
En un momento en que la renta variable estadounidense ha conquistado ya más de 29 récords históricos en lo que llevamos de año, factores como la parálisis legislativa en Washington, el retraso del repunte en la inflación, la resucitada debilidad del dólar o los planes en mente de la Reserva Federal suponen características vitales para mantener el sentimiento alcista que define a la bolsa americana.
Con la Administración Trump atisbando posibles medidas proteccionistas y a la espera de que su promesa de una reforma fiscal acabe por materializarse, la internacionalización de las compañías que componen el S&P 500 se postula como un arma de doble filo. "La aceleración del crecimiento global, la baja inflación en EEUU y la rebaja de las expectativas de reforma han debilitado el dólar en un 8% en 2017", señalaba David Kostin, estratega jefe de Goldman Sachs, quien recalcó que "las ventas del S&P 500 se benefician de un dólar más bajo porque sus componentes generan casi el 30% de sus ingresos totales en el extranjero". Según su análisis, las tecnológicas son el sector más expuesto a las ventas internacionales.
Cada vez más 'americanas'
De acuerdo a la radiografía más reciente realizada por S&P Dow Jones Indices, el año pasado el porcentaje de los ingresos en el extranjero generados por las empresas que componen el S&P 500 cayó por segundo año consecutivo -tras tres años de avances-. De hecho, con un 43,2% de las ventas procedentes de fuera del mercado patrio, 2016 tocó niveles no vistos desde 2003. "Asia superó a Europa como el mayor contribuyente, mientras que las posiciones de los distintos sectores se mantuvieron sin cambios, con el energético y la tecnología liderando el ranking", explica Sam Stovall, estratega jefe de CFRA. Los ingresos de las firmas del S&P en Asia alcanzaron el 8,46% de las ventas totales, mientras que en Europa este porcentaje se situó en el 8,13%.
La dependencia de las multinacionales estadounidenses en los consumidores europeos ha crecido de forma consistente, desde el 0,89% en 2014 hasta casi multiplicarse por 10 el año pasado. Aún así, este ritmo de crecimiento no ha sido suficiente como para no quedar obnubilado por los países asiáticos. Los ingresos procedentes de Japón supusieron un 1,52%.
El debilitamiento del dólar ha sorprendido para bien en un momento en el que las condiciones financieras globales registran su nivel más acomodaticio desde 2014. Estas circunstancias han neutralizado casi 75 de los 100 puntos básicos de las subidas de tipos registradas hasta el momento.
Para Lisa Shalett, directora de estrategia e inversión de Morgan Stanley, "el dólar más débil apoya el crecimiento de las exportaciones estadounidenses, lo que a su vez ha ayudado a impulsar los beneficios empresariales", señala, haciendo alusión a las ganancias del S&P 500 del segundo trimestre, cuyo crecimiento del 11% casi duplica las proyecciones del consenso. Una observación que también apoyan desde Goldman, donde recalcan que casi un tercio de las ventas del S&P 500 se genera en el extranjero. "Los ingresos crecieron un 7% en el primer trimestre y un 41% de los componentes del S&P 500 superaron las expectativas, el mayor nivel de los últimos 6 años", señala su estratega jefe, quien asegura que en el segundo trimestre "las expectativas de ingresos igualarán los estelares resultados del primero".
Según sus cálculos, la devaluación de la divisa estadounidense contribuyó a un impulso del 14% del beneficio por acción del primer trimestre, su mayor ritmo de crecimiento desde 2011. Desde Goldman estiman que una caída del dólar del 10% aumenta el BPA del índice en un 3% o cerca de 3 dólares por título.
El dólar se recuperará
Los estrategas de divisas de Goldman consideran que el dólar se fortalecerá cerca de un 7% durante los próximos 12 meses en relación con el yen, la libra y el yuan, lo que representa un riesgo a la baja para las compañías que cuenten con una gran exposición a estas regiones. Desde Morgan Stanley, su estratega, Hans Redeker, estima que el Índice Dólar, que mide el cruce del billete verde con otras seis divisas internacionales, se moverá entre el rango de los 96 y 98 puntos durante los próximos 6 meses.
Aún así, Stovall advierte que, actualmente, los inversores son "vulnerables a la ansiedad de agosto", un mes que, junto a septiembre, es considerado como históricamente "difícil". De ahí que no se descarta una corrección en la bolsa americana del 5% o más en las próximas semanas.
Los legisladores estadounidenses enfrentan retos urgentes, ya que a la vuelta de sus vacaciones estivales contarán con poco margen de maniobra a la hora de negociar el incremento del límite de endeudamiento del país, más conocido como el techo de la deuda, así como para aprobar su presupuesto para el año fiscal 2018, que entra en vigor el próximo 1 de octubre. Una situación que promete mantener a los mercados en vilo.