
La pesadilla que vivió el Ibex 35 tras la devaluación del yuan, al cierre de sesión del 11 de agosto de 2015, está a un 6,9% de parecer un mal sueño. El selectivo español está a 700 puntos de recuperar lo borrado tras la decisión del Banco Popular de China de devaluar su divisa un 1,9% y regresar a los 11.311 puntos a los que cotizaba antes de la política monetaria.
A pesar de que el Gobierno de Pekín llevaba un mes adoptando medidas para estimular el crecimiento, como limitar las posiciones cortas en bolsa y emitir 150.000 millones de euros en bonos para invertir en infraestructuras, la medida de debilitar la relación del yuan respecto al dólar -con el fin de hacer más competitiva a la debilitada economía asiática- desató el temor a una guerra de divisas. Y sólo fue la primera de tres devaluaciones consecutivas que se produjeron las siguientes 72 horas. Si algo tuvo de particular la medida es que se trató de la mayor depreciación diaria de la moneda desde 1994, rompiendo con un periodo de apreciaciones que arrancó en 2005.
Aquel 11 de agosto, el Ibex 35 corrigió un 3,7% y perdió los 11.000 puntos, cerrando así el peor agosto desde 2013. En Europa la plaza que más se contagió de la inestabilidad causada por la depreciación fue la italiana, que desde agosto de 2015 ha cedido casi un 8%, lastrada por la incertidumbre política que ha vivido el país en este tiempo y por el peso de su banca. Al Ftse Mib aún le falta recorrer un camino de más de un 9% para volver al nivel previo a la devaluación. El Ftse 100, el Dax y el Cac 40 han borrado ya los estragos de la medida monetaria -avanzan casi un 10% en el índice inglés, un 6,7% en el caso del selectivo alemán y 0,2% en la bolsa francesa-.
El EuroStoxx aún tiene que ganar un 5% para instalarse en los 3.605,2 puntos previos a la decisión.
En Wall Street, los principales índices son los que menos padecieron el terremoto bursátil y los que más rápido se repusieron del bache. El Dow Jones, que retrocedió casi un 2 % tras la noticia, ha repuntado un 39,5%, mientras que el S&P 500 gana desde entonces un 30,6%. En cuanto al índice chino, el CSI 300, aún está a un 14,5% de volver a la cota previa a la medida.
Materias primas
A las caídas en las bolsas hubo que sumar otra consecuencia: el precio del crudo. Un yuan depreciado significa petróleo más caro para China, pues el precio está en dólares. El barril de Brent, de referencia en Europa, que en mayo de 2015 superó los 67 dólares, bajó en agosto de los 50 dólares. Y con la devaluación de enero de 2016, el precio se desplomó por debajo de los 28 dólares. Actualmente su precio ha vuelto a la barrera psicológica de los 50 dólares -cotiza a 52,47 dólares- y se ha recuperado un 89% desde los niveles de la última devaluación.
En cuanto al resto de materias primas, el acero y el hierro se anotan ganancias desde aquel verano fatal -un 88,5% y un 56,8%, respectivamente-, mientras que el níquel ha retrocedido un 1%.
Sin demasiado éxito
¿Prepara el Banco Popular chino una futura devaluación? "Se menciona que puede, pero tras el fracaso de 2015 el mercado se lo tomó mal y hubo mucha incertidumbre. Tampoco se baraja una fecha concreta. Ahí es donde Trump está ejerciendo presión, pero ya depende de China", explica Álvaro García-Capelo, analista de XTB. "La medida fue un fracaso porque el yuan se siguió devaluando. Se está recuperando ligeramente frente al dólar, pero ya no es tanto que el yuan se está apreciando sino que el dólar se está debilitando".
Devaluar divisa es un arma de doble filo, indica el experto. "Un yuan bajo interesa por los precios atractivos, pero si quiere avanzar hacia una economía más estable, tiene que apostar por un modelo de crecimiento interno y no tanto de exportaciones". El Gobierno chino pretendía dar un cambio al control cambiario libre que no se ha producido.
En el año 2005 peso del sector terciario sobre el PIB chino se quedaba en un 41,4%. Desde enero de 2016 el peso del sector servicios sobre el PIB superó el 50% y se convirtió en el primer soporte de la economía.