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BlackRock prefiere la deuda de corta duración: "Con esta inseguridad puedes correr pero no protegerte"

Con el mes de julio recién arrancado, los expertos miran a un segundo semestre en el que la atención girará hacia los bancos centrales, la inflación y las negociaciones bilaterales que tratan de evitar una guerra comercial. La inmensa mayoría de firmas de análisis y de inversión auguran que el resto del 2025 seguirá tensando a la bolsa y al mercado de deuda. En este entorno, los bonos de larga duración no son la mejor opción, según los expertos. Y desde BlackRock se alinean con este pensamiento, ya que los riesgos podrían materializarse en más caídas de precios (aumento de las rentabilidades a vencimiento) en los bonos soberanos para el resto del año sin que el dólar o las tradicionales estrategias de inversión puedan amortiguar la caída. "Puedes correr pero no cubrirte", sintetizan desde la firma con su escenario base para los próximos meses.

La reacción del mercado ante la guerra comercial se traduce en una rentabilidad al alza, a pesar de los esfuerzos del Banco Central Europeo y su recorte de tipos. El mercado de deuda europeo está poniendo precio a un aumento del déficit fiscal europeo por el gasto militar al alza con la expectativa de alcanzar el 5% del PIB en defensa en los Estados miembro de la Unión Europea. En Estados Unidos el mercado está poniendo precio a un descontento con la dirección de la economía del país, según BlackRock. Esto lleva a la gestora de activos a decantarse por bonos de corto plazo y de calidad en los próximos tres meses.

A diferencia de episodios anteriores de pánico financiero, la respuesta de los mercados no se alineó con los patrones tradicionales. "Tras los aranceles, no solo cayeron las acciones, sino también el dólar y los bonos del Tesoro estadounidense, que históricamente han sido activos refugio. Incluso el oro cayó brevemente, lo que señala un cambio en la percepción de riesgo y refugio", apuntan el experto en renta fija de la firma, Jeffrey Rosenberg. Es decir, la política fiscal estadounidense estaría generando preocupaciones al mercado lo suficientemente relevantes como para tensar al mercado de deuda. Esto mismo ya tuvo su impacto en la calificación crediticia en Estados Unidos con la última rebaja de rating por parte de Moody's, lo que refuerza la idea de que el mercado está enviando señales de alarma respecto al manejo fiscal del país.

A esto se une la pausa por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos. Las perspectivas de BlackRock para el próximo trimestre también recogen el inmovilismo de la Fed ante el efecto inflacionista de la guerra comercial iniciada por Trump. Esto tensa la rentabilidad de los bonos en particular hacia los vencimientos más largos en la curva de deuda. Por ello, la gestora considera que una futura reducción de tipos en Estados Unidos no iría acompañada de una caída de la rentabilidad de los bonos del Tesoro. Al contrario, incrementará las tasas a largo plazo. "Esta será la nueva paradoja en un entorno estructural cambiante para los bonos", explica Rosenberg.

Anteriormente, gestionar el riesgo de las carteras diversificando en activos tradicionales ayudaba a amortiguar los shocks del mercado de forma fiable. Esto ha cambiado en la actualidad, según BlackRock, con caídas simultáneas de acciones, bonos y el dólar. "Hay que rediseñar las estrategias de cobertura. Acortar la duración puede ayudar a los inversores. En un contexto en el que los manuales de inversión del pasado están limitados por la incertidumbre actual, se puede correr, pero no te puedes cubrir", recoge el experto de BlackRock que juega con el doble significado en inglés de hedge como protegerse y cobertura (realizar coberturas en el mercado).

Una inflación persistente

El resto del 2025 estará condicionado por tres grandes factores para la firma: la inflación que ha pasado de tender a la baja a mantenerse persistente en el objetivo teórico de los bancos centrales (el 2%) o ligeramente por encima. El segundo es el incremento de las rentabilidades de los bonos estadounidenses debido al déficit que presenta el país. Como tercer factor para el mercado de renta fija estaría la caída de la demanda de bonos en las subastas del Tesoro de EEUU que se produce en un contexto de menor compra por parte de bancos centrales extranjeros y como respuesta al fin de la flexibilización cuantitativa global.

La desconexión entre la política de la Fed y las tasas de largo plazo implica para BlackRock que ahora importa tanto la duración de los bonos en cartera como dónde se encuentra esa duración. El informe de la gestora para los próximos meses sugiere que los bonos de corto plazo ofrecen mejor cobertura para carteras, especialmente si se usa apalancamiento, y que puede haber más oportunidades fuera del mercado estadounidense tradicional. Aun así, el bono de EEUU a 10 años actualmente cae bajo el 4,2% de rentabilidad, lo que sitúa a la referencia en mínimos de abril (precio más alto en más de tres meses).

Los escenarios económicos que los mercados están valorando también difieren, según la firma. Actualmente, el mercado no estaría barajando un estancamiento económico en Estados Unidos, pero el escenario de un 'aterrizaje suave' estaría en duda. "En Europa, sin embargo, los retornos acumulados favorecen el 'aterrizaje suave', reflejando una visión más optimista", según explica Rosenberg. Además, las expectativas de recortes de tasas son similares para la Fed y el BCE, pero podría haber un mayor espacio para recortes Estados Unidos.

Así, la firma cierra el primer semestre con las siguientes expectativas de cara a los meses de más calor del verano (y de menor volumen en el mercado, históricamente): sobreponderan deuda de corta duración estadounidense como posición táctica mientras acortas su duración en bonos de larga duración. En deuda europea soberana también infraponderan porque los riesgos de crecimiento frente a inflación están balanceados. Lo mismo hacen con la deuda gubernamental nipona. Mientras tanto, se mantienen neutrales en deuda soberana china y británica y aumentan ligeramente su peso en deuda a corta duración en bonos corporativos con grado de inversión.

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