
Portugal podría tener que afrontar hoy un nuevo (gran) problema para sus debilitadas finanzas: si la agencia canadiese DBRS decide rebajar la calificación de su deuda a bono basura -como ya hicieron S&P, Moody's y Fitch-, ésta quedaría automáticamente fuera del espectro de compras que maneja el Banco Central Europeo (BCE).
DBRS es la única firma de rating (también la menos influyente y conocida) que mantiene la deuda de Portugal en el último escalón de grado de inversión, que es, además, la categoría exclusiva en la que Mario Draghi puede aplicar su programa de expansión cuantitativa (QE). Las otras tres grandes agencias estadounidenses ya incluyeron la deuda lusa en el escalafón de bono basura en 2011, momento en el que la Unión Europea aprobó su rescate.
"Nuestro escenario base es que no va a haber cambios", asegura Javier Barrio, de BPI, ante la revisión que anunció para este viernes DBRS. "Y ese convecimiento viene", continúa, "del visto bueno dado por la propia agencia a las últimas medidas económicas adoptadas por el Gobierno luso la semana pasada" para cumplir con el plan de austeridad exigido por Bruselas.
Portugal cuenta con el tercer nivel de deuda sobre PIB más elevado de la zona euro -de hasta un 130%-, por detrás de Italia (donde alcanza el 132%) y de, por supuesto, Grecia (con un 177%).
En este sentido, fuentes del mercado dicen haber visto un "aumento de la presión sobre DBRS" para que rebaje la calificación de Portugal con el "propósito" de hacer ver al país que la única senda posible es la de "empezar a devolver" lo prestado "ahora que se ha decidido por empezar a hacerlo".
Lo cierto es que la propia deuda lusa está descontando ya ese escenario continuista. Los inversores están comprando y eso se refleja en la rentabilidad exigida a sus bonos a diez años que caen un 5% desde el lunes (del 3,3 al 3,1%). Relajación que se ha contagiado al resto de bonos periféricos y la deuda lusa de corto plazo.
No habrá 'efecto contagio'
El problema de que Portugal pierda su perfil de grado de inversión no es sólo que deje de ser una opción para las compras del BCE, sino también para aquellos vehículos de inversión, tipo fondos o planes de pensiones, que tienen prohibido invertir en activos que se encuentren por debajo de ese nivel. Y, en caso de ser tenedores de su deuda, se verían obligados a vender.
Portugal cuenta con una deuda emitida de 129.600 millones de euros, de los que Banco Santander tiene en cartera más de 10.000 millones, según datos de Bloomberg a cierre de diciembre, y es la entidad más expuesta. Entre las grandes gestoras ese rol lo representa Franklin Templeton, con un 2,1% de la deuda lusa en sus manos, seguida de March Gestión Pensiones y de Carmignac Gestión.
Inevitablemente, toda crisis de un país periférico lleva a pensar en el contagio al resto, como lo sucedido, de nuevo, el verano pasado en torno al Grexit. Miguel Ángel Bernal, del IEB, descarta "una situación como la vivida por Grecia, pero sí entraría en un círculo peligroso al pasar de una vigilancia general (por parte de la UE) a una constante", reconoce. Y eso que, dicen los expertos, una sola palabra de Draghi bastaría para salvarle -como ya ha hecho en otras ocasiones-.