Bolsa, mercados y cotizaciones

Consejos para adaptar la cartera al nuevo mundo de Donald Trump

Donald Trump ganó las elecciones de EEUU y si hay algo claro es que el mundo ha cambiado y con él, el mercado. De un entorno en el que los bancos centrales y sus políticas de estímulo acaparaban toda la atención se ha pasado a uno marcado por las expectativas de incrementos del gasto y rebajas de impuestos, con una consecuencia última: la inflación. Las carteras de los inversores deben construirse y adaptarse a este cambio de mentalidad.

Russ Koesterich, Head of Asset Allocation de BlackRock, recuerda que si un tema ha dominado el mercado desde las elecciones de EEUU es el de la reflation ('reflación' o recuperación de los precios). Tras años de austeridad y baja inflación, la tendencia parece que se revierte, y no solo por las medidas que pueda tomar Donald Trump. De hecho, este incremento de la inflación se estaba notando en los últimos meses, apoyado en la estabilidad de los precios del petróleo.

Además, en EEUU, la inflación subyacente lleva tiempo subiendo debido a los precios sanitarios y la vivienda, algo importante porque suelen ser más estables que los de la energía. Por último, los salarios están subiendo (y el mismo día de las elecciones cuatro estados votaron a favor de subir el salario mínimo).

Lo que se puede esperar de Trump, en cualquier caso, sí que puede considerarse anómalo: una combinación de estímulos fiscales y recortes de impuestos. Su llegada a la presidencia supone un cambio de 180 grados sobre las políticas que han dominado la época post-crisis.

¿Cómo diversificar en este entorno?

La pregunta que todo inversor debe hacerse ahora es cómo adaptarse a este "nuevo mundo", como lo define el propio Koesterich. Es conocido el dicho de que no hay que poner todos los huevos en la misma cesta. O lo que es lo mismo, diversificar.

Sin embargo, con Trump "es momento de repensar como diversificamos" advierte Richard Turnill, Estratega Jefe Global de Inversiones. La victoria del republicano provocó una subida del rendimiento de los bonos a 10 años y al mismo tiempo nuevos máximos en Wall Street, reforzando la correlación inversa entre acciones y bonos (cuando los rendimientos suben, los precios de los bonos bajan).

Sin embargo, Turnill cree que las políticas de Trump y una economía estadounidense más fuerte pueden provocar que esta correlación se menos estable, algo a tener en cuenta a la hora de tomar decisiones. De hecho, esta relación ya comenzó a resquebrajarse cuando la Reserva Federal de EEUU comenzó a retirar sus estímulos en 2013, y en los últimos tiempos es cada vez menos estable.

En este sentido, hay que pensar que quizá los bonos del Tesoro estadounidense no cumplan su rol tradicional de diversificación, ya que eran uno de los 'refugios' habituales cuando llegaban las caídas a los mercados de renta variable. De hecho, Rick Rieder, Jefe de Inversión de Renta Fija Global de BlackRock, advierte de que "los inversores no deben asumir que los precios de los bonos van a subir cuando los activos de riesgo sufran".

Y es que aunque continúen siendo una manera efectiva de protegerse cuando esto ocurra, hay que buscar opciones en un momento en el que los tipos de interés son crecientes. Así, en BlackRock señalan por un lado los bonos a corto plazo, ya que en parte están protegidos de la subida de rendimientos; y por otro lado las acciones value, es decir, aquellas que están 'baratas' por fundamentales y que suelen rendir bien cuando los rendimientos de los bonos suben. De éstas, buenas opciones podrían ser las pertenecientes a sectores como el financiero, la energía y el industrial.

También hay que tener en cuenta que en este nuevo entorno reflacionario los bonos pierden parte de su efectividad como cobertura, y los inversores puede que opten por mantener más liquidez como mecanismo para protegerse de la volatilidad en la renta variable.

Lo que sí parece claro, al menos por la reacción del mercado, es que el nuevo presidente va a traer inflación, acelerando algunas tendencias que ya se estaban imponiendo en el mercado. La política fiscal y la inversión en infraestructuras son dos áreas que pueden provocar precisamente ese aumento de los precios, mientras que el dólar es probable que se mantenga o incluso suba.

Esta fortaleza puede venir apoyada por la Reserva Federal. Rieder apunta a que la esperada subida es probable, y aunque puedan pasar muchas cosas hasta el próximo 14 de diciembre, "si los mercados permanecen estables y el mercado laboral no se tambalea de manera dramática, el banco central probablemente suba los tipos un cuarto de punto".

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