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Trump alivia al mundo de los aranceles… pero no a EEUU: el daño a su economía no cambia por la agresividad hacia China

  • El aumento del impuesto a China deja el arancel medio en EEUU casi como estaba
  • El riesgo inflacionista se mantiene intacto en el país a pesar del giro de Trump
  • Varios miembros de la Fed piden paciencia e insisten en que están centrados en la inflación
Xi Jinping, presidente de la República Popular China, y Donald Trump, presidente de EEUU, se encuentran en 2017. Foto: Efe
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Este miércoles el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dio un giro a su política arancelaria, al reducir todos los impuestos propuestos hasta una tarifa plana mundial del 10% durante los próximos 90 días, un periodo que aprovechará para negociar con los distintos países. Al mismo tiempo, incrementó los aranceles a China hasta el 120%, un porcentaje que este jueves se ha incrementado hasta el 145%. Si bien el mundo ha respirado aliviado tras el anuncio de Trump, hay un país, más allá de China, que no puede decir lo mismo: Estados Unidos. La agresividad de Trump con el arancel a China ha hecho que la tasa media que estaba sobre la mesa en los últimos prácticamente se mantenga sin cambios para el ciudadano estadounidense, algo que mantendrá le impacto negativo en la economía estadounidense: las presiones inflacionistas, y el daño al crecimiento económico, no se diluyen.

Los aranceles de Trump no han cambiado para el ciudadano estadounidense tras el giro de la política comercial que ha llevado a cabo la Casa Blanca este miércoles. Los expertos están recalculando el impacto que tendrá el cambio de opinión de Trump en el arancel medio que va a tener que soportar el ciudadano estadounidense con el nuevo escenario, y la realidad es que la situación no ha cambiado nada… o incluso empeora.

El incremento del arancel a China ha alcanzado el 145%. Si se tiene en cuenta el recorte del arancel propuesto para el resto del mundo, hasta el 10%, pero también el aumento que se ha aprobado para China, para el equipo de economistas de Bloomberg la tasa media apenas se ha reducido: con un arancel del 125% para China (antes de la imposición de otro 20% adicional, este jueves), los expertos de la agencia valoran que la tasa media quedará en Estados Unidos en el 26,25%, frente al 26,85% que se mantenía antes del cambio del miércoles.

Así, se trata de un recorte casi imperceptible, e incluso, si se toma como referencia el nuevo 20% para China, deja el arancel medio que se cobrará en Estados Unidos por encima de los niveles que había sobre la mesa en el arranque de la semana.

Esta advertencia de los economistas de Bloomberg la repiten otros economistas. Preston Caldwell, economista senior de Morningstar, explica cómo, a su juicio, la reacción del mercado del miércoles, con un fuerte rebote generalizado en las bolsas estadounidenses, es "demasiado optimista, a menos que Trump anuncie nuevos recortes arancelarios, y una postura creíble de que no tomará nuevas represalias. El arancel medio en EEUU es ahora del entorno del 20% por el 125% que se ha aplicado a China", señala, antes de conocer el nuevo 20% que se ha aprobado contra el gigante asiático.

Mark Zandi, economista jefe de Moody's, lanza un mensaje similar. "Yo no tengo demasiado consuelo en el cambio de aranceles. Con el 125% a China, el arancel efectivo en EEUU frente al mundo no ha cambiado de forma apreciable. Está todavía por encima del 20%, y va a suponer aumentos de precios en todos los frentes, desde la ropa, hasta los teléfonos móviles", ha señalado a USA Today.

"No encuentro demasiado consuelo en el cambio de aranceles", explica Mark Zandi, economista jefe de Moody's

El enorme peso que tiene China en el comercio con Estados Unidos hace que cualquier aumento arancelario hacia el país asiático tenga un impacto muy significativo en la media que terminará pagando el ciudadano estadounidense, además que hay que tener en cuenta el 10% de 'tarifa plana' mundial que todavía mantiene Trump, un porcentaje que habrá que esperar a ver si se elimina en los próximos 90 días, o si, en un nuevo giro de los acontecimientos, vuelve a aumentar.

