
El interés del bono americano a diez años se acerca al 3%, nivel que los expertos empiezan a tachar de interesante. Pero alertan: antes de que suba más, puede haber caídas de su precio por el camino.
Después de caer un 4,6% en precio en lo que va de año, lastrado por una oleada de ventas que ya se habían iniciado a me-diados del pasado diciembre, el bono estadounidense empieza ahora a aparecer en el horizonte del inversor, en niveles que pueden haberle llevado a plantearse si es buen momento para tomar tierra en territorio americano. La publicación esta semana de las actas de la reunión de enero de la Reserva Federal (Fed) dio el último impulso a la rentabilidad del bono con referencia a 10 años, que llegó a alcanzar el 2,95%, un nivel no visto desde principios de 2014, aunque ha vuelto a relajarse hasta el 2,87%. Un 2,95% de rentabilidad en el activo libre de riesgo por excelencia es ahora más de lo que ofrecen bonos con el mismo vencimiento de países como Corea del Sur, Australia o Hong Kong. Sin embargo, el inversor debe tomar aire antes de lanzarse a comprar el título, ya que, de forma general, los expertos creen que todavía pueden llegar más caídas del precio de los bonos antes de que supere niveles del 3%, y más teniendo en cuenta que el aterrizaje del nuevo presidente de la Fed, Jerome Powell, podría introducir más volatilidad.
Cita con el nuevo 'jefe' del dólar
José Ignacio Victoriano, responsable de renta fija de Renta 4, destaca la posibilidad de que el discurso de Powell la próxima semana genere turbulencias: "A final de mes [27 de febrero] tenemos el primer discurso del nuevo presidente de la Reserva Federal. Por declaraciones anteriores se deduce que será hawkish [agresivo], y el mercado puede descontar de él una cuarta subida de tipos este año, y una adicional en 2019, lo que podría aumentar más los tipos del diez años americano, hasta el 3-3,25%. Para tomar posiciones largas esperaría a finales de febrero, hasta tener el nuevo guidance". Si finalmente adopta esa postura serán los bonos a 2 y 5 años, en su opinión, los que más sufrirán, "por lo que una oportunidad es ponerse corto en ellos". Señala, además, que podrían generarse oportunidades en high yield y en la deuda subordinada financiera.
El momento de comprar
Ponerse corto en deuda estadounidense no resulta una novedad para algunos gestores de fondos. Enrique Lluva, subdirector de renta fija en Imantia Capital, explica cómo "esta semana, a niveles del 2,92%, hemos recomprado nuestra posición corta en el bono estadounidense a 10 años. La teníamos desde hace bastante tiempo". Para él, "el bono está recogiendo lo mejor de todos los escenarios: inflación, impacto de la reforma fiscal y la inversión del Gobierno en infraestructuras".
Eso sí, el gestor se muestra cauto, y destaca, sobre su decisión de cerrar la posición corta, que "la velocidad que ha cogido la curva americana nos parece excesiva. Recomprar la posición corta no quiere decir que tomaremos posiciones largas todavía. Para comprar esperaría a que la rentabilidad alcanzase niveles entre el 3,5 y el 3,75%".
Por su parte, Ábaco Capital también mantiene posiciones cortas en el bono estadounidense, una exposición que mantienen "como cobertura de duración de los corporativos de nuestra cartera, que es donde normalmente invertimos en renta fija". La firma considera que "el bono americano a 10 años a medio plazo debería estar entre el 3,5 y el 4%, y si llegase a ese punto nos plantearíamos eliminar nuestras posiciones cortas".
También hay quien valora que estos títulos empezarían a ser atractivos antes incluso de alcanzar esos niveles: "Si la inflación que estamos viendo en Estados Unidos es real y no se ha creado exclusivamente por un dólar barato", dice Gonzalo Ramírez Celaya, director de renta fija de Tressis, "los niveles por encima del 3% en el 10 años empiezan a ser interesantes", un nivel que parece que casi todo el mundo descuenta que se superará.
Es el caso, por ejemplo, de María Morales, responsable de renta fija de GVC Gaesco Gestión, quien también lo cree: "Podemos pensar que termine el año más tensionado de lo inicialmente esperado, y por encima del 3%, pues la reciente aprobación de los presupuestos en Estados Unidos supone un incremento del déficit en los próximos años, y por lo tanto de mayor volumen de emisiones".
Cuidado con la 'bola de cristal'
La opinión de los analistas confirma que el camino del T-Note es alcista en rentabilidad, pero no estará exento de sufrir altibajos en momentos concretos. Tratar de acertar con los tiempos en el que el mercado volverá a comprar renta fija de forma general es difícil, alertan los expertos, y muchos recomiendan no intentar jugar con la bola de cristal. Tony Crescenzi, estratega de mercados y gestor de fondos de Pimco, explica cómo "la presión alcista en los tipos de interés y en los bonos en Estados Unidos probablemente continuará en 2018", pero avisa de que ellos prefieren "enfocarse en una construcción prudente de la cartera, que intentar acertar con estimaciones concretas". De hecho, el experto recomienda a los inversores "que traten de evitar jugar ahora con los tiempos del mercado".
Una forma de ganar exposición a la deuda americana sin tener que decidir cuándo comprar o vender es invertir a través de fondos. Lógicamente, con las pérdidas que acumula el bono en el año, ninguno se escapa de las pérdidas en 2018, tampoco los de deuda corporativa según Morningstar.