Bolsa, mercados y cotizaciones

El Ibex 35 da el primer paso de un rebote todavía estirable: no subía tanto en una semana desde octubre

  • Sube en la semana un 3,4%, a pesar de cerrar por debajo de los 8.200
  • Un petróleo al alza supuso el empujón que necesitan las bolsas

El Ibex no subía tanto en una semana desde la que cerrara el pasado 9 de octubre, después de marcar los mínimos del año. En esta ocasión, el rebote que protagoniza el selectivo alcanza el 3,45%, pese a que las dos últimas sesiones se firmaron a la baja, incluido el 1,2% que se dejó el viernes.

El índice español de referencia protagonizó, sin embargo, la segunda subida semanal más tímida del Viejo Continente, quedando sólo por encima del Footsie milanés (que se anotó un 2,4%). Muy lejos, por lo tanto, del rebote del Cac 40 parisino, el más alcista de la región, que se revalorizó un 5,7% durante los últimos cinco días; mientras que el Dax Xetra germano sumó otro 4,7%.

Ante la flojera que ha adoptado el rebote en las últimas sesiones, ¿podría decirse que está perdiendo fuelle la subida? "Claramente no", afirma Joan Cabrero, director de estrategia de Ecotrader. "Lo que hemos visto sería la primera pata o el primer tramo del rebote. Las últimas caídas no han sido nada del otro mundo, sólo han servido para ajustar o corregir parte de este primer tramo, tras lo cual lo más probable es que nos lleve una nueva y segunda pata", sostiene el experto. Ese nivel son los 8.900/9.000 puntos en el caso del Ibex 35 y los 3.050 puntos para el EuroStoxx 50.

La llave pasa por dos niveles clave en el mercado americano que nos llevarían a concluir que el rebote ha venido para quedarse:  son los 16.500 puntos del Dow Jones, pero principalmente son los 1.947 puntos del S&P 500, de los que el selectivo americano se encuentra a tan sólo 30 puntos (a falta del cierre de Wall Street). Ecotrader, el portal de estrategia de inversión de elEconomista, incrementó su exposición hasta el 42,5% a bolsa, 12 puntos por encima con respecto a la semana anterior.

Entretanto, el impasse del mercado, con las bolsas corrigiendo, ha pillado con el pie cambiado a los inversores de activos refugio, como bonos del Tesoro americano, oro, o divisas como el yen japones o el dólar estadounidense. El euro protagoniza su racha más bajista frente a la moneda americana desde el mes de abril, tras seis días de caídas. Y el índice VIX, el denominado indicador del miedo, permanece en la zona de 20 puntos básicos, un nivel que no ha abandonado desde comienzos de año.

Petróleo y bancos, actores principales

Esta semana las bolsas confirmaron una vez más su dependencia con respecto a la cotización del petróleo. El pasado martes, Europa amanecía con un acuerdo entre Rusia, Arabia Saudí, Venezuela y Qatar -algunos de los principales productores de crudo- para congelar la producción de barriles.

Esto llevó al Brent, de referencia en el Viejo Continente, a batir la cota de los 35 dólares de nuevo; para luego caer con fuerza hasta los 32 dólares el día posterior, toda vez que el mercado entendió este principio de pacto como insuficiente. Irak e Irán, dos de los mayores exportadores de oro negro, no se habían pronunciado al respecto y esto condujo a las bolsas del optimismo de las tres primeras sesiones a caer consecutivamente en el cierre semanal.

Lo cierto es que este principio de acuerdo ha llevado a muchos expertos a creer que el crudo ha formado ya "un suelo" en la zona de 30 dólares el barril, y de su estabilidad, dicen, depende el rebote de las bolsas.

El factor diferenciador en el Viejo Continente siguió siendo, sin embargo, el sector financiero. A las dudas sobre la creación de un banco malo en Italia, y a pérdidas de bancos de inversión como el germano Deutsche Bank, se unen los CoCos, o bonos contingentes convertibles, que son el origen de las pérdidas de los valores bancarios las últimas sesiones. Y es que el sector en Europa tiene emitidos unos 160.000 millones de euros en los comúnmente denominados CoCos. El problema llega cuando los tenedores de estos productos han empezado a tomar posiciones bajistas sobre las acciones de las entidades para protegerse en caso de que éstas no cumplan con los requisitos de capital exigidos, lo que convertiría automáticamente los bonos en acciones. Títulos como Santander y BBVA redujeron sus ganancias al entorno del 0,5%.

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