Bolsa, mercados y cotizaciones

La rentabilidad esperada de la deuda vuelve al mínimo anual en noviembre

  • La expectativa de rentabilidad es del 0,46%
  • En julio llegó a ser del 0,7%
Foto: Archivo

Cuesta ver el final a tres décadas de ganancias en renta fija, pero la rentabilidad esperada para este activo en Europa ha alcanzado en noviembre el nivel más bajo del año. La expectativa para una cartera representativa de bonos ha llegado a caer este mes al 0,41%, según uno de los índices más seguidos para medir qué interés se espera de una cesta de bonos europeos bajo una serie de hipótesis que suelen contemplar los peores escenarios (el Barclays Capital Euro Aggregate Bond). Y, eso, a pesar de que éste ha sido el primer año en el que el mercado ha puesto fecha a la subida de tipos: será en 2019, aunque, por un instante, llegó a esperarse para este mismo año, después de que Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), alimentase esa posibilidad en Sintra, provocando un repunte en la expectativa de rentabilidad de la deuda en julio hasta el 0,7% (30 puntos básicos más que ahora).

Aunque despacio, el escenario ha empezado a cambiar al calor de las políticas menos laxas que intentan aplicar los bancos centrales. Si bien es cierto que el rendimiento de mucha deuda pública ha dibujado nuevos mínimos a lo largo de este año, también lo es que "los tipos de interés están en niveles ligeramente superiores a los de cierre de 2016 y creemos que seguirán subiendo", dice Francisco Sainz, director de gestión de Imantia Capital. Básicamente porque "el mercado debe descontar la menor presión compradora del BCE, materializada a lo largo de 2018 y, sobre todo, en 2019; junto a una realidad cíclica de crecimiento económico e inflación al alza que justifican niveles de tipos superiores". Por lo pronto, en los últimos días la rentabilidad esperada de la deuda ha remontado al 0,46%.

Un suelo... ¿fiable?

Aunque es difícil saber con exactitud si ese ascenso es puntual o responde a un cambio de tendencia, en opinión de Chris Iggo, director de inversiones de renta fija de AXA IM, obtener r etornos elevados al apostar por nuevas caídas significativas en el rendimiento de los bonos será difícil. "La etapa alcista del mercado ha terminado", sentencia.

Se refiere al ciclo que empezó a tomar cuerpo en la década de los 80, a medida que los niveles de inflación se reducían y los bancos centrales acudían en auxilio de la economía con una batería de medidas convencionales y no convencionales. El resultado han sido años y años de ganancias con este activo, gracias a la subida de su precio y la bajada de su rentabilidad. Sin ir más lejos, solo hubo dos años en los que el inversor perdió dinero con la deuda europea desde 1999, según el índice de Barclays, que solo ofrece datos desde entonces: el propio 1999, cuando el precio de los bonos cayó un 1,75% y en 2006, cuando cedió otro 0,06%. Pero si se mira el saldo acumulado en ese periodo, el precio de este indicador ha subido en torno a un 150% en los últimos 18 años frente al 43% de la bolsa.

"El incremento de la inflación y la normalización gradual de la política monetaria deberán impulsar las rentabilidades", coinciden en señalar en Deutsche Bank. También en Credit Suisse, donde prevén que el interés del bono alemán termine 2018 en el 1%, frente al 0,36% actual. Entre las razones que esgrimen para justificarlo está el hecho de que, hasta ahora, la rentabilidad de la deuda no ha subido lo que debería si se tiene en cuenta su relación habitual con la macro, que "sugiere unos tipos más altos a los vistos".

Esa idea de que los tipos seguirán subiendo a corto plazo, "hace que en carteras donde prime una diversificación global y una gestión muy activa se puedan obtener rentabilidades cercanas al 1%, habida cuenta de que muchos segmentos de renta fija perderán dinero en 2018", puntualiza Francisco Sainz, que considera que un buen nivel de entrada en el bono español a diez años podría estar en el 2% para un inversor con un horizonte de medio plazo.

EEUU toma la delantera

Antes que en Europa, donde sí se ha empezado a notar con mayor fuerza un repunte de los intereses de la deuda es en Estados Unidos, que, salvo sorpresa mayúscula, verá cómo el precio oficial del dinero repunta de nuevo en diciembre a la par que la Reserva Federal (Fed) empieza a reducir de forma gradual el tamaño de su balance, actualmente de 4,5 billones de dólares.

"El adelanto por parte del mercado de las próximas subidas de tipos en Estados Unidos está provocando un fuerte repunte de las rentabilidades de los bonos de corto plazo", apunta Miguel Ángel Paz, director de gestión de Unicorp, más que en los de largo plazo. Eso está provocando un rápido aplanamiento en la curva del 2 años americano y el 10 años, que se inició en 2013. Cuando eso ocurre, explica Paz, suele coincidir con periodos más dinámicos de la economía, motivo por el que los inversores son reticentes a adoptar una posición más defensiva. Así, "aunque los bonos a corto plazo ofrezcan rentabilidades atractivas, los inversores no encuentran alicientes para comprarlos al pensar que otras alternativas van a ofrecer rentabilidades mucho más altas, debido a la confianza en que la economía va a ir mejor", añade.

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