
Cuando el Dow Jones y el S&P 500 tocaban máximos históricos a finales del mes de enero, el actual presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, esperaba en el banquillo a tomar el testigo de su predecesora en el cargo, Janet Yellen. Desde el traspaso oficial de poderes, que culminó el pasado 5 de febrero, la renta variable estadounidenses se ha visto vapuleada por el azote del pulso arancelario a China y otros factores que han avivado la incertidumbre y la volatilidad a pie de parqué.
Sin embargo, con dos subidas de tipos en cartera, una de ellas ya con Powell al mando, y otros dos incrementos más en camino, el próximo descontado ya por el mercado para el próximo 26 de septiembre, parece que los primeros pasos del presidente de la Fed cuentan con el beneplácito de los inversores. Al menos eso se deduce si analizamos históricamente la evolución de los principales indicadores de la renta variable americana.
El Dow Jones de Industriales acumula una rentabilidad del 4,6% durante desde febrero, lo que supera con creces la media del 0,9% acumulada durante el primer medio año de un nuevo capitán al frente del banco central estadounidense. Un beneficio acumulado que dista eso sí, del 7,3% registrado durante los primeros compases de Yellen o el 20% registrado por Eugene R. Black y William Miller en 1933 y 1978, respectivamente.
Dicho esto, Powell no ha sufrido descalabros como los que golpearon los primeros meses de Alan Greenspan como presidente del instituto emisor, cuando el Dow Jones borró un 26,8% durante los seis meses posteriores a su toma de posesión en agosto de 1987. Tampoco ha repetido episodios como el que se encontró Eugene Meyer en 1930.
"Powell ha heredado una economía por debajo de la media, como se aprecia en las lecturas del PIB nominal o el IPC cuando se compara con el frente promedio de estas categorías desde 1914", explica, Sam Stovall, estratega jefe de CFRA.
Sin embargo, durante sus seis primeros meses dirigiendo el banco central estadounidense, el S&P 1500 registra una rentabilidad del 3,2% mientras que el S&P 500 ha subido un 2,8%. Si tenemos en cuenta tanto la coyuntura económica, con un PIB que avanzó un 4,1% en el segundo trimestre, así como las buenas expectativas del lado de los resultados empresariales, con el beneficio por acción de los componentes del S&P 500 avanzando una media del 24% entre abril y junio, todo parece indicar que la buena racha debería continuar.
Está previsto que Powell y el resto de los miembros del Comité Federal de Mercados Abiertos de la Fed (FOMC, por sus siglas en inglés), eleven el precio del dinero hasta un rango del 2 y el 2,25% el próximo mes. Tampoco está descartada una cuarta vuelta de tuerca a la manivela monetaria en diciembre dado que la inflación parece estar ganando impulso y el mercado laboral mantiene su fortaleza.
En estas circunstancias, y con el S&P 500 a menos de un 1% de volver a coronar la cima lograda en enero, Stovall y otros expertos siguen siendo optimistas, aunque con matices. "No creemos que este escenario de Ricitos de Oro continúe, pero tampoco esperamos que el transparente de ajuste de tipos que planea Powell cause que esta expansión económica vaya a finalizar pronto", estima el estratega de CFRA, quien avisa que las elecciones legislativas o las tensiones comerciales podrían pasar factura a la renta variable americana.