Bolsa, mercados y cotizaciones

La previsión de mejora de beneficio solo ha sido más baja una vez en 25 años

  • Las perspectivas no eran tan pesimistas desde 2009. Las petroleras presentan pérdidas y empieza un reguero de 'profit warning' de la banca.

En una semana en la que el mercado sigue sumergido en el pánico que ha caracterizado el inicio de 2016, las explicaciones sobre los motivos de las fuertes caídas vividas en los mercados de renta variable se suceden y, en medio de las dudas sobre el crecimiento real chino y el desplome exacerbado de los precios del oro negro -si bien ayer se recuperó sensiblemente, al dar por hecho que la OPEP cerrará el grifo-, los fundamentales de las compañías se tambalean.

En solo un año, las perspectivas de ganancias del Stoxx 600 para 2016 han retrocedido ya un 17 por ciento. En este contexto, según los datos recogidos por Barclays, las previsiones del consenso de mercado de crecimiento de beneficio para el Viejo Continente durante este año se quedan en el 4 por ciento, lo que convierte a las perspectivas actuales en las segundas más pesimistas a estas alturas de año en más de un cuarto de siglo, solo por detrás de 2009.

En este contexto, el miedo se ha extendido rápidamente entre los inversores -el peso de las firmas de calado defensivo en las carteras se acerca al 35 por ciento, su máximo histórico-. Pero no son los únicos que están preocupados por la situación actual. "El sentimiento entre el consenso de mercado también parece deprimido", explican desde el banco británico. Por su parte, Javier Niederleytner, profesor de IEB, señala que "cuando se ha visto cualquier atisbo de que la situación no iba a ser tan sencilla como en 2015 y aparecen las incertidumbres, las estimaciones siempre se corrigen rápidamente".

No obstante, cree que la reacción de los mercados ha sido "totalmente exagerada". Y es que si desde los máximos marcados en abril la bolsa del Viejo Continente ha corregido más de un 25 por ciento, las estimaciones de ganancias para las compañías del Stoxx 600 solo han retrocedido un 18 por ciento. Así, los beneficios del índice ya cotizan con un descuento de más del 6 por ciento con respecto a su media histórica del multiplicador de beneficios en un momento el que los tipos de interés continúan por los suelos. Mientras, desde UBS apuntan que "los inversores son más escépticos que nunca con respecto al crecimiento de las ganancias". "Quizás es porque las compañías europeas han decepcionado nueve años de cada diez y la mayoría de ellos por doble dígito", aseveran desde el banco suizo. En cualquier caso, las perspectivas difieren sustancialmente dependiendo del sector. Según los datos recopilados por UBS, se espera que el beneficio por acción (bpa) retroceda en cuatro sectores este año con respecto a 2015. Es el caso del energético, el de materiales, las financieras y las utilities. El primero es el que se lleva la peor parte, ya que se prevé una caída de más del 21 por ciento y en el caso del segundo el retroceso esperado roza el 5 por ciento.

Y es que los descensos en el precio del petróleo, que en un año ha retrocedido un 43 por ciento, no dejan de castigar a las compañías del sector. Desde que comenzó 2016, BP ha presentado sus peores resultados en 20 años, Repsol ha tenido que provisionar 2.900 millones de euros y Shell ha anunciado un profit warning. Y eso sólo en Europa: al otro lado del Atlántico ConocoPhillips ha reconocido que perdió más de 4.400 millones de dólares en 2015 y Exxon ha reducido sus ganancias a la mitad.

También las mineras están sufriendo -el jueves Rio Tinto anunció un recorte de su dividendo-. En este contexto, los expertos esperan que estos dos sectores supongan un 6 por ciento de las ganancias del Viejo Continente, cuando en 2008 se apuntaban aproximadamente una cuarta parte de los mismos y en 2014 eran el 17 por ciento.

Thomas Herbert, CIO para Alemania y jefe de renta fija de Oddo, explica que "lo que ha cambiado es el sentimiento de los inversores y la percepción. En realidad, en estos momentos los mercados están preocupados por dos situaciones: China y las commodities. En este último caso, hay que tener en cuenta el superciclo en el que viven las materias primas. Es un problema de oferta y esto es algo que tarda mucho tiempo en ajustarse".

