
La sostenibilidad del sistema está en entredicho y su reforma aún es una tarea pendiente. El debate sobre cómo abordarla vuelve a estar en el punto de mira, pero tradicionalmente las propuestas de los políticos no suelen coincidir con las que demanda la industria. Recopilamos las diez más importantes que ésta ha hecho en los últimos años, de las que solo dos se han cumplido
La sostenibilidad del sistema de pensiones sigue siendo uno de los principales problemas de la sociedad española. El fondo de Reserva de la Seguridad Social (la llamada hucha de las pensiones) ingresa menos de lo que gasta en financiar el déficit de la Seguridad Social y está previsto que se vacíe en 2017. A ello se une, también, que su margen para engordar sus rendimientos mediante la inversión de sus activos es cada vez menor, en un contexto de tipos cero, mientras el envejecimiento de la población sigue su curso. El debate sobre cómo abordar la reforma de las pensiones, postergada desde hace tiempo, siempre está presente pero nunca despega.
Las ideas que lanzan los partidos políticos no recogen en la mayoría de ocasiones, además, las propuestas de los expertos. Ya en 2013 la revista digital Inversión a Fondo reunió a un comité de profesionales para abordar esta cuestión y fruto de ello salieron diez soluciones de las cuales dos ya se han cumplido. Se trata de hacer líquida al menos una parte de las aportaciones a los planes de pensiones, además de abaratarlos y hacerlos más competitivos.
Lo que quieren los políticos...
Las últimas novedades en materia de pensiones, más allá de convocar los Pactos de Toledo, atañen al compromiso de Mariano Rajoy a la hora de compatibilizar toda la pensión de jubilación a aquellos que opten de forma voluntaria por seguir trabajando más allá de los 65 años. Otras de sus propuestas pasan por promover que la parte de los fondos recuperados que correspondan al rendimiento obtenido en planes de pensiones sea tratado como ahorro y tribute a un tipo menor a las rentas del trabajo, o aumentar la cantidad que da derecho a deducción en el IRPF por aportaciones a sistemas de previsión social, siempre que las aportaciones las realicen conjuntamente empleador y trabajador.
Otros, como el PSOE o Podemos, plantean financiar las pensiones por vía impositiva y coinciden en derogar los cambios legales introducidos por el PP en 2013. Eso significaría volver a vincularlas al Índice de Precios al Consumo (IPC), en lugar de al factor de sostenibilidad. Aunque la formación que lidera Pablo Iglesias da un paso más en aras de fomentar el sistema público de pensiones y propone eliminar los beneficios fiscales de los que gozan ahora los planes privados. También formula reestablecer la edad de jubilación a los 65 años o eliminar el tope máximo a las cotizaciones.
El menos conciso es Ciudadanos. Su programa habla de reformar el sistema para asegurar su sostenibilidad así como su suficiencia, pero sin especificar cómo.
...y lo que propone la industria
Los reclamos de la industria son múltiples, aunque quizás uno de los más significativos sea la creación de productos alternativos a los planes de pensiones, como la Cuenta Jubilación, que acuñó Inversión a Fondo, en la que se puedan incluir todo tipo de activos (depósitos, acciones, bonos...) y que el inversor cuente con la exención fiscal del trasvase entre ellos mientras no rescate su dinero hasta la retirada; al estilo de la que ya existe en otros países (ISA, en Reino Unido o 404k en Estados Unidos). La única aproximación ha sido los Planes Ahorro 5 que puso en marcha el PP hace ya dos años y distan mucho de ser algo parecido a la cuenta jubilación.
Otro de los guantes que los expertos lanzan tradicionalmente a los políticos es la transición desde el sistema actual de reparto hacia otros más capitalizados. Es decir, que se tienda hacia modelos en los que se detraiga un porcentaje del salario y la empresa machee las aportaciones, como en el modelo chileno, pero introduciendo también incentivos fiscales para garantizar su éxito. Es lo que en el argot se denominan sistemas soft-compulsion, es decir, que combinan una finalidad voluntarista y de ahorro obligatorio. En el sector explican que este tipo de sistemas, más capitalizados, proporcionan estabilidad tanto al mercado como a las instituciones. Y, además, permiten que el papel que juega el Estado vaya a menos.
El resto de propuestas son viejas conocidas, que van desde dotar de mayor atractivo a la fiscalidad de estos productos, prohibir las bonificaciones en especie -que, aunque menos, aún existen, ver página 8- o incluso flexibilizar el acceso de las gestoras internacionales al mercado español de planes de pensiones. Si las gestoras extranjeras han entrado en la industria de los fondos de inversión, ¿por qué no dan el salto a la de los planes de pensiones? La respuesta se encuentra en el reglamento de planes y fondos de pensiones. En él, uno de los requisitos para convertirse en gestora de planes es tener el domicilio social, así como su efectiva administración y dirección en España, algo que conlleva elevados costes, que no siempre compensan.
Existe otra alternativa: que una gestora foránea tenga una aseguradora nacional o se una a ella. El motivo es que el reglamento también autoriza a las entidades aseguradoras que operen en España en el ramo de vida a actuar como entidades gestoras de fondos de pensiones. En cualquier caso, ninguna de las dos opciones es sencilla.