
En los últimos seis meses, el Ibex Small Cap (en el que se negocian las pequeñas cotizadas españolas) se deja un 21,9%, mucho más que el Ibex 35, que cede un 11,9% en ese periodo. El dato llama la atención porque lo habitual es que este selectivo de 30 pequeños valores se comporte mejor que su índice de referencia. Hacía, de hecho, cuatro años que el Small Cap no cerraba un semestre con peor rentabilidad que el Ibex.
Este movimiento tiene sentido, según Pedro Lacambra, gestor de Ibercaja Small Caps: "Responde a la rotación de carteras en un momento en que nos aproximamos al final del ciclo; en el largo plazo, las pequeñas tienden a hacerlo mejor que las grandes, pero en momentos como éste los inversores generalistas retiran sus posiciones en las inversiones menos líquidas", explica. Los gestores, en otras palabras, buscan valores defensivos y las small caps no lo son. "Son compañías de nicho, más expuestas, generalmente, a un solo mercado geográfico y a un único producto", añade Lacambra. Por tanto, "más que a una cuestión de fundamentales de las empresas, este cambio responde a una cuestión de asset allocation (asignación de activos)", señala.
"En todos los mercados mundiales el índice de pequeños valores suele hacerlo mejor que el de los grandes a largo plazo, pero es más volátil; y por tanto, en momentos de incertidumbre lo hacen peor", explica Pablo Martínez Bernal, responsable de relaciones con inversores de Amiral Gestión. En mercados bajistas como el actual, los inversores tienden a deshacerse de los valores menos líquidos.

En los últimos seis meses, las caídas más pronunciadas entre las pequeñas cotizadas las han protagonizado Dia (que hoy ya es una small cap, con una capitalización de 232 millones de euros) en el que ha sido el peor año de su historia; OHL, que se desploma más de un 74%; Codere (que se deja un 59,1%), además de Oryzon Genomics, Audax Renovables, Atresmedia, Solaria, Lingotes Especiales y Miquel y Costas, entre otras, todas ellas con caídas superiores al 30%.
Los expertos consultados coinciden en que, en momentos de mercado convulsos, pagan justos por pecadores. Señalan que hay valores con buenos fundamentales que han sufrido desplomes y que cotizan baratos. Es el caso de Lingotes Especiales, según comenta Martínez Bernal: "A pesar de ser cinco veces más pequeña en ventas que su comparable italiano Brembo, consigue mejores márgenes por su política de no fabricar nunca piezas a pérdidas", explica, para añadir que, pese a que en 2009 las ventas de la empresa se redujeron un 50%, consiguieron cerrar el año con beneficios, "algo muy difícil porque se trata de un negocio muy cíclico". Entre las principales caídas destaca también la de Miquel y Costas que, en opinión de Martínez, ha conseguido diversificar su actividad para no depender sólo de la fabricación de papel de fumar (también produce, entre otras cosas, papel para bolsas de té).
"Utilizar las primeras balas"
¿Es momento de entrar en small caps? Según Pedro Lacambra, "absolutamente; tras este sobrecastigo, es un buen momento para los inversores a largo plazo, porque a corto es posible que aún veamos caídas adicionales; pero sí, es momento de utilizar las primeras balas". También considera que se trata de una inversión adecuada para inversores a corto plazo en el caso de que esperen un rebote de mercado, "porque estas compañías rebotarían el doble".
Pese al mal semestre que están viviendo las small caps españolas, en el conjunto del año el índice que las agrupa se comporta mejor que el Ibex 35, al caer un 8,4% en 2018 frente al 15,6% que se deja el Ibex. Echando la vista atrás, si nos fijamos en el comportamiento anual, los pequeños valores lo hicieron peor en 2014, pero también en los peores años de la crisis: 2010, 2011 y 2012.