo "un exceso de regulación que está ahogando la competitividad y encareciendo el acceso al automóvil", tal y como recogen unas declaraciones de ambos directivos en una entrevista al diario francés Le Figaro.
De hecho, y para poner un contexto, el precio de un Renault Clio ha experimentado una subida del 40% en la última década. Luca De Meo tiene claros los motivos de este considerable aumento: el 92,5% de ese aumento se debe a la regulación.
Cada vez menos particulares se plantean la idea de tener un coche en propiedad. ¿El motivo? Las normativas europeas afectan notablemente a los conductores y, además, en algunos países se está dando una visión muy negativa del vehículo privado.
"Europa diseña regulaciones para coches grandes y caros. Aplicarlas a coches pequeños destruye su rentabilidad", afirma De Meo. Ante esta situación, el líder de Renault solicita una diferenciación entre los vehículos urbanos y el resto para evitar que el precio continúe aumentando.
Un papel fundamental para España
El sur de Europa puede jugar un papel clave para amortiguar una caída aún mayor en el sector automovilístico. España, Italia y Francia son los mercados más afectados: sus ciudadanos difícilmente pueden permitirse los vehículos que estas industrias fabrican, pero, en conjunto, cuentan con una capacidad productiva superior a la de potencias como Alemania.
Estos tres países aportan más de 400.000 millones de euros en recaudación anual de impuestos, aunque la futura prohibición de vender coches de combustión a partir de 2035 podría trastocar por completo la dinámica del mercado.
"No se trata de estar a favor o en contra de los eléctricos. Hace falta reabrir el debate con racionalidad. Las marcas necesitan previsibilidad", ha señalado John Elkann, subrayando la urgencia de una hoja de ruta clara para todos los implicados.
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