
El BCE se reúne este jueves en una cita que, pese a que su resultado es ya ampliamente sabido, estará cargada de un simbolismo clave. Una nueva era se aproxima y el banco central tendrá que ir preparando el terreno. Para ello, aunque no toque los tipos, empezará a virar el discurso en un momento de máxima incertidumbre. Por un lado, hay quien cree en vigilar e incluso prepararse para una próxima subida de tipos ante el efecto expansivo y a destiempo de los grandes planes de inversión de la UE (en particular Alemania). Pero es que también hay muchos operadores de mercado que creen que el BCE debe recortar tipos para evitar que se incumpla el objetivo de precios por el otro lado, es decir, que la inflación sea demasiado baja. Esto debido al bajo crecimiento económico y a un euro apreciándose en exceso. El BCE debe estar preparado para remar en una dirección o la contraria.
La historia del Banco Central Europeo (BCE) parece repetirse de forma constante cada año. Siempre tiene que 'soplar y sorber' al mismo tiempo para contentar a todo el mundo. Una unión monetaria formada por multitud de países con diferentes propensiones al ahorro y al gasto, tolerancia a la inflación, etc. genera esta compleja situación en la que un solo organismo tiene que contentar a todo el mundo. Mientras que la fortaleza del euro invita a colocar en el horizonte nuevos recortes de tipos, los planes de gasto de Alemania (la creciente inversión en defensa, en general, de Europa) amenazan con incrementar la inflación de nuevo en un futuro a medio plazo. El BCE deberá dar respuesta a ambas situaciones (completamente opuestas) y contentar a todo el mundo.
La incertidumbre es máxima y lo que pase en la próxima reunión ayudará a definir con qué enfoque se queda el BCE. En donde hay un consenso absoluto es con la idea de que este mes de julio el precio del dinero no se moverá y se mantendrá en el 2%. Desde Jupiter AM comentan que "tras haber aplicado ya una relajación significativa de su política monetaria, se espera que el Banco Central Europeo (BCE) haga una pausa en la próxima reunión. Coincidimos con esta valoración. Sin embargo, dado el progreso continuo en la contención de la inflación y el lastre que representa la incertidumbre arancelaria global para el crecimiento económico, existe la posibilidad de que se adopten nuevas medidas de estímulo en el próximo año".
Esta es la idea que existe en el mercado de swaps donde de cara al jueves ven prácticamente nula opción de movimiento pero ven probable un ajuste a la baja de 25 puntos básicos en el precio del dinero de cara a septiembre, cuando haya ya más datos y, particularmente, las previsiones macro trimestrales del propio BCE. Ese descenso, algo discutido y sin estar claro, es prácticamente seguro para lo que resta de año donde solo se espera un movimiento.
Sí que hay una mayor polémica respecto al número de ajustes para lo que resta de año, con algunos defendiendo que será suficiente con dejar los tipos de interés en el 1,75% y, otros, como Bank of América, hablando de un recorte hasta el 1,5% para diciembre. "Nuestro escenario base es que la presidenta se mantendrá firme en su reunión en la idea de no comprometerse", comenta el banco norteamericano. Según el mismo vieron una "falta de urgencia en junio" que ahora se suma a "ausencia de grandes sorpresas en actividad e inflación, un estímulo alemán que trae incertidumbre y la certeza de que parar ahora proporciona una cobertura perfecta antes de los siguientes datos trimestrales, que parecen el momento adecuado para tomar nuevas decisiones".
Desde Allianz apuestan por un BCE dovish y señalan que habrá dos recortes adicionales en septiembre y octubre antes de que concluya el ciclo, impulsados por la inflación que se mueve por debajo del objetivo al 1,6% y el continuo impulso económico débil en medio de la incertidumbre relacionada con los aranceles, un euro fuerte y una demanda estadounidense más suave. "Los riesgos son asimétricos: una mayor escalada de los aranceles estadounidenses podría llevar al BCE a recortar los tipos por debajo del 1,5%, mientras que una economía de la eurozona más resiliente, una que absorba nuestro supuesto arancelario base del 12% y el shock de incertidumbre mejor de lo esperado, podría justificar una pausa prolongada", señalan los analistas de Allianz. Los aranceles impactarían de lleno en la actividad económica, aunque en un principio serían inflacionistas, en el medio y largo plazo serían deflacionistas por la menor actividad económica, producto de las mayores distorsiones en el comercio internacional.
"El panorama es mixto: Aunque unas medidas fiscales más proactivas podrían impulsar la economía, persisten desafíos estructurales"
"Además de la fortaleza del euro, el aumento de los rendimientos de los bonos a largo plazo se está convirtiendo en una preocupación creciente para los responsables políticos. Esto podría generar un debate sobre la desaceleración del ritmo del ajuste cuantitativo (QT). La suspensión del QT podría reducir los rendimientos de largo plazo en aproximadamente 20 puntos básicos, lo que refuerza el argumento a favor de una recalibración, especialmente porque las condiciones financieras más estrictas plantean un riesgo adicional para una recuperación ya frágil", apuntan desde la aseguradora alemana.
A partir de aquí es donde hay más dudas. "El panorama es mixto: Aunque unas medidas fiscales más proactivas podrían impulsar la economía, persisten desafíos estructurales, en particular para el sector manufacturero europeo, que se enfrenta a una creciente presión competitiva por parte de países como China", comentan desde Jupiter AM.
Desde Generali insisten en que ahora cobra gran importancia "dejar espacio a una política abierta" dados los dos claros caminos que se abren de ahora en adelante. Sin embargo en Credit Mutuel insisten en que ya tiene que empezar a posicionarse sobre qué opción empleará, una dura para evitar el retorno de la inflación, o empezará a preparar el terreno para evitar una caída excesiva en los precios. "Basándonos en las actas de la reunión anterior, el BCE podría empezar a ajustar su estrategia alejándose de un enfoque 'datadependiente' y empezar a centrarse más en las perspectivas futuras".
