
El 17 de abril del año 2015 el Banco Sabadell concluyó una ampliación de capital de 1.600 millones para comprar la británica TSB, una operación que anunció en marzo de ese año. Por aquel entonces el valor bursátil de la entidad oscilaba entre los 9.000 y los 12.000 millones de euros. Ahora, tras las caídas de los últimos meses y cotizando a 0,87 euros por acción, la capitalización del banco cae a la zona de los 5.000 millones, su nivel más bajo desde agosto de 2013 y un 59 por debajo de los máximos de 2015. Este castigo sigue en 2019, con una caída del 11%, la mayor del Ibex.
El banco en aquel momento se preparaba para adquirir su actual filial británica por unos 2.300 millones de euros, una operación que se ha ido complicando de la mano del Brexit y los problemas que ha tenido en la integración de la compañía, lo que ha provocado que su comportamiento haya sido mucho peor que el de un sector que ya se ha visto de por sí fuertemente castigado.
Desde que el 24 de abril de 2015 la firma catalana anunció que había completado la ampliación de capital, sus títulos han sufrido una caída del 63%, 20 puntos porcentuales más de caída que el 43% registrado por el sector en la eurozona en el periodo. Y es que más allá de que las subidas de tipos no acaben de llegar en la eurozona, Sabadell se ha visto castigado por los fallos informáticos sufridos por TSB, cuyo coste ha ascendido a unos 330 millones de libras (377 millones de euros).
Este sobrecoste ha supuesto un descalabro en los resultados de la entidad catalana en 2018, cuyos beneficios se quedaron en los 328 millones de euros. El propio Sabadell informó a la CNMV que los costes de la migración tecnológica de TSB y los de culminar la limpieza de su balance tuvieron un impacto de 637 millones. "El cuarto trimestre ha sido otra vez embarullado en términos de ganancias, con el beneficio antes de impuestos un 30% por debajo del consenso, si bien hubo un cargo extraordinario de 48 millones por TSB", explican en Jefferies. Así las cosas, lo cierto es que los analistas no se creen el plan estratégico de la compañía, que fija un beneficio de 1.400 millones de euros en 2020 y una rentabilidad sobre el capital tangible del 13%, unas cifras que contrastan con los 956 millones y el 9% esperado por el consenso. Josep Oliu, presidente de la entidad, reconoció tras presentar cuentas que revisarán a lo largo de este año el plan estratégico toda vez que no parece que la filial pueda cumplir los objetivos presupuestados.
"La valoración del banco parece relativamente barata, pero nos preguntamos si los objetivos de ganancias pueden cumplirse dados los retos que existen en España (por las comisiones y los ingresos netos de intereses) y en Reino Unido (por los volúmenes) mientras las dudas sobre el capital se mantienen", concretan en Jefferies. "Nos mantenemos neutrales en la acción esperando a mayor claridad sobre los próximos impactos sobre el capital, los nuevos objetivos y sobre TSB", apuntan desde Credit Suisse. Eso sí, los analistas le otorgan una recomendación de mantener y un potencial del 49%.
El banco cotiza como Unicaja y Liberbank
Cuando Unicaja preparaba su salida a bolsa, una de las ambiciones del banco andaluz era salir a cotizar a un precio sobre su valor en libros superior al de Sabadell. Y parece que ese día cada vez está más cerca. La catalana cotiza a 0,4 veces su valor en libros, en línea con los múltiplos en los que lo hace Unicaja -tras el desplome por los resultados llegó a cotizar incluso más barato- y ligeramente por debajo de las 0,45 veces en las que lo hace Liberbank ante la posible fusión con la andaluza.