
Después del estallido de la crisis económica, gran parte de las compañías europeas no han logrado recuperar su estado de salud anterior. Sin embargo, las diferencias entre sectores son notables y el gran candidato a ser el peor parado es el bancario. A las dificultades atravesadas por todos se le une la política monetaria del BCE, que está ejerciendo una fuerte presión sobre el negocio bancario, lo que ha penalizado su comportamiento en bolsa.
Así, que los bancos españoles coticen con un descuento del 30% sobre su valor en libros y que el PER (veces que se recoge el beneficio en el precio de la acción) de solo dos bancos (CaixaBank y Bankinter) esté por encima de 10 veces tiene su explicación en la debilidad del negocio. Los analistas creen que la rentabilidad sobre el capital (ROE) de las entidades cierre 2016 en el 7% de media y que la mejora en próximos años sea muy lenta: en 2018 se quedará en el 7,7%, solo 7 décimas más, cifras que, como resalta el último informe del FMI, no alcanzan para cubrir el coste de capital.
Los expertos no esperan que las entidades sean capaces de volver -ni de acercarse- a la época en la que la rentabilidad sobre el capital superaba el 20% en muchos de los casos -en 2007 la media fue del 19%, en una época en la que el euribor rondaba el 5%, cuando ahora está en terreno negativo (la mayor parte de las hipotecas españolas están ligadas a este indicador)-.
"Los ROE actuales comparados con los que hubo son muy bajos, pero tampoco creo que se pueda esperar que vayan a mejorar mucho a medio plazo. La nueva normalidad es de un escenario de tipos más bajos, por lo que podrán mejorar, pero no esperar que alcancen los niveles anteriores", explica Nuria Álvarez, de Renta 4. Y es que -a pesar de que en el BCE se empieza a hablar también del tapering y no solo de ampliar estímulos- el mercado descuenta que la próxima subida de tipos queda muy lejos y que cuando ésta llegue el precio del dinero no alcanzará los niveles anteriores. "Por eso se hace tanto hincapié en buscar fuentes de negocio alternativas más allá del negocio básico de prestar", concluye Álvarez.
"Creemos que los nuevos riesgos operativos estándar, con tipos más bajos para siempre, inducirá a la banca a virar su capital hacia las hipotecas y a las pymes, a pesar de los menores márgenes, y alejarse de la banca de inversión y de negocios. Esto implicaría un mayor desendeudamiento, deprimiendo unos beneficios que ya se están viendo presionados por la digitalización", indican desde Mediobanca.
Otro de los problemas del modelo de negocio de la banca se centra en la amenaza de las firmas fintech. "Es probable que las entidades sigan siendo relevantes, ya que la mayoría de las firmas fintech [que aprovechan los avances tecnológicos para ofrecer servicios financieros innovadores] todavía dependen de la infraestructura ya existente de los bancos, pero están en riesgo de dejar de ser intermediarios de algunos clientes y ser considerados meros proveedores de infraestructuras", advierten desde Citi.
Reducir los costes
Una de las principales preocupaciones de los analistas con respecto a la banca española es la reducción de costes. Recientemente, Popular anunció como parte de su plan estratégico un recorte de costes que, según los cálculos de la entidad, ahorrará al banco 175 millones por año a partir de 2017.
Ahora los expertos creen que otras firmas podrían seguir los pasos del banco y que todavía hay margen para mejorar en este sentido. "Dado el entorno de actual de bajos tipos de interés que añade presión a la cifra de negocio de los bancos, creemos que la eficiencia de costes debería ser uno de los centros de atención para ayudar a los bancos españoles a mejorar sus niveles de rentabilidad", explican en JP Morgan.
Según los cálculos del banco norteamericano, las entidades españolas ya han cerrado un 30% de sus oficinas desde el comienzo de la crisis, frente a la media del 15% de la Unión Europea. Sin embargo, sigue siendo el país con mayor número de oficinas por cada millón de habitantes.
"Teniendo en cuenta los problemas en la cifra de negocio, los bancos deberían buscar reducir costes. Los españoles tratan de hacerlo reemplazando a los empleados con más antigüedad y más costosos, pero a pesar de las reformas recientes, las leyes laborales son restrictivas, por lo que la reestructuración llevará tiempo e incurrirá en costes sensibles por adelantado", apuntan en Berenberg.
A pesar de las dificultades que atraviesa el sector, las diferencias entre las principales entidades españolas son notables. De este modo, Bankinter es el único banco que logra situar su ROE por encima del 10%. Para Nuria Álvarez la firma "ha sido más prudente y enfocada a un tipo de generación de ingresos que otros bancos no han seguido, lo que se ha traducido en una de las ratios más elevadas".
Esta estrategia ha permitido que, en los últimos 12 meses, su previsión de ganancias para el periodo 2016-2018 haya cedido solo un 5%, frente al 28,5% que han caído de media en el sector.
Popular espera una rentabilidad de 6,7%
El banco que peor lo está pasando en el Ibex es el Popular. En el año sus títulos registran un retroceso del 59% y el precio de sus acciones ha descendido hasta los 1,12 euros, lo que implica quedarse un 10% por debajo de los 1,25 euros de su reciente ampliación de capital. Sin embargo, Ángel Ron espera que -con el ajuste de plantilla anunciado recientemente- su ROE (rentabilidad sobre el capital) de 2017 alcance el 6,7%, lo que supondría una sorpresa enormemente positiva para el mercado: los analistas esperan que se sitúe en el 4,4% y que se anote ganancias de más de 550 millones. La entidad confirmó ayer que repartirá un 40% de su beneficio en 2018 en dividendos.