
Desde que estalló la crisis económica, CaixaBank ha sido el segundo banco del Ibex 35 que mejor ha resistido en el parqué (solo por detrás de Bankinter), apoyado en una capacidad de crecimiento notable. Y es que el banco ha logrado pasar de controlar una cuota de mercado del 14,4% de todas las nóminas a alcanzar el 25% en junio de 2015. Sin embargo, no todo es de color de rosa para la entidad: ha perdido su puesto como mejor consejo de la banca mediana española en favor de Bankia y cuenta con su peor recomendación en dos años, situándose cerca de pasar a ser una venta.
En un entorno de bajos tipos de interés, en el que incluso se empieza a especular con que el precio del dinero podría llegar a situarse en negativo y con el euribor en zona de mínimos históricos, recuperar los márgenes del pasado se antoja como un reto imposible en un escenario sin crecimiento del crédito. Para este año se espera que el volumen del mismo decrezca en el sector y que esté plano en CaixaBank, mientras que en 2016 se espera que deje de decrecer entre la banca y que el de la catalana experimente un ligero crecimiento.
De este modo, la entidad tiene como uno de sus objetivos reducir el coste del riesgo y espera que éste pase de casi el 1% a cierre de 2014 a un 0,8% este año y al 0,5% o por debajo dentro de tres años. Nuria Álvarez, analista de Renta 4, indica que "la visibilidad para lograr este objetivo es bastante alta", si bien apunta que podría verse perjudicado por "posibles cambios regulatorios". Según explican fuentes de mercado, con una cartera de crédito de 220.000 millones, alcanzar esta meta supondría un ahorro de 1.100 millones vinculado a los costes de riesgo, una cantidad que iría directamente a engordar los beneficios.
Los expertos esperan que este año la firma catalana se anote ganancias de casi 1.300 millones y que en 2016 y 2017 crezcan un 34% y un 26%, en cada caso. De cumplirse las perspectivas de los analistas, en 2017 su beneficio neto alcanzaría los 2.153 millones de euros, igualando el resultado histórico de 2006, cuando se anotó 2.159. En cualquier caso, en los últimos meses las ganancias esperadas se han visto mermadas.
Desde la presentación de sus cuentas del tercer trimestre de 2015, las perspectivas para 2016 han cedido un 6,7% y las de 2017 han retrocedido un 4,7. "El grupo presentó unos resultados particularmente decepcionantes", explican desde AlphaValue. "Estuvieron influenciados, principal pero no únicamente, por la retirada de las cláusulas suelo", apuntan desde la casa de análisis. Además, desde Mediobanca recuerdan que la entidad "está todavía lejos de lograr una normalización de la rentabilidad".
Objetivo de eficiencia
Otro de los puntos clave del plan presentado por CaixaBank de cara a 2018 es lograr que la Rentabilidad sobre el Capital Tangible (RoTE) se sitúe en torno al 12-14%, lo que supondría a niveles de ROE quedarse entre el 10 y el 12%. De acuerdo con las previsiones del consenso, llegar a estos objetivos parece complicado: esperan que en 2016 la rentabilidad sobre el capital se quede en el 6,6% y que en 2017 escale hasta cerca del 8%.
Álvarez señala que "con el escenario actual el objetivo es bastante ambicioso", si bien apunta que "a tres años vista todo es posible". "En ausencia de más recortes en el gasto, creemos que el objetivo de RoTE parece exigente, mientras que lograr una mejor distribución del capital es complicado porque la valoración de las principales participaciones está en niveles bajos", aseveran desde N+1 Equities.
Colocación de participadas
Otra de las metas que se ha fijado la entidad es que el consumo de capital de sus participadas baje del 16 al 10%. Para Berenberg, la venta de las participaciones "conducirá a una debilidad de la acción". "Las repetidas preguntas en las conference call sobre el valor de Repsol y BPI deberían ser vistas como una evidencia de que el mercado está interesado por este tema", completan desde el banco.
La principales posiciones del banco un 5,03% en Telefónica -que supone 2.820 millones-; y un 11,47% en Repsol, por 1.960 millones. Asimismo, controla un 17% de Bank of East Asia (1.560 millones), con un 9,9% de Erst (1.190 millones), un 9 de Inbursa (1.080 millones) y el 44,1 de BPI (709 millones). Nuria Álvarez considera que después de que se retirase la opa sobre BPI "intentarán salirse de la entidad". Fuentes de mercado señalan que el banco portugués está en un proceso de separación del negocio africano y el portugués "lo que daría más flexibilidad a CaixaBank".