Más recortes ante una inflación congelada
Defendiendo este argumento están analistas como los de ING y Commerzbank. Los primeros explican que "desde principios de año, el euro se ha apreciado aproximadamente un 15% frente al dólar estadounidense y alrededor de un 7% en términos de tipo de cambio efectivo nominal". Un giro que parece se seguirá sucediendo, algo que "ya es una clara preocupación para los responsables políticos".
"La fortaleza del euro y las renovadas amenazas arancelarias están aumentando claramente las presiones desinflacionarias en la eurozona" comenta ING. Sin embargo, también ve unos riesgos reinflacionarios que están ahí "y que llevarán a ser muy reticentes con la idea de recortes preventivos".
Desde Commerzbank, por su parte, explican que ven el euro dólar superando el 1,2 este mismo 2025 debido a que las presiones de Trump sobre Powell, con la probable sucesión el año que viene, llevarían a nuevas bajadas de tipos de la Fed, algo que distanciaría más el euro y el dólar. "No podrá eludir la presión política creciente. Por lo tanto, es probable que recorte los tipos de interés de forma más drástica de lo previsto".
El fuego de la inflación vuelve desde Alemania
Si bien esa posibilidad de una inflación congelada es algo que está sobre la mesa para muchos, otros analistas ven un rebrote de los precios con delay debido a los ambiciosos programas de gasto germanos y, en menor medida, de la UE en su conjunto. Hasta tal nivel llegaría el peligro de esta nueva oleada inflacionaria que provocaría para el año que viene que el BCE se tenga que embarcar en nuevas alzas en el precio del dinero. Algo que lo dejaría totalmente en fuera de juego si se pasa recortando ahora ante en temor de que la economía se enfría demasiado y por la amenaza del euro fuerte.
Esto es lo que piensan los expertos de UBS, que eran uno de los grandes defensores de un posible recorte en julio si se concretaban los aranceles. La tregua y el mayor tiempo para negociar han hecho que el banco helvético se alinee con el resto de firmas. Pero, ya volviendo a los riesgos de reinflación. "Creemos que el recorte de septiembre será el último del ciclo y que llegará un aumento de presión inflacionaria que cobrará impulso en 2026 y 2027, cuando el plan de Defensa e Infraestructura de Alemania aterrice".
En resumen, UBS explica que "esperamos que el anuncio provoque un retraso de entre cuatro a seis semestres en la transmisión política de esta presión. Por lo tanto, creemos que el BCE no será capaz de mantener los tipos en el 1,75% durante un periodo prolongado y que se verá obligado a subirlos a finales de 2026 para abordar el aumento de los precios". Según sus estadísticas ven dos alzas de 25 puntos básicos este año y, pese a que reconocen que "un euro más fuerte y unos rendimientos altos de los bonos, contribuirá a relajar los preciso" consideran que no será suficiente para mantener el IPC atado sobre el 2%.
El plan alemán sumará al IPC de la zona euro de entre 0,2 puntos porcentuales a incluso 0,6.
Alemania anunció a comienzos de este año, con la llegada de su nuevo gobierno, un pacto por el que cambiaban su estructura presupuestaria de austeridad, heredera de la crisis del euro, por una reforma constitucional que favorezca un gasto masivo que reactive la economía. Hasta ahora su carta magna obligaba a solo tener un déficit del 0,35% del PIB salvo vehículos muy excepcionales que estaban exentos como uno frente al covid y otro por la crisis que causó la guerra de Ucrania. Y no era una norma con la que se pudiera jugar, de hecho en anterior gobierno semáforo (SPD, liberales y ecologistas) acabó por esta norma en una crisis que arrancó con el Tribunal Constitucional tumbando los presupuestos acordados.
El gobierno entrante, el CDU y el SPD en un coalición liderada por Friederich Merz, pactó una reforma constitucional que libere de ese escrutinio todo gasto en defensa superior al 1% del PIB (quieren llegar al 3%) y también un vehículo de inversión en infraestructura a diez años de medio billón de euros. También se ha retirado del 'freno de deuda' a buena parte del gasto de los Landers (sus autonomías). La Unión Europea, por su parte, también ha dado más laxitud en sus normas de déficit de cara a fomentar un mayor gasto público y, particularmente, un mayor gasto en defensa.
Desde Vanguard ven tres escenarios posibles dependiendo del resultado que tenga en la economía el plan germano. Un crecimiento del 1% del PIB para 2026 , del 2% y del 3%, todo esto en función de cómo se aterrice este gasto. " Hay incertidumbre en ejecución, sin embargo, de seguir adelante, un escenario base razonable preveía un aumento del déficit fiscal alemán del 1,5 % del PIB entre 2025 y 2026, lo que implicaría un impulso al PIB de la eurozona de entre 0,4 y 0,5 puntos porcentuales para finales de 2026". Esto se traduciría en un aumento del IPC de la zona euro de entre 0,2 puntos porcentuales a incluso 0,6 puntos porcentuales.
Isabel Schnabel, miembro del Consejo del BCE y una de las personalidades más fuertes de la institución monetaria ha señalado este como la mayor amenaza para el BCE. En un discurso en la Universidad de Stanford, California, en junio, la alemana defendía que "existen el riesgo de que tanto los aranceles como el mayor gasto, provoquen una presión al alza sobre los precios": En definitiva, algo que "obliga al BCE a mantener un pulso firme y dejar los tipos de interés cerca de donde están hoy".