
Este martes dará comienzo la última reunión de política monetaria del año en Estados Unidos. El consenso del mercado descuenta ya una subida de 25 puntos básicos en los tipos de interés, la primera en un año, y espera atentamente para desgranar las nuevas proyecciones económicas así como las expectativas sobre los tipos (conocido como el dot-plot, en la jerga financiera). Estas cifras, junto a la rueda de prensa de la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, ofrecerán una idea de cómo se perfila la normalización monetaria en 2017.
En estos momentos, la hoja de ruta de la Fed, que no debería experimentar cambios significativos, hace intuir que el Comité Federal de Mercados Abiertos (FOMC, por sus siglas en inglés) subirá los tipos en dos ocasiones a lo largo del año que viene. Según los futuros que sigue en tiempo real el FedWatch de la Bolsa Mercantil de Chicago (CME, por sus siglas en inglés), el mercado sólo descuenta un incremento de 25 puntos básicos que no llegará hasta mediados de 2017.
La influencia de Donald Trump
El presidente electo de EEUU, Donald Trump, tendrá durante los próximos dos años una importante capacidad para influir implícitamente en las decisiones que vaya a tomar el banco central estadounidense. Una vez que tome posesión de su cargo el próximo 20 de enero, podrá nominar los dos puestos vacantes dentro del consejo de gobierno de la Fed.
Además, si no presiona y logra una marcha forzada de Yellen, podrá sustituirla oficialmente a comienzos de 2018, cuando también expira el mandato de su mano derecha, el vicegobernador Stanley Fischer.
"El impacto de los primeros cambios en el seno de la Fed serán mínimos el año que viene", asegura Mark Cabana, estratega de Bank of America Merrill Lynch, quien estima que el verdadero cambio será más pronunciado en 2018 cuando las proyecciones de tipos de interés serán más elevadas. Dicho esto, el año próximo experimentará un giro mucho más acomodaticio, ya que la composición del FOMC sufrirá cambios. Hasta ahora, dicho comité cuenta con 12 puestos, de los cuales dos están vacíos dado que Obama no ha logrado que el Senado confirme a sus nominados.
De los 10 restantes, tres cambiarán de manos. Halcones, como se conoce a los funcionarios que apuestan por una política monetaria más dura, como Eric Rosengren (Fed de Boston), Esther George (Fed de Kansas City) y Loretta Mester (Fed de Cleveland) darán el relevo a Patrick Harker (Fed de Filadelfia), Neel Kashkari (Fed de Minneapolis) y Robert Kaplan (Fed de Dallas). Estos tres últimos se caracterizan por un tono más moderado y acomodaticio en lo que a tipos de interés se refiere.
Es por ello que el verdadero cambio en el banco central estadounidense se materializará en 2018. El 3 de febrero de ese año expira el mandato de Yellen y el 12 de junio ocurre lo mismo con Fischer. Trump ya ha manifestado previamente su intención de sustituir a la actual presidenta de la Fed cuando su periplo al frente de la Reserva Federal llegue a su fin.
A lo que ocurra con Yellen y Fischer, además de los dos puestos vacantes en el consejo de gobierno que previsiblemente se deberían de ocupar el próximo año, hay que añadir la posible dimisión de Daniel Tarullo, quien actualmente ejerce de supervisor, dado que este papel recae en uno de los dos puestos vacíos en estos momentos.