Con el Dow Jones acomodándose por encima de los 20.000 y dos de sus vástagos como Goldman Sachs y J.P. Morgan contribuyendo en un 20% a la rentabilidad acumulada desde las elecciones presidenciales, el sector bancario estadounidense acapara la atención bajo la era Trump. En el cuarto piso del edificio The Equitable, no lejos del bullicioso Times Square, Frederick Cannon, director de análisis del banco de inversión Keefe, Bruyette & Woods, parte de Stifel, señala a este periódico cómo su indicador bancario, el KBW Nasdaq Bank Index, ha repuntado un 24% desde el pasado 8 de noviembre.
Un impulso propiciado por las expectativas que apuntan un repunte de la inflación, una continuidad en la normalización monetaria de la Reserva Federal y un panorama regulatorio más sosegado bajo la nueva administración de Donald Trump. Aún así, Cannon estima que la reforma financiera Dodd-Frank aprobada por el gobierno de Barack Obama "no puede deshacerse, especialmente con sólo 52 senadores republicanos", justifica añadiendo que "buena parte de las propuestas para reducir la regulación a los bancos de forma significativa implicaría aumentar todavía más las reservas de capital de la gran banca".
En este sentido, recuerda que los legisladores republicanos han propuesto que una entidad bancaria supere un ratio de capital por encima del 10% antes de sopesarse una retirada de la Ley Dodd-Frank. "Si ocurriese y tuvieran que cumplir estos requisitos, los bancos estadounidenses, especialmente los regionales, borrarían de golpe sus expectativas de beneficios, al menos a corto plazo", considera el director de análisis de KBW, quien reconoce que lo que sí podríamos ver es "una relajación en la aplicación de las regulaciones y algunos ajustes, que beneficiarán más a los grandes bancos que a los regionales", señala.
De todas formas, donde Cannon observa un mayor potencial para el sector bancario americano es en el repunte de la inflación y sobre todo en una posible reforma del código tributario que rebaje la fiscalización de la industria financiera, una de las que más impuestos paga actualmente. Dicho esto, el efecto no será inmediato para todos los bancos, especialmente Citi, al que se refiere como un obeso gorila. Según los cálculos de sus analistas, si los pesos pesados del sector, entre los que se incluyen Morgan Stanley, JP Morgan o Goldman Sachs entre otros, acometieran recortes de gastos mientras en Washington se diera luz verde a una rebaja impositiva, lo que desde KBW definen como un "escenario de cielo azul", los beneficios por acción de estas entidades podrían llegar a crecer entre un 28% y un 38% el año que viene frente al escenario base.
A día de hoy, los economista de KBW consideran que la economía estadounidense crecerá un 2,3% este año, cuando la inflación llegará a tocar el 2,5% en el cuarto trimestre del año. Una situación que obligará a la Fed a mover tipos hasta en dos ocasiones a partir de su reunión del próximo mes de junio. "Una vez que la inflación comienza a repuntar suele tomar tiempo en afianzar esa tendencia, pero esta situación amplía el riesgo", destaca Cannon quien avisa que "podríamos ver un repunte en la rentabilidad de los bonos que acabe por dislocar la economía".
Precisamente, hablando del repunte de la inflación, no sólo a este lado del Atlántico sino también a lo largo y ancho del globo, con especial atención a Europa, la banca del Viejo Continente puede postularse más suculenta a ojos de los inversores. "La relajación de la regulación bancaria no es sólo un tema que repercute a EEUU, los reguladores europeos se han mostrado más benevolentes con Basilea", al tiempo que manifiesta, desde el punto de vista del mercado, que "los bancos estadounidenses son mucho más caros que los europeos".
Obviamente, del lado regulatorio, una relajación de la supervisión a este lado del Atlántico, beneficiaría más a la banca patria, "hasta que esta vuelva a exceder sus riesgos y a conceder préstamos tóxicos de nuevo". Sin embargo, Cannon matiza que con un repunte en la inflación a nivel global "la banca europea será la más beneficiada" del universo de un total de 250 bancos en economías avanzadas que siguen los analistas de KBW.
Las incógnitas sobre qué ocurrirá con el sector bancario europeo siguen dependiendo del BCE. "¿Veremos como los tipos de interés suben?", se pregunta este experto mientras destaca que un encarecimiento del dinero en el continente "ayudaría mucho, especialmente a Deutsche Bank". En el caso del banco alemán, sus problemas con los reguladores estadounidenses se solventaron con el pago de 7.200 millones de dólares pero sus perspectivas en el país siguen siendo difíciles. "Con una administración que pone a América primero, no creo que se relaje el endurecimiento de las regulaciones que atañen a la entidad alemana pero la situación actual es todavía impredecible", aclara.
Antes de terminar la conversación, Cannon resumió los retos que enfrentan los valores bancarios este año. "El primero está en los mercados de renta variable y la posibilidad de que éstos sufran una corrección, por el motivo que sea, que hundiría también al sector financiero, que es muy sensible al riesgo y la volatilidad", asegura. "Otro riesgo está en la posibilidad de que la rentabilidad de los bonos baje en lugar de subir, eso sería claramente negativo y, por último un posible incremento del riesgo relacionado con el crédito, algo que no observamos en estos momentos, pero que puede surgir", añade.