
Los más de 350.000 millones de euros que las familias españolas invierten en deuda no corren peligro mientras la inflación continúe baja. Y su repunte no se contempla al menos en un plazo de 3 a 5 años.
Los españoles invierten más de 350.000 millones de euros en activos de renta fija, ya sea mediante fondos, seguros construidos con este activo, planes de pensiones o a través de la compra directa de bonos, según datos de Inverco. Por contextualizar, esta cifra supone un 17% del total del ahorro financiero en España que se ha visto afectado por unas rentabilidades históricamente bajas. El rally de la deuda ha provocado incluso que muchas carteras experimenten pérdidas y ha dejado un panorama incierto -cuanto menos- de cara a los próximos años. Por suerte, la renta fija cuenta con un aliado inesperado y es que los bajos niveles de inflación se han convertido en la tabla de salvación de los ahorradores que invierten en deuda. Mientras que esta se mantenga próxima a cero -y su repunte no se espera en un plazo de entre 3 a 5 años-, el ahorro en renta fija no corre peligro y hasta puede lograr rentabilidades reales atractivas.
Europa se encuentra inmersa en un escenario de tipos bajos del que no se espera que salga en mucho tiempo. Es más, las menores expectativas de crecimiento e inflación en la eurozona por el contagio de la crisis de los emergentes y la caída en el precio de la energía han elevado la expectativa de que Mario Draghi, el presidente del BCE, se vea obligado a ampliar su programa de estímulo (o QE), ante lo que "podríamos ver movimientos a la baja de los diferentes tramos de múltiples curvas europeas en el corto plazo", apunta Miquel Soca, estratega de renta fija de Morabanc. Porque lo de empezar a subir el precio oficial del dinero por ahora ni se contempla. "Sorprenderá el tiempo que Europa permanecerá con tipos bajos por el efecto deflacionista ocasionado por el menor crecimiento de los emergentes, que es bastante estructural y el efecto deflacionista de esas exportaciones. Los tipos bajos durarán como mínimo un año más y no me extrañaría que se prologaran hasta tres años", explica Víctor Alvargonzález, director de inversiones de Tressis.
A pesar de que uno de los mandatos de la institución es mantener la inflación cercana al 2%, los precios en la eurozona no consiguen levantar el vuelo. En septiembre, el IPC cayó a terreno negativo pese al leve repunte de agosto, del 0,1% y el consenso de mercado recogido por Bloomberg no prevé que se sitúe en niveles próximos al 1% hasta el tercer trimestre del año que viene. Los efectos nocivos para la economía real que supone la caída persistente y generalizada de los precios son conocidos por todos: se entra en un círculo vicioso en el que la gente consume menos a la espera de que los precios bajen aún más, lo que daña los márgenes de las empresas, que a su vez pueden invertir menos y eso se traduce en una menor actividad económica. Sin embargo, lo único que salva hoy en día los bajos rendimientos que ofrece la renta fija es la ausencia de inflación. "Un 2% de un bono se puede convertir en una rentabilidad real del 3 simplemente con el IPC negativo de España", apunta Alvargonzález.
Y a priori no existen indicios para pensar en un cambio de tendencia en la evolución de los precios. "No veo un repunte de la inflación antes de tres años. Lo más probable es que se produzca a 3-5 años", apunta Rose Marie Boudeguer, directora del servicio de estudios de Banca March. Su previsión se justifica en que "la única vía para elevar la inflación es aumentar los salarios, ya que sólo así se potencia la demanda interna. El error está en el culto a las exportaciones y a los bancos centrales". Como explica la experta, que estos abaraten el crédito no es del todo efectivo si las empresas no pueden vender sus productos ante la ausencia de consumo interno. No obstante, aunque pocos piensan que la ausencia prolonganda de inflación puede virar hacia un escenario deflacionista, Fernando Luque, editor senior de Morningstar, recuerda lo difícil que es revertir esta situación: "En deflación, además, conviene tener bonos, no acciones".
No obstante, más allá de un repunte inesperado de los precios, que no se contempla a medio plazo, lo que también podría perjudicar al ahorro invertido en renta fija es la normalización de los tipos de interés en Estados Unidos. "El mercado no descuenta la primera subida de tipos hasta bien entrado 2016", apunta el equipo de Global Research de Bank of America Merrill Lynch. Cuando se produce una subida de tipos, el rendimiento de la deuda es también más elevado y el peligro para Europa es que se produzca un efecto arrastre, de manera que si la rentabilidad de la estadounidense sube, la de la europea también se eleve en menor medida. "Aunque la Fed emprenda la normalización, no veo fuertes alzas en los tipos, porque cualquier incremento ocasiona grandes problemas para la deuda de los países. No la habrá salvo que la economía empiece a crecer de forma sólida", explica Luque.
Cómo esquivar la volatilidad en la renta fija
En cualquier caso, con independencia de los caminos que elijan los bancos centrales a medio plazo, los expertos recomiendan seleccionar plazos cortos antes que vencimientos largos, por ser menos volátiles a los movimientos del mercado. "En deuda pública hay que buscar emisiones de países que aún paguen un cupón razonable cercano al 1%, porque los títulos con retornos superiores al 2% implican asumir volatilidad", argumenta Alvargonzález. En cuanto a la deuda corporativa, explica el experto, existen oportunidades en el rango bajo de la deuda calificada como grado de inversión. "En Europa aún no se están valorando las recalificaciones crediticias. Si se confía en que la situación económica en Europa mejorará poco a poco, en que las empresas reducirán su endeudamiento, en que bajarán sus costes y en que mejorarán sus estructuras de balance, lo que llega después es una recalificación crediticia. Veremos recalificaciones, por lo que existen oportunidades tanto en la parte baja del grado de inversión como en la parte alta del high yield -deuda con alta probabilidad de impago-", añade.
Su opinión coincide con la de Boudeguer, que asegura que "en la eurozona hay high yields que prácticamente son grados de inversión y que son aptos para los más conservadores".
Para hacerse una idea de los rendimientos que un inversor puede conseguir en el futuro invirtiendo en renta fija, Fernando Luque recomienda mirar "el interés que ofrece el cupón del bono americano a una década, porque es más o menos lo que se va a obtener". A día de hoy, la rentabilidad del treasury se mueve en el entorno del 2% y los expertos encuestados por Bloomberg sitúan su rendimiento en el 3% en el primer trimestre de 2017.
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