
La guerra arancelaria interpuesta por Donald Trump, a pesar de la tregua anunciada en el día de ayer, está aumentando la presión sobre algunas de las marcas del Grupo Stellantis, quien se encuentra examinando la separación de dos icónicas marcas como son Alfa Romeo y Maserati.
La multinacional automotriz ha encargado a la consultora de gestión global McKinsey & Co. un asesoramiento estratégico sobre Alfa Romeo y Maserati, según asegura Bloomberg.
El presidente de Stellantis, John Elkann, habría pedido a la consultora que se encargase de evaluar opciones para estas dos firmas, incluida la asociación con fabricantes para poder acceder así a la tecnología.
Y claro, ante esta situación las noticias vuelan y ya son varias las empresas asiáticas que han mostrado su interés, aunque estas consideraciones se encuentran en una etapa demasiado temprana. No obstante, los escenarios a largo plazo incluyen la escisión de Maserati.
"Se le ha pedido a McKinsey que proporcione sus consideraciones con respecto a los aranceles estadounidenses recientemente anunciados para Alfa Romeo y Maserati", dijo, según Bloomberg, un portavoz de las marcas.
El objetivo principal de Stellantis no es otro que reestructurar las marcas, puesto que están en una complicada situación debido a la disminución de las ventas y las pérdidas operativas.
De hecho, a principios del pasado mes de marzo, la multinacional automotriz ya habría recortado un total de 1.600 millones de euros en el presupuesto de inversión para una de estas dos firmas italianas, concretamente Maserati. Esto provocó la cancelación de nuevos modelos que tenían planeados.

Además, el año pasado la firma del tridente registró una pérdida operativa de 285 millones de dólares, unos 260 millones de euros, después de que la venta de sus vehículos disminuyera en más de la mitad.
El presidente ejecutivo de Maserati, Santo Ficili, comentaba a periodistas el mes pasado que alrededor del 35-40% de los clientes de la marca de vehículos de lujo se encuentran en Estados Unidos.
El caso es que al no tener fábricas fuera de Europa, todos los Alfa Romeo y Maserati vendidos en el país estadounidense deben ser importados. Eso sí, y ante el presunto interés chino, cabe destacar que Elkann no tiene pensado, en un principio, vender las marcas a un rival asiático.
El presidente del gigante automotriz también planea llevarse la producción de Maserati a una de las fábricas más infrautilizadas de Italia en medio de los esfuerzos por reparar su relación con Roma, aunque ya advirtió el pasado mes que los aranceles de Trump podrían afectar considerablemente a la producción de automóviles del país.
Stellantis se enfrenta a una gran presión para reposicionar las marcas Maserati y Alfa Romeo, debido a la amenaza de aranceles en Estados Unidos y a sus bajas cifras de ventas. El futuro de estas marcas está en juego y McKinsey está por presentar estrategias para su rescate. Se barajan diversas opciones, desde establecer asociaciones hasta llevar a cabo spin-offs.
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