En cualquier caso, Julien-Pierre Nouen, economista estratega de Lazard Frères, cree que Europa "recibe un impacto positivo de la caída del precio del petróleo" y destaca que esto "unido a la política monetaria expansiva" hará que ?logre mantener la parte de crecimiento del ciclo?. Según los cálculos de UBS, cada caída de 20 dólares en el precio del oro negro da un impulso de 0,25 puntos porcentuales al crecimiento del Producto Interior Bruto de la eurozona.

La banca preocupa

En el Viejo Continente, las miradas están centradas a día de hoy en el sistema bancario. En lo que va de año, las entidades europeas han retrocedido más de un 25 por ciento, convirtiéndose en el segmento que sufre mayores caídas. Y es que los bajos tipos de interés, que deberían apoyar al mercado -aunque parece que la confianza de éste en los máximos mandatarios de las entidades monetarias cada vez es menor-, también perjudican al negocio tradicional bancario. "Los bancos centrales parecen estar quedándose sin municiones e incluso ideas", asegura Steen Jakobsen, estratega jefe de Saxo Bank.

En este contexto, Credit Suisse ha presentado pérdidas y ha recortado 4.000 puestos de trabajo, los números rojos de Deutsche Bank se han quedado cerca de los 7.000 millones y UBS ha congelado los salarios de su sección de banca de inversión. Así, son dos las preocupaciones del mercado sobre el sector: su exposición a la deuda de las firmas energéticas y la política de dinero gratis del banco central.

"Mientras la nueva regulación del sector bancario está dañando los beneficios y el mercado está ajustando valoraciones entre las compañías financieras, no creemos que haya una razón real para preocuparse de cara a más riesgos sistémicos", estima Peter Garnry, estratega jefe de renta variable de Saxo Bank.

En paralelo, ha aumentado la preocupación sobre la relación entre el sector bancario y el energético. Según un informe reciente de JP Morgan, la exposición del sector financiero internacional a la deuda de las firmas petroleras alcanza los 250.000 millones de dólares, de los cuales 170.000 millones corresponden a la banca del Viejo Continente.

En concreto, desde Bernstein calculan que la firma con más préstamos concedidos a este segmento es ING, con 7.300 millones de dólares. En el caso de la banca española, siempre según los datos de la casa de análisis, la más expuesta a las posibles quiebras propiciadas por la caída en picado del precio del oro negro es el BBVA, con aproximadamente 1.100 millones de dólares. Aún así, el equipo de análisis de UBS recuerda que la exposición a energéticas solo supone el 3 por ciento del libro de préstamos de la banca y que se espera que las entidades aumenten sus ganancias al 6,5 por ciento este año, por encima del 4 esperado para Europa.

"Los temores relacionados al choque petrolero han conllevado una fuerte ampliación de los diferenciales en el segmento de deuda de alto rendimiento, reactivando el miedo a las considerables pérdidas para el sistema bancario del Viejo Continente", señalan desde Lazard Frères.

¿Recesión en Estados Unidos?

Las preocupaciones del mercado en este comienzo de año empezaron con las dudas sobre el crecimiento chino en su proceso de cambio de una economía basada en las exportaciones y la industria a otra centrada en el consumo interno y los servicios. Sin embargo, ahora, se han trasladado a la salud de la economía de EEUU, una preocupación que quedó perfectamente retratada en el discurso de Yellen el jueves, en el que quedó claro la desorientación de la funcionaria.

Y los problemas de la economía americana pueden ser bastante más graves para el Viejo Continente que los del gigante asiático. Según los últimos datos disponibles de la OCDE, casi el 21 por ciento de las exportaciones de la Unión Europea tiene su destino final en Estados Unidos, frente a menos del 8 por ciento que acaba en la segunda economía del mundo. Desde UBS han rebajado su previsión de crecimiento para la economía americana para este año del 2,8 al 1,5 por ciento y, en consecuencia, han reducido las perspectivas para la eurozona del 1,8 al 1,6 por ciento.

Mientras, el mercado ha rebajado sus expectativas de subidas de tipos notablemente y ya no se espera un alza del precio del dinero en EEUU hasta 2018. Así, el dólar ha mostrado debilidad frente al euro y este se ha apreciado un 3,5 por ciento en lo que va de 2016 con respecto al billete verde. La moneda única ha dejado de apoyar a los exportadores, si bien es cierto que en términos interanuales aún retrocede un 1,5 por ciento.

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