Con estas cifras sobre la mesa, parece claro que la economía norteamericana va a continuar amenaza por aumentos de inflación y un deterioro en el crecimiento y en los beneficios empresariales, algo que, de hecho, ya se está empezando a notar en las compras de bienes chinos por parte de empresas estadounidenses. Firmas como Amazon han empezado a cancelar pedidos que provengan de China, según destaca la agencia Bloomberg, y otras, como Haas Automation, la mayor fabricante del mundo de herramientas, ha alertado de un fuerte descenso de las compras de sus productos, tanto fuera, como dentro de las fronteras estadounidenses.

Jake Colvin, presidente del Consejo Nacional de Comercio Internacional estadounidense, considera que "si bien la pausa de Trump va a reducir el daño inmediato, no reduce la incertidumbre que está paralizando a las empresas, en su comercio, sus fuentes, y sus cálculos de inversión", ha señalado. El proceso se puede prolongar en el medio y largo plazo, a juicio de los economistas de Bloomberg, que avisan de que "el shock puede prolongarse durante los próximos 2 o 3 años".

Un buen ejemplo de que los aranceles sí son un juego de suma cero, y no así el déficit comercial, como opina Trump, lo presenta ahora Robert Koopman, quien fue economista jefe de la Organización Mundial del Comercio, y ahora explica cómo el principal daño de la crisis arancelaria lo sufrirán el propio Estados Unidos y China, que se han enredado en una pelea de ataques y contraataques comerciales. Para Koopman, es importante recordar que el comercio entre EEUU y China son unos 700.000 millones de dólares al año, lo cual representa menos del 3% del comercio mundial.

El resultado de esta pelea de gallos será, según han avisado multitud de economistas en los últimos meses, una combinación de más inflación y deterioro en el crecimiento económico.

La Fed se centrará en la inflación

Teniendo en cuenta lo anterior, la Reserva Federal se encuentra en este momento con un dilema importante: ¿Qué es más importante, atender a la inflación, o al empleo? Las dos variables están incluidas dentro de su mandato (conseguir el pleno empleo y mantener la estabilidad de precios), y el problema ahora es que, si la situación se desarrolla como se espera, la inflación y el desempleo probablemente aumentarán a la par, algo que complica la actuación del banco central.

Si la Fed sube tipos para intentar contener a la inflación, correrá el riesgo de dañar todavía más al crecimiento económico, con las consecuencias negativas que eso tiene para el empleo. Si por el contrario la Fed se centra en intentar reducir la tasa de desempleo si esta aumentase (en este momento el empleo mantiene buena salud, con una tasa de desempleo de sólo el 4,2%), con bajadas de tipos, esto añadiría presiones inflacionistas.

Si bien los mercados han comprado en los últimos días que la Fed actuará con determinación en los próximos meses para intentar apoyar el crecimiento de Estados Unidos, y han llegado a descontar, el pasado viernes, hasta 5 bajadas de tipos de 25 puntos básicos por parte del banco central antes de 2026, estas perspectivas se están diluyendo (ya solo se esperan 3 recortes en este periodo), y hay varios miembros prominentes de la Fed que están pidiendo paciencia con los recortes de tipos, y centrando su atención en el problema inflacionista que puede generar el conflicto comercial.

"Ahora tenemos que tener la vara de medir más alta para plantearnos bajar los tipos", explica Kashkari, de la Fed

El propio Jerome Powell, presidente de la Fed, ha destacado que no tienen la necesidad de apresurarse y hacer cambios en su política monetaria, hasta que analicen el impacto de las políticas comerciales de Trump. Otros, como Neel Kashkari, de la Fed de Mineapolis, creen que "por la importancia que tiene mantener las expectativas de inflación contenidas, y la probabilidad de que la inflación aumente por los aranceles, ahora debemos tener la vara de medir más alta para plantearnos bajar los tipos", explica.

Otros miembros, como Beth Hammack, de la Fed de Cleveland, piden paciencia para ver cómo se desarrollan los acontecimientos antes de que el banco central tome una decisión: "Es mejor esperar y ver que reaccionar rápido en la dirección equivocada", explica. Otros, como Alberto Musalem, de la Fed de San Louis, o Adriana Kugler, reiteran la importancia de mantenerse centrados en la inflación.

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