Bolsa, mercados y cotizaciones

La paradoja de la Fed mantiene en vilo a la bolsa americana

  • Las perspectivas económicas de la Fed no casan del todo con una bajada de tipos
Jerome Powell, presidente de la Fed
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"¿Dónde está la debilidad de la economía?", se pregunta Ken Polcari, director de gestión de Butcher Joseph Asset Management, haciendo referencia a los datos de inflación correspondientes al mes de mayo. Cierto es que el dato de cabecera quedó en el 1,6% en su tasa interanual, pero la lectura subyacente, que deja de lado los precios de los alimentos y la energía, se situó en el 2,1%, tras registrar su mayor ritmo de crecimiento desde enero de 2018.

Polcari no esconde su desconfianza sobre si una rebaja de tipos de interés -de 25 puntos básicos, como descuenta ya el 81 % para el próximo 31 de julio- será una decisión inteligente por parte de la Reserva Federal. En la New York Stock Exchange, su antiguo colega de fatigas y glorias bursátiles, Peter Tuchman, director de operaciones de Quattro Securities, celebraba con cierta cautela los nuevos máximos alcanzados esta semana, tanto por el Dow Jones como por el S&P 500.

"La razón por la que hemos llegado hasta aquí es obviamente la anticipación de un recorte de tasas, eso es básicamente un paquete de estímulo", explica a elEconomista. Sin embargo, no ignora "la paradoja" en la que nos encontramos, donde la renta variable estadounidense continúa batiendo máximos, pero a su vez la economía parece estar necesitada de un incentivo. "No habría estímulo si no se estimase que no estamos operando a todo nuestro potencial", aclara.

Quizás el contexto haya perdido brío, pero no debemos pasar por alto que el PIB de EEUU creció un 3,1% en el primer trimestre y la propia Reserva Federal considera que cerrará el conjunto de 2019 con un avance del 2,1%. "Los datos más recientes de ventas minoristas han cambiado el juego ya que el fuerte dato de mayo y las importantes revisiones al alza de abril, refuerzan la perspectivas de crecimiento del segundo trimestre", destaca Win Thin, estratega jefe de Brown Brothers Harriman. 

"A medida que los síntomas de debilitamiento en el crecimiento económico mundial se vuelven más pronunciados, la economía estadounidense parece enferma, pero todavía lo suficientemente fuerte como para no darse por muerta aún", indica Beth Ann Bovino, economista jefe de S&P Global, citando al anciano de Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores, de los Monty Python.

Las incertidumbres siguen pesando

No obstante, cierta contradicción vuelve a hacer acto de presencia. También lo hizo el pasado miércoles y jueves durante la comparecencia semianual del presidente de la Fed en el Capitolio, donde Jerome Powell incidió en que el escenario base del banco central estadounidense es que el crecimiento económico se mantenga sólido, el mercado laboral fuerte y que la inflación vuelva a subir al objetivo del 2%. Dicho esto, reconoció que las incertidumbres en torno al crecimiento mundial y el comercio continúan pesando sobre las perspectivas.

Es cierto que, aunque el tradicional almanaque trille aquello de que los mercados alcistas y los ciclos económicos expansivos no mueren por viejos, las probabilidades de errores fatales aumentan a medida que estos envejecen y en ambos casos nos encontramos en el periodo más longevo de la historia moderna.

Es por ello que, aunque la expansión parezca todavía tener piernas, hay señales crecientes de que la fiesta podría estar llegando a su fin. Entre ellos destaca la curva de rendimientos, normalmente indicador de una recesión económica. La rentabilidad entre el bono americano a 10 años y la letra a 3 meses se ha ido aplanando durante los últimos nueve meses hasta invertirse, como ocurre en la actualidad.

Paralelamente, si miramos a los salarios a este lado del Atlántico, las subidas siguen resistiéndose en comparación con ciclos anteriores, cuando una tasa de paro baja solía traducirse en un crecimiento salarial por encima del 4%. Pese a que el desempleo ha llegado a tocar un mínimo del 3,6%, a la inflación salarial le cuesta mantenerse por encima del 3% y solo ha superado el 4% en una única ocasión (diciembre de 2018).

Aunque el incremento salarial no emule al de ciclos anteriores, se sitúa en estos momentos en los niveles más altos de la expansión en curso. De hecho, los datos indican un nivel récord en la preocupación de las empresas en lo que a los costes laborales se refiere. Sectores como el industrial y el de consumo serían los más afectados.

Pero quizás el epicentro que ha detonado el debilitamiento de las cadenas de valor y la actividad manufacturera, así como incrementado costes y generado dudas en las inversiones de capital de las empresas es el pulso comercial entre Washington y Pekín. "El reciente apretón de manos y el alto el fuego entre EEUU y China no ha reducido significativamente tensiones", aclara Cesar Rojas, economista de Citi.

Un aumento en los precios al consumidor relacionado con los aranceles impuestos hasta ahora ayudaría a acercar la inflación al objetivo de la Fed, pero es probable que el banco central considere cualquier aumento como temporal. "Las recientes señales que apuntan que la inversión empresarial se ha visto afectada por el pulso comercial probablemente alentarán a la Fed a bajar las tasas una vez este año", justifica Bovino.

Aún así, la economista jefe de S&P Global espera que los precios de consumo sobre el gasto personal (PCE) subyacente aumenten sustancialmente, hasta un 2,1% anual en el cuarto trimestre incluso sin tener en cuenta una posible reanudación de la escalada arancelaria. Es por ello que aquellos que atisben más de un recorte de 25 puntos básicos en el horizonte podrían estar equivocados… o no.

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