
El sector financiero brilló con fuerza nada más conocerse el resultado de las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Las expectativas sobre una administración Trump que favorecería el crecimiento, desharía buena parte de la regulación y fomentaría una jugosa reforma financiera impulsaron a los grandes valores bancarios. Al mismo tiempo, un moderado pero constante repunte en la inflación avalaban que la Reserva Federal seguiría encareciendo el precio del dinero.
Sin embargo, desde que arrancase el año y hasta la fecha, el KBW Nasdaq Bank Index, el indicador que agrupa a las principales entidades bancarias del país, acumula pérdidas del 3,4% y sólo durante la jornada del miércoles se dejó más de un 1%. Con la incertidumbre que pesa sobre Washington y una Casa Blanca que no consigue llevar a buen puerto ninguna de sus promesas en materia económica, los ejecutivos de la gran banca americana avisan que sus cuentas no serán demasiado agradables en el segundo trimestre.
Durante la conferencia sobre el sector que celebra en Manhattan el banco alemán, Deutsche Bank, ejecutivos de J.P. Morgan y Bank of America Merrill Lyncho, dos de los bancos más importantes de EEUU, advertían que los ingresos para el trimestre en curso llegarán a caer hasta un 15% con respecto al año pasado.
Al menos así lo aseguró a la audiencia, Marianne Lake, quien frente a todos los pronósticos, aseguró que durante el segundo trimestre, los ingresos han caído un 15% con respecto al mismo periodo de 2016. En este sentido, Lake señaló la baja volatilidad que se vive en el mercado como uno de los factores que han llevado a esta situación. También citó los bajos intereses. Una situación que ha mermado el flujo de los clientes del banco al mando de Jamie Dimon.
Los títulos de J.P. Morgan caían casi un 2% durante la negociación del martes y en lo que llevamos de año se dejan ya más de un 4,5%. En el segundo trimestre de 2016, la firma registró un beneficio neto de 6.200 millones de dólares, prácticamente similar a los 6.290 millones que ganó en el mismo periodo de 2015. Sus ingresos crecieron un 3%, hasta 25.300 millones de dólares. Durante el primer trimestre de 2017, el banco estadounidense obtuvo un beneficio neto de 6.400 millones de dólares, lo que supuso un incremento del 17% respecto al mismo periodo del año anterior. Por su parte, la cifra de negocio ascendió a 26.500 millones de dólares, un 6% más que en el primer trimestre de 2016.
Quien también ponía de sobreaviso a sus accionistas era Brian Moynihan, el consejero delegado de Bank of America, quien reconoció que los ingresos procedentes de su negocio de inversión en el segundo trimestre serán más bajos que hace un año. Una noticia que el mercado castigó haciendo que los títulos de la entidad cayeran más de un 2% durante la última sesión del mes de mayo. Al contrario que J.P. Morgan, las acciones de Bank of America acumulan una rentabilidad del 0,8%.
En el segundo trimestre del año pasado, la entidad dirigida por Moynihan registró un beneficio neto de 4.232 millones de dólares y unos ingresos de 20.398 millones de dólares, por debajo de los 21.956 millones del mismo período de 2015. En los tres primeros meses de 2017, Bank of America, el segundo banco más importante de EEUU, contó con unos beneficios netos de 4.856 millones de dólares, un 40,1 % más que en el mismo período del año pasado mientras que sus ingresos fueron de 22.248 millones de dólares, un 7 % por encima de los que tuvo en el primer trimestre de 